Lo quiero de vuelta

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Nines entró al hospital viendo uno de los doctores a cargo de "Tomy" el amigo de Oliver. Avanzó hacia él quien le sonrió al instante.

-Lleva despierto unas diez horas, ya está lucido y puede hablar con él, pero debo advertirle sobre su estado mental, por favor, sea cuidadoso y escoja muy bien las palabras ya que está muy delicado -Advirtió el doctor mientras avanzaba hacia el cuarto del joven.

Nines caminó en silencio entrando al lugar en cuanto el doctor le dio el pase, miró en su interior viendo al joven voltear hacia él, su piel ya no tan pálida pero aun algo amoratada.

-Creí que vendría Gavin...

-Está muy preocupado y algo nervioso por su hermano -Aclaró Nines deteniéndose junto a la cama mientras acomodaba sus manos tras su espalda.

-¿Por lo menos está en sus cinco sentidos? -Preguntó arrugando un poco su nariz, un pequeño gesto que llamó la atención del androide.

Nines entornó sus ojos viendo al menor.

-Creo que sabes por qué estoy aquí -Susurró suave haciendo que el muchacho volteara al frente apretando los labios- No puedo igualar el miedo y dolor que sufriste...

-No sé donde está, me apartaron de Oliv, estábamos en un lugar donde no llegaba la luz -Interrumpió volteando hacia el androide- No tengo nada más que decir, no sé quienes eran o donde estábamos, incluso sólo puedo decirte que estaba tan drogado, que ni siquiera sé en qué momento salí de la oscuridad.

-Aquí estas a salvo, tu estadía aquí es confidencial, Gavin... -Se interrumpió en cuanto vio al muchacho reír sin gracia- ¿Qué es tan gracioso?

-Gavin, Gavin... Todo esto es porque el adicto no quiso buscar a su hermana.

-¿Hermana? -Preguntó notando la expresión de asco en el muchacho.

-Oliv nació siendo un niño, pero inició su transición de sexo hace unos años, por eso se mudó, porque Gavin no soportaba ver que un miembro de su familia era un puto maricón, como lo llamaba él.

Nines mantuvo la mirada en el muchacho, este suspiró bajando la mirada hacia sus manos heridas,  meneó la cabeza y volvió hacia el androide.

-Ella ama a sus hermanos, pero le dieron la espalda y cuando volvió a Detroit Gavin dijo que esperaba ver un hombre y no un amanerado -Volvió a reír sin gracia- Se supone que él iría a buscar a Oliv, el viaje es de unas trece horas en auto, pero él se ofreció a hacerlo. Recuerdo que discutieron y él sólo le envió el dinero, yo me ofrecí a acompañarla, no sé en qué momento nos drogaron pero sólo recuerdo que en un momento iba a tomar un bus y al siguiente estaba en una habitación oscura.

-Siempre busqué un hombre -Susurró suave buscando en sus recuerdos- Él siempre habló de un hombre.

Tomas miró al androide algo confundido, este pasó la mirada por los ojos del humano.

Muy cerca de los bares nocturnos había un lugar muy especial, un lugar en donde era muy fácil ocultar a alguien como Oliv.

-Sé donde está.

Tomas miró a Nines con incredulidad, el androide volteó para salir de ahí sacando su celular para llamar a Connor pero la red se veía interrumpida, por lo que colgó para llamar esta vez a Gavin, pero su teléfono estaba apagado. Gruñó mientras pedía un taxi hacia su casa, necesitaba hablar con su hermano para ya que este tendría muchas mejores ideas.

El ascensor es uno de los artilugios que más le gustaban a Nines, pero esta vez estaba en el segundo piso y estaba subiendo, por lo que no tenía paciencia para esperarlo, por lo que subió rápido por las escaleras, un lugar pequeño y húmedo que odiaba. Siempre odió ese extraño lugar, siempre era consiente de cada paso ya que los escalones eran antiguos, quizás reciclados y odiaba ser tan consiente de todo y esta vez no fue la excepción, entre algunos peldaños vio unas gotas casi secas de algún liquido, pero no se detuvo a investigar, sólo quería llegar a casa y decirle a Gavin que sabía donde estaba su hermano... o hermana.

En mis manosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora