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CATALINA.

(enzojfernandez ha respondido a tu historia): no saludas a la mañana y te haces la linda encima

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(enzojfernandez ha respondido a tu historia): no saludas a la mañana y te haces la linda encima

(enzojfernandez): tira un msj aunq sea para saber que estás viva

(enzojfernandez): cuando definimos la sentencia?

Sonreí disimuladamente cuando vi los mensajes en la barra de notificaciones. Apagué el celular para intentar prestar atención a lo que planteaba el equipo de trabajo.

Sin embargo, mí mente divagaba por lugares muy distintos a la perspectiva del estudio este año. Las imágenes de hoy a la mañana volvían a mi cabeza, haciéndome creer que todavía estaba despertando ante la vista de Enzo durmiendo. Me sentía la mujer más privilegiada del mundo; su torso desnudo había acaparado la mayor parte de mí atención, pero tenía que hacer hincapié en cada detalle de él porque era hermoso. Observe minuscusiosamente su cara semi hinchada junto con sus labios, el pelo despeinado, sus brazos con los músculos levemente tensionados. Cuando un suspiro ronco rompió el silencio, fue suficiente para mí mísero ser. Corte rápidamente la llamada, sin cumplir con su pedido de despertarlo. Y no es porque no quisiera, sino porque la imagen sería demasiado para mí. Ahora lo lamentaba un poco.

—Torrente, nos estamos yendo— la voz de mi compañero me sobresalto. Habia perdido el hilo de la conversación desde que empecé a soñar despierta con el pelinegro.

—Si, sí. Me distraje con lo último que dijo Parra— mentí, agarrando mi cartera con torpeza.

Hizo una mueca de gracia.— ¿Otra vez en las nubes?

—Algo así.

Apure mí paso hacia la puerta de salida, con la esperanza de escapar de una incómoda situación. Pablo no perdía oportunidad para tirarme alguna  indirecta, invitarme a salir o molestarme. Tenía tres años más que yo, pero simplemente no me atrae. Es demasiado fastidioso, y no se cómo sacarmelo de encima. Tampoco quería parecer forra.

—¿Qué te parece si arreglamos para el jueves? Nunca más concretamos una cita— recordó, para mi lamento.

—No vamos a tener una cita, Giménez. En todo caso, podemos tener una salida, pero yo nunca acepte. Estoy demasiado ocupada— respondí, lo más cortes que pude.

—Bueno, usted misma lo dice. Es una salida. No tiene porqué negarmela...

—Te repito que estoy ocupada— sonreí falsamente, abriendo la aplicación de Uber en mi celular una vez que llegamos a la calle.

—Esta bien, no hay apuro— hablo, fingiendo despreocupación.— La llevo yo, Torrente.

—Ya está en camino el auto, le agradezco.

—Pero es peligroso, es muy tarde para que vaya sola— insistió, tomandome del brazo.

—Te vuelvo a dar las gracias, Giménez, pero ya pedí el auto— no pude evitar la frialdad en mi tono de voz, ya que me había molestado su toque.

𝗔𝗕𝗢𝗚𝗔𝗗𝗔 | 𝗲𝗻𝘇𝗼 𝗳𝗲𝗿𝗻𝗮𝗻𝗱𝗲𝘇 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora