Capitulo 16

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Giró hacia mí y nuestros ojos se encontraron en un instante lleno de sorpresa y confusión. Su mirada penetrante, de un verde intenso, parecía buscar una respuesta en la profundidad de mi ser. Las luces que tenía entre las manos resbalaron de sus dedos y cayeron al suelo con un sordo tintineo. Sin apartar la mirada, se acercó a mí y me sujetó con firmeza de los hombros, como si quisiera aferrarse a algo que estaba a punto de perder.

¡No es lo que parece! —exclamó, tratando de explicarse mientras la mujer al fondo mostraba una expresión de desconcierto—. Bueno, en realidad sí, es lo que parece. Ella es mi esposa.

Las palabras resonaron en el aire como un golpe directo a mi corazón herido. Sentí cómo algo se rompía dentro de mí, pero no quería escuchar más. No quería conocer los detalles de esta farsa que había invadido mi vida y había dejado mi corazón destrozado.
Aparté bruscamente sus manos de mis hombros, retrocediendo varios pasos para mantener la distancia entre nosotros. Mi mirada se encontró con la tristeza en el rostro de la mujer, que parecía estar sufriendo aún más que yo.

—Craig... ¿Qué estás diciendo? —preguntó con voz quebrada, buscando respuestas que tal vez ni él mismo podía ofrecer—. ¿Quién es este hombre?

No soy nadie —respondí con voz apagada. Retrocedí aún más, tratando de escapar de esa situación que me estaba aplastando el alma, mientras Craig intentaba desesperadamente volver a sujetarme, como si pudiera deshacer todo el daño con solo una palabra.

Richie, por favor, escúchame —insistió, tratando de tomar mis manos, pero me resistí. Su voz temblaba, cargada de arrepentimiento—. ¡Me casé porque intentaba olvidarte! Pensé que podría vivir sin ti, pero en el último año me he dado cuenta de que eres lo que más amo en mi vida.

—¡¿Craig?! —exclamó la mujer, al borde de las lágrimas. Se acercó a él y agarró su suéter con fuerza, buscando respuestas que parecían escaparse entre sus dedos.

No debí dejarte, ¡soy un idiota! Yo... te amo —confesó Craig, sus palabras resonando en el aire y destrozando a la mujer y a mí. Ella comenzó a llorar, mientras le gritaba a Craig, desesperada por entender lo que todo esto significaba y por qué la había ignorado. Y yo, sentí un dolor que pensé que había superado, pero que siempre había estado latente, esperando el momento oportuno para recordarme que aún estaba ahí, intacto.

Mi voz salió entrecortada, luchando contra el nudo que se había formado en mi garganta.

Craig... ¿Por qué eres tan cruel? —pregunté, tratando de mantener la compostura a pesar del dolor que me embargaba.

Craig me miró con los ojos llenos de pesar, pero no encontré ninguna respuesta en su mirada. Parecía estar luchando consigo mismo, atrapado en un torbellino de emociones contradictorias.

No quería lastimarte, Richie. Nunca quise causarte tanto dolor —susurró, su voz cargada de remordimiento.

La mujer, aún llorando, se acercó a nosotros, buscando una explicación que también parecía escaparse de las palabras de Craig.

—¡¿Cómo pudiste hacer esto, Craig?! —le reprochó, con voz temblorosa—. Nos prometiste que seríamos felices juntos, que construiríamos una vida juntos. ¿Y ahora resulta que él... él es lo que realmente quieres?

La mujer sujetó el brazo de Craig, desesperada por retenerlo mientras lloraba y le suplicaba que le dijera algo. Yo solo pude observar en silencio, sintiendo cómo la distancia entre nosotros se volvía cada vez más amplia. Craig me miró mientras se alejaba, sin apartar la vista de mí.

Libre albedrio | CreekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora