𝔼𝕝 𝔻𝕠𝕟𝕒𝕟𝕥𝕖 𝕄𝕒𝕝𝕕𝕚𝕥𝕠 ||RUSVENE||USAVENE|| BL ||

Una Despedida Reflexiva

Al parecer, una anciana que se encontraba hospedada en la habitación de al lado había escuchado la discusión y se había puesto nerviosa. Pensó que el recepcionista los separaría, pero se puso cada vez más y más inquieta al escuchar golpes contra el piso y las paredes. Llamó alarmada a un hombre que era amigo suyo en el hotel y el mismo había llegado con una pistola para ver qué demonios estaba pasando. Y al ver que uno de los involucrados planeaba escapar, él le dio con el mango del arma con toda la fuerza del mundo contra la nuca.

—Ya se le está bajando un poco la hinchazón... —murmuró Christopher, ahora con Rémi en la cama.

El hombre, que se había presentado como Walter, solo estaba de pie y en silencio mientras observaba a los ricitos de oro atender al muchacho inconsciente.

—Are You a Couple?

Christopher detuvo sus manos para girarse y mirar a Walter. Su pecho expulsó todo el aire que había estado manteniendo en sus pulmones; casi sentía que podía llorar de la felicidad.

—Do you speak English?

—Of course.

—Oh man... Eso es un alivio...

Walter seguía manteniendo la distancia.

—¿Por qué ustedes dos estaban peleando?

—Yo... Realmente no lo tengo claro —miró hacia el rostro durmiente de Rémi—Creo que yo esperaba algo que él no estaba listo para entregarme y tampoco tenía por qué hacerlo. Él realmente no me quería de esa manera: estaba viendo en mí a otra persona.

Walter aguardó un momento antes de soltar un suspiro. Benditas fueran las peleas de pareja, se entretenía más con ellas que hablando con ese cura chismoso que tiene de vecino.

—¿Y todo eso pasó en su luna de miel?

—¿Qué...? Oh no, no estamos casados.

—¿Son amigos con derechos? ¿Amantes? Súcubos? ¿Marido y marido?

—... Podría decir que la primera... Pero eso fue lo que la cagó.

Walter soltó una risa.

—¿Entonces una calentura dañó una amistad? Amigo, debes estar bromeando.

Christopher resistió el impulso de decirle "viejo marica, hablo en serio", pero ya era demasiado conque Walter no hubiera llamado a la policía o al recepcionista con tremenda pelea.

—Empezamos a conocernos cuando él se enteró de que su esposo falleció.

—Oh... —entonces el problema era más grave de lo que él creía—¿Te pareces al difunto?

—Para nada

—Entonces los dos estaban en una especie de... ¿triángulo amoroso? Amigo, si él estaba pasando por un luto, no debiste comprometer el pito con los sentimientos... Por lo menos te hubieras asegurado de no ilusionarte; es obvio que él no estaba listo para eso.

—Mantuve la distancia tanto como pude, en serio. Pero... No sé por qué lo permití...

—¿No será que estabas desesperado por no sentirte solo?—se burló—¿No será que querías algo de compañía?

—No lo sé.

"Estaba asustado..."

—¿Sabes? Hubo una vez un tipo llamado Sloss que comparó las relaciones románticas con los rompecabezas.