Tornado

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Justo cuando ambos pensaban que podían acostumbrarse a esa tormenta recibieron un cambio que impacto en sus vidas como un rayo en un árbol, cuando el dolor se había vuelto soportable y por fin habían drenado toda aquella lluvia de preocupaciones que los atacaba constantemente, justo en ese momento ocurrió un suceso de suma importancia que cambiaría el resto del tiempo que pasarían separados.

Rosse había desarrollado una gran amistad con Allan, se podría decir que era el segundo chico más importante en su vida, muy probablemente porqué el estaba dispuesto a oírla hablar de Ryu cuando fuera, sin embargo los constantes cambios de animo de ella lo preocupaban, pensaba que la culpa era de Ryu, nunca lo había dicho, pero cada vez le costaba más contenerse de ofenderlo cuando Rosse hablaba de él, no sabía por cuánto tiempo podría retener los potentes rayos que habitaban en su interior; un pequeño adelanto; no por mucho.

—Hace casi seis meses no sé nada de él ¡Ni un solo e-mail!—se quejó ella—¿Qué crees que le haya pasado?¿Estará enfermo?

—No lo creo—respondió él en tono seco.

Ella lo notó de inmediato, era algo raro en él por lo que la tormenta de preocupaciones que la envolvía se centro en él por un momento, ¿Acaso estaba molesto con ella?

—¿Qué pasa?—su voz sonaba seriamente preocupada—¿Estás bien?

—Yo sí, pero tú me preocupas—declaró con un tono de pesar—te la pasas pensando en alguien a quien probablemente no le importas.

—¡Sí que le importo!—exclamó con un cambio en su expresión.

—¿Entonces porqué te ignora? Más que una bonita relación a distancia, parece que eres un títere que se deja manipular.

Sus ojos se llenaron de lágrimas, sintió como un rayo la golpeaba, pero la furia dentro de ella se había convertido en una especie de armadura, el viento se volvió cada vez más fuerte y pronto se convirtió en un tornado de enojo que llenó cada  parte de su ser, la neblina dejo de ser triste, ahora más bien cubría todo aquello que habia vivido junto a él, su mano se movió mas rápido que sus pensamientos y se encontró abofeteándolo sin darse cuenta, algo en ella le pedía que se disculpara, pero tenía un nudo en la garganta que impedía que emitiera algún sonido. No esperó ni un minuto más ahí, se alejó con rapidez intentando callar los relámpagos de su mente.

Él tampoco la estaba pasando muy bien que digamos, sentía en cada momento como la neblina lo envolvía llenado su mente de penumbra, los relámpagos ahogaban cada ruido que provenía del exterior y le impedía concentrarse, él no lo notaba, pero fuera de esa oscuridad que lo envolvía había alguien que parecía sentir cada rayo que lo golpeaba, pero Ryy no se daba cuenta, había construido una especie de coraza para proteger su corazón, se había convencido a si mismo de que no le importaba a nadie, no le importaba sentirse así, de cierta manera había logrado que un rayo se deshiciera de sus sentimientos o al menos eso creía él.

Era tarde, alrededor de las 8:00 pm, de la nada su padre entro en la habitación sin previo aviso sacándolo de sus pensamientos abruptamente.

—Ryu—lo llamó con voz espera—alguien te busca.

—¿Quién?—preguntó confundido.

—Dijo que es tu amiga—contestó su padre no muy convencido.

El bajo a la sala con curiosidad, mantenía la mirada clavada en el piso, trataba de imaginarse de quien se trataba aquella visita tan inesperada, al llegar al salón also la mirada y su mirada se topó con el rostro de aquella chica que antes lo habia ido a visitar, recorrió su rostro con una mirada rápida tratando de adivinar cuales eran sus intenciones, pero no pudo descifrar nada dentro de aquellos ojos tan profundos que expresaban preocupación por una razón que para él era desconocida.

—¿Qué quieres?—preguntó con indiferencia.

Ella se tomó un minuto para pensar, tragó saliva y se armó de valor para poder responder con coherencia.

—Quiero saber si estas bien—respondió nerviosa.

Él puso los ojos en blanco y apartó la cabeza clavando su mirada en el diseño de la pared, trató de convencerse a si mismo que todo aquello tenía algo que ver con interés, pero la verdadera pregunta; ¿Interés en que?

—Ya te dije que mi estado de ánimo no es problema tuyo.

—¡Claro que lo es! Nos estábamos llevando bien y te alejaste de la nada ¡Me preocupas!—exclamó dejando de lado su tono nervioso de siempre.

—Aiko, eres una buena persona, no tienes porque soportar mi mal humor, además tú no me interesas, yo le soy fiel a alguien...—no alcanzó a terminar la frase pues la chica lo interrumpió.

—¿¡Por qué eres tan egocéntrico!?¡Tú no me gustas! Me preocupa que estes solo porque me agradas y nadie merece sufrir tanto—a ese punto la lluvia había borrado todo rastro de timidez en ella—¡Ni que fueras tan atractivo!

Él sintió como un par de nubes se corrían para darle paso a un pequeño rayo de sol que iluminó su rostro provocando que una sonrisa brotara de sus labios como si de una flor se tratara, sus ojos brillaron de una manera peculiar, no era amor lo que transmitían, si no más bien admiración hacia aquella chica que se había olvidado de ese perfil de timidez que la caracterizaba.

Otro rayo cayó en ese momento, pero no lo golpeó a él, le dió a la coraza que se había formado alrededor de su corazón y el tornado que había atacado a Rosse arrasó con aquella neblina que lo envolvía para darle paso a la luz del sol.

—¿Enserio?—fue lo único que logró salir de su boca en ese momento.

Ella asintió, se puso de pie y luego dijo:

—Por supuesto que sí.

—Bien... ¿Ya comiste?—preguntó intentando sacar conversación.

—Sí, pero si quieres, podemos ir por un café.

Sin pensarlo dos veces el asintió y sintió como su corazón se llenaba de alegría al saber que sus días dejarían de ser tan deprimentes.

Así es como un tornado puede tener efectos  tan opuestos, en el caso de ella destruyó la confianza que le había inspirado aquel chico que lucía tan amable dejándola expuesta a la tormenta nuevamente, y en el caso de él había destruido una coraza que los rayos habían construido para "protegerlo" sin que él pudiera hacer algo para evitarlo, dejándolo expuesto a los rayos de sol que se ocultaban tras aquella penumbra.

Días lluviosos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora