Capítulo 19: Yo soy tu primer amor

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 Alejandra se dio media vuelta y se marchó, Mateo empezaba a odiar a Claudia, había dañado todo.

—Mira... Tomás ya ama a alguien, por eso mismo no quiere nada contigo, él es novio de mi prima —explicó Mateo.

Claudia empezó a ruborizarse y sus ojos se aguaron en gran manera.

—Lo siento por ti, pero esa es la verdad, así que mejor busca a otra persona ¿sí? —se levantó del puesto y se marchó en busca de Alejandra.

La encontró sentada en una banca, estaba llorando y se veía muy lastimada.

—Tranquila —le dijo mientras la abrazaba.

—¿Por qué mi vida es así?, es tan difícil para mí el poder tener a alguien que me ame, es tan difícil que Tomás esté conmigo...

Alejandra abrazó fuertemente a su primo.

—Ay, Alejandra, tú sabes muy bien cómo es él... ¿por qué sigues con esa idea? Tomás no te merece.

—Pero, ¿cómo hago?, lo amo Mateo... Yo estoy muy enamorada de él...

—¿Es que acaso no existen otros hombres?, puedes conocer a chicos mejores que él ¿por qué no te das una oportunidad de conocer a más hombres? Te darás cuenta del desperdicio de tipo del cual estás enamorada —aconsejó Mateo. Alejandra sabía que él tenía la razón, pero simplemente no quería dejar de amar a Tomás.

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Josef estaba sentado al lado de Keidys, su corazón latía en gran manera, no asimilaba el hecho de que ahora estaban juntos.

—¿Y entonces ahora ya somos novios? —preguntó Keidys. A Josef sus ojos le brillaron de la emoción y desplegó una gran sonrisa.

—Keidys ¿aceptas ser mi novia? —tomó una de sus manos y le plantó un beso.

La joven estaba tan emocionada que se abalanzó y lo abrazó fuertemente. Quería llorar de la alegría, nunca pensó vivir un momento así de hermoso. Algo tan especial.

Quería contarle la noticia a alguien, no asimilaba que ahora era novia de Josef, su corazón bailaba de la emoción. Al llegar a su casa marcó el número de su amigo Gabriel, caminaba de un lado a otro mientras esperaba que él respondiera.

—Ah... Hola Gabriel, oye, tengo algo que contarte ¿tienes tiempo? ¿Dónde estás?

Keidys llegó a un parque donde a lo lejos estaba Gabriel sentado en un columpio, corrió hasta él y lo abrazó.

—¿Ya te hiciste novia de Josef? —preguntó Gabriel.

—¡Sí...! —gritó Keidys—, quería contarte, tú fuiste quien me dijo que aclarara las cosas en mi mente, si no fuera por eso yo no me habría dado cuenta. De verdad que eres bueno dando consejos —, Keidys se sentó en otro columpio que estaba al lado de Gabriel y empezó a mecerse—, me siento extraña, nos volvimos novios hoy y todavía no lo creo. Yo le dije que me gustaba y él no lo podía creer, después me pidió que fuéramos novios y yo no podía asimilarlo, fue muy raro.

—Eso es muy bueno... ¿ves que fue fácil? Solo debías dejar que pasara el tiempo y ya, ahora espero que duren mucho tiempo —Gabriel desplegó una sonrisa.

—Claro que sí, daré todo de mí para poder hacer que esta relación avance, ya lo verás.

—Bueno, realmente espero que sea así, aunque, tu genio es un poco difícil de controlar.

—Oye, Gabriel, ¿y tú?, siempre hablamos de mí, de todos mis problemas, pero muy poco me cuentas de tu vida.

—¿Qué te puedo contar? —Gabriel dejó salir un suspiro mientras alzaba su rostro al cielo tardío—, me acabo de mudar de país y ahora se me hace un poco difícil el tener amigos aquí, en el instituto todos son unos completos gilipollas que creen que el mundo gira a su alrededor, es una mierda —llevó su mirada a su amiga—. Por eso me paso el tiempo tomando fotos en parques y en una playa cerca de aquí. –Gabriel dejó salir un suspiro— ¿qué más te puedo contar? Eres mi única amiga por el momento. Y respecto a mi vida amorosa no tengo a nadie, sabes que prefiero las relaciones cortas, —notó que Keidys comenzaba a hacer un gesto de fastidio— bueno, no conozco a una mujer que me conquiste con solo mirarla.

—Oye, te puedo presentar a mi amiga.

—¿Tú mejor amiga? ¿La que tiene su vida amorosa hecha un desastre? No me metas en ese rollo, –Gabriel desplegó una sonrisa— si me llegara a enamorar de esa chica mi vida se volvería un desastre, ella no sabe lo que quiere para su vida.

—¿Por qué? Alejandra es una buena muchacha, lo malo es eso, está empedernida en un amor que nunca tendrá frutos. Me da tanta impotencia el solo recordar que ella está embelesada en ese idiota —Keidys empezó a enfadarse—, ay, es que me da tanto coraje, mi pobre amiga sufre innecesariamente —rodó su mirada a Gabriel quedando impregnada por los ojos verdosos de su amigo—. Ustedes harían buena pareja, tú eres lindo, amable..., cariñoso, amoroso, tierno, sabes tratar a las mujeres y te gustan los libros como a ella. Alejandra ama el arte y tú también, harían buena pareja —sacó de su bolso su celular y le mostró su fondo de pantalla donde estaban ellas dos muy sonrientes—, esa es Alejandra ¿cierto que es bonita?, espera y te muestro una foto donde se vea mejor —bastante animada buscó una foto en su galería—, mira, aquí estamos en el colegio, esa es Alejandra. Algo me dice que ella es de tu tipo ¿cuándo te la presento? Podemos acordar un día que estemos libres.

—No Keidys, deja ese tema ya... No quiero tener nada con ella —dijo Gabriel con una sonrisa amable.

—Bueno, tú te lo pierdes —Keidys subió sus hombros mientras hacía un gesto de desagrado, después quedó algo pensativa—. Si no te hubieras mudado de Santa Marta, tal vez la vida los hubiera juntado, aunque, todavía tienen esperanza, volviste y de pronto fue para que su historia de amor comenzara. No sé por qué, pero algo dentro de mí me lo dice.

Gabriel soltó una carcajada.

—Me mudé de esta ciudad cuando era solo un niño, —dijo Gabriel— además, la ciudad es muy grande, ¿cómo podría algo como eso suceder?

—Eres el típico chico que no cree en el amor, por eso la vida te castigará. 

Ella era fea  - Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora