Ryu

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Su corazón de la nada olvidaba como latir correctamente, era como si le hubieran quitado algo más indispensable que el mismo aire, sentía que está situación era injusta, ¿Por qué no podía ser feliz? ¿Quye tenía de malo si después de todo solo eran amigos? A este punto había reducido su futuro a dos posibles situaciones; talvez su corazón dejara de drenar la lluvia y poco se ahogaría en su propio sufrimiento, o talvez logrará superarlo (aunque pensaba que esa era poco probable) y pronto conocería a alguien más que ocuparía el lugar de ella, y que llenara el hueco que había ido creciendo en el centro de su corazón.

—No me voy a rendir tan fácil, esto no bastará para impedir que sea feliz—susurró sin fuerzas, como si lo dijera para intentar convencerse a si mismo.

—Ya deja de lloriquear, no importa si te escapas, si decides volver a verla, entonces volveremos a mudarnos hasta que por fin te des por vencido, niño tonto—dijo una voz sería y amargada.

La voz provenía de un hombre rubio alto y bastante intimidante, con una mirada fría capaz de hacer callar a cualquier sin pronunciar una sola palabra... A cualquiera excepto a Ryu, quien estaba decidido a volver a ver a su amada, así fuera por unos minutos, una "simple" amenaza no bastaría para intimidarlo y mucho menos para hacerlo renunciar a algo que amaba tanto.

—No trates escapar—dijo como si pudiera leerle la mete—¿O acaso prefieres que te envié a Kioto con tu padre?

—Él no dejaría que yo sufrirá de esta manera, porqué él no es monstruo sin sentimientos como tú.

—¡Cierra la maldita boca! Hay muchas mujeres en el mundo y pronto querrás estar con otra, y tú dices que la amas, pero ella no siente lo mismo, por que yo se que el dejaste tu número, pero no has recibido mensajes de nadie ¿O si? A ella no le interesas, no fuiste más que una forma de divertirse para esa chica.

—¡No es cierto!

—¿Entonces por que no se a puesto en contacto contigo? ¿Hay algo que yo no sepa?

Sus ojos se llenaron de lágrimas inmediatamente, ese hombre podía ser un gran monstruo, pero talvez ahora sí tenía razón, él debía superarla, o de lo contrario ni siquiera podrían volver a verse, si lograba demostrar que no sentía nada por ella, entonces talvez podrían al menos ser amigos.

Pronto empezó a mezclarse con otras personas y juntas lograron construir un débil refugio para la lluvia. A pesar de haber conocido a muchas personas, su mente y su corazón se negaban a dejar que alguien más ilumina sus días de la misma manera en que ella lo hacía.

A pesar de la terquedad de sus sentimientos, que yacían encerrados por una densa niebla su memoria decidió traicionarlo, está estaba expuesta a la lluvia y la cual borro algunos rasgos de la chica en la que había estado pensando, por más esfuerzo que el hacía para tener una fotografía exacta de como lucía, esto le trajo a su mente un mar de preguntas; ¿Si él empezaba a olvidarla, entonces por que ella debería recordarlo a él? Él habia pasado noches sin dormir tratando de hacer un retrato exacto de ella, y a pesar de eso, no podía recordarla bien, entonces ¿Por que ella debería recordarlo a él? Definitivamente era algo ilógico, su corazón no pudo evitar romperse al pensar que ella ya estaba con alguien más, no queria llorar de nuevo, no ahora, cuando pensaba que al fin se estaba recuperando, no quería volver a caer en aquel círculo depresivo, no ahora que había empezado a salir, el debía hacer algo para cambiar la situación, y lo haría rápido, ahora.

Días lluviosos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora