Parte 11: Amor de mis amores

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Tomás se fue y Josef se veía que estaba entrando en un colapso mental.

—Él no debe enfadarse, no somos nada y si nos besamos... Eso no tiene nada de malo —dijo Alejandra, pero se notaba el miedo en su rostro.

—Es mi mejor amigo, —esbozó Josef con un rostro bastante triste— se supone que ustedes se quieren, deben estar juntos y yo he arruinado todo.

—Eso no es cierto. Solo mira cómo te trató, cuando su enojo no viene ni al caso, eso no es un verdadero amigo. A mí siempre me había tratado mal y ahora como cambié mi físico, es cuando empecé a gustarle, ¿crees que voy a estar con alguien así? En cambio, tú eres diferente a él.

Hubo un momento de silencio.

—¿Qué quieres decir con que soy diferente?

—¿Qué te hace creer ese diferente? —preguntó Alejandra con una ligera sonrisa.

—Eso es lo que quiero saber.

—Que hombres como tú si valen la pena, Josef. En cambio, Tomás es tan superficial y... cree que es el centro del universo, pero tú eres todo lo contrario.

Las mejillas de Josef se ruborizaron en gran manera.

—Por eso no me arrepiento de haberte besado. —expresó Alejandra con entera sinceridad— Creo que de esa manera entendí que en realidad no me gusta Tomás, tipos como él hay muchos en el mundo, pero hombres como tú, muy pocos.

Pero, al parecer a Josef no le agradaba mucho lo que estaba escuchando; la noche anterior había hablado con su amigo sobre lo maravillosa que era Alejandra y cuan enamorado se sentía Tomás por ella, le había prometido que lo ayudaría a conquistarla y sería ese puente para que ellos dos estuvieran juntos. Sin embargo, con aquel beso había traicionado en gran manera la amistad que tenían.

—Lo siento Alejandra, pero yo soy amigo de Tomás y lo he traicionado, no puedo aceptar tus sentimientos, tú debes estar con Tomás, no conmigo; lo siento, además, yo no siento nada por ti... Yo estoy...

—Sé que eso no es cierto, Josef, —interrumpió Alejandra— nosotros siempre nos hemos llevado muy bien y fui tu primera novia ¿no crees que ahí debe seguir habiendo algo? Y Tomás en realidad no está enamorado de mí, es solo un encanto, tú mismo me habías aconsejado que me dejara de esa idea —insistió Alejandra.

—No... Alejandra, deja ese tema, entre tú y yo no habrá nada —se negaba. Alejandra se acercó y lo observó detenidamente— ya... Deja de insistir, entre los dos no hay nada y no lo habrá.

—Deja tus idioteces, me besaste, ya somos novios. Nuestros padres siempre han dicho que terminaríamos siendo esposos, así que date por vencido —le mostró una gran sonrisa y después le robó un beso—, ¡te veo en el salón! —se fue dando pequeños brincos.

Fue algo sumamente raro el cambio que tuvo Alejandra, pero era de esperarse, siempre había estado junto con Josef y él la trataba con gran cariño y aprecio, su primer beso se lo dio con Josef, quien fue su primer novio, tenían diez años, solo duró un mes y dos pequeños besos, pero fueron novios; eso era lo importante. Los rechazos que tenía que pasar Alejandra, el buen trato de Josef, todo aquello la había confundido.

Josef tenía miedo de lo que estaba pasando, Alejandra estaba cometiendo una equivocación al tener aquellos impulsos repentinos que solo la confundirían más. También estaba él, tenía muy en claro que no amaba a Alejandra, él quería a alguien más, quien conocía muy bien y sabía que sufriría al verlo con otra chica. Keidys.


Tomás estaba tirando todo lo que encontraba a su paso, se sentía traicionado y por su mejor amigo. Todavía no lo podía asimilar, ¿en realidad Josef era de ese tipo de hombres?

Ella era fea  - Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora