Un Interrogatorio Raro

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El venezolano miró al oficial con algo de pena; sabía que lo habían llamado por culpa suya, al oficial lo conocía; lo conoció cuando era joven. Bajó la mirada, regañándose así mismo. Su mente volvió al limbo; el pequeño espíritu llorón le echaba la culpa al americano mientras se abrazaba a la pierna del latino, mientras que el espíritu más grande tomaba a Rémi de la cabeza riendo en la cara del policía.

—No, no, solo es un extranjero que está grave desde el incidente del ascensor y tengo de tarea cuidarlo.

Sonrió suavemente para que el oficial no se preocupara; aunque por sus ojos y sus marcas notablemente las cosas no estaban bien, Rémi se acomodó el cuello de la camisa que llevaba para que no se notaran las marcas.

—Me tropecé, perdón, soy muy estúpido; tuve un accidente con una máquina de cintas de nuevo. No es nada.

El oficial miró al venezolano, quien mantuvo su sonrisa relajada. Explicó que tenía que realizarle unas preguntas al americano; así que Rémi aceptó y lo dejó pasar para irse a la cocina algo apenado.

—¿Oficial quiere comida para llevar? ¿Le da tiempo para quedarse a desayunar? ¿Desea algo en especial? Tenemos alitas de pollo, sopa, guiso de carne, res, arepas, ¿qué desea?

Christopher miraba al hombre con interés. No veía ningún espíritu alrededor, pero su presencia no lo hacía sentir cómodo de ninguna manera. Evitaba mirarlo a los ojos, esperando a que empezara con su interrogatorio.

"¿Quién es este tipo?"

Vio que el oficial pedía unas alitas de pollo con algo de salsa extrapicante. Parecía que detestaba las cosas simples.

El venezolano acató la orden y empezó a servirle. Estaba muy nervioso, ¿Por qué iba a interrogar al americano?; no tenía sentido. La idea de que extraños estuvieran en su casa le causaba ansiedad.

"Relájate. Sé que no te agrada esto, pero en algún momento tenía que pasar... Solo sonríe, entrégale sus alitas y ya está".

Después de preparar una salsa picante casera, le entregó el plato de alitas y su salsa. Agachando la cabeza, señaló la puerta.

—Bueno, mi presencia no es necesaria aquí; me iré a trabajar, con su permiso. —dice dispuesto a marcharse, podía sentir una ola de miles de pensamientos, hasta que uno de ellos pasó por sus oídos.

"Quédate... Ahora..."

Ni siquiera parecía algo suyo, era como si escuchara a alguien más... Así que tragó hondo y dio media vuelta, regresando.

—Disculpe, me voy a quedar en mi habitación por un momento...

Cristopher nunca se había sentido tan incómodo con un oficial de policía; el hombre lo miraba a ratos a él y al venezolano, como si quisiera deducir qué relación llevaban ambos.

—¿Entonces dices que tu única relación con Kristoph fue que te trasplantaron sus córneas?

—Sinceramente, sí.

—¿Y que solo deseabas conocerlo para darle las gracias?

Si... Sonaba patético.

—Casi toda mi vida he sido ciego, oficial. Debería entenderlo...

—Sí, sí, es que la historia es demasiado inverosímil —dijo soltando una pequeña risa.

Christopher no entiende qué es lo gracioso.

—La verdad, no tenía idea de que él estaba muerto hasta que me encontré con su esposo y me dijo que él estaba desaparecido desde hace dís. No tengo nada de información para ayudarle.

El hombre se queda en silencio y entonces de su chaqueta saca una pequeña tarjeta que después deja sobre la mesa.

—No se vaya de la ciudad entonces, le aseguro que es una parte fundamental del caso que vamos a abrir.

—Está... ¿Queriendo decir que soy el sospechoso principal?

El oficial esboza una sonrisa, ladeando la cabeza y mirándolo con algo de pena.

—Desgraciadamente no está en una posición muy favorecedora... Pero hay alguien incluso más culpable que usted.

"Es Valentinno, ¿Cierto?"

El tipo se fue, no sin antes dedicarle una mirada larga al venezolano, Rémi había estado tratando de calmar cualquier síntoma de ansiedad de la situación, rezando para que éste no notara sus heridas en el cuello, pero cuando levantó la cabeza y vio cómo el oficial le miraba fijamente, entendió que... Era una amenaza...

Al dejarlos ambos nuevamente, el americano miró a Rémi.

—What the hell...?

Rémi sentía mareos; levantándose en silencio mientras ciertos recuerdos perturbaban su cabeza.

Sangre. Frio. Ira. Satisfacción. Calma

Recordaba las sensaciones y recordaba un poco de lo que sucedió... Pero estaba perturbado siempre que recordaba aquella vez; sentía que debería de volver a cortarse. Así que fue rápido a tomar sus pastillas, mientras Valentin, el cual se había olvidado de las llaves de su consultorio, había visto cómo el oficial finlandés se iba. No estaba feliz con la visita del sujeto y le explicó a Christopher la situación.

Al parecer, el oficial Ottof antes iba al piso de Rémi con regularidad para conseguir una nueva sesión con Kristoph, el cual había dicho que terminantemente no iba a realizar. El venezolano empezó a rascarse las muñecas con notable incomodidad; desviaba la mirada a otro lado. No quería más problemas, pero parecía que la vida siempre lo perseguía con ellos, lo cual complicaba totalmente las cosas, haciéndolas mucho peor, sobre todo para él. Podía sentir la enorme tensión de aquella habitación, la cual podía cortarse con un cuchillo tan fácilmente. Apretó los ojos mientras agachaba la mirada, tragando grueso.

—Sí, es un sujeto muy raro, es sexy, pero completamente aterrador; podría incluso decir que este enfermito tiene una clase de interés por Rémi. Siempre tuvo una clase de choque con el ruso quien siempre lo ponía en su lugar, jajaja.

— ... D-Deja de decir estupideces...Valentin.. —después de tomar su medicina, se sintió un poco mejor, solo respiró hondo, tratando de calmarse, cerrando los ojos por un instante.

█[♣♣]█

—¿Este es el muchacho acaso?

Dice el oficial novato finlandés, mirando al pequeño niño de 11 años de edad, cubierto de sangre en una celda, usando solamente un andrajoso trapo agujereado que, al igual que él, estaba sucio y cubierto de sangre; en sus manos tenía una funda de almohada también toda manchada; el niño tenía una mirada... Era indescriptible. Estaba, desnutrido, delgado hasta un punto alarmante, cabello largo y sucio, completamente descuidado, sus pies maltratados y azules por el frío que pasó en la nieve con sus uñas moradas. Tenía los labios secos y quebrados, pero lo más perturbador, eran sus ojos.

—¿Qué tiene en la funda, señor?

—Tú bien lo sabes muchacho.

█[♣♣]█

El latino apretó los labios, teniendo ganas de llorar, respiró hondo y dejó que Valentinno se fuera luego de devolverle las llaves, desgraciadamente, el latino estaba obligado a quedarse con este sujeto que estaba mal de la cabeza.

—Bien, ¿alguna otra duda con Kristoph? Ayer te desmayaste y no pudiste preguntarme mucho. —dice esperando una respuesta; yendo hacia la cocina para ir precalentando algunas de las comidas. Ya pronto sería la hora del almuerzo.

El chico permanecía tranquilo, aunque atento a cualquier movimiento extraño que fuera a realizar el americano, después de todo, ya lo había ahorcado una vez de golpe.

¿Quéle impedía hacerlo de nuevo?

𝔼𝕝 𝔻𝕠𝕟𝕒𝕟𝕥𝕖 𝕄𝕒𝕝𝕕𝕚𝕥𝕠 ||RUSVENE||USAVENE|| BL ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora