Capitulo 8

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Martes:

Era casi la hora de cierre en el Tweak Bros Coffee. Tweek se encontraba detrás de la barra ordenando los últimos platos mientras Samantha, su mejor ayudante, atendía a un último cliente. De pronto, Karen salió del baño y se unió a ellos.

-Craig definitivamente es... peculiar- comentó Tweek reflexivo.

-¿Extravagante?- sugirió Samantha con una sonrisa.

-Solo es guapo- señaló Karen sin embargo.

Tweek soltó un suspiro. Hablar de Craig siempre le provocaba sensaciones contradictorias.

-Chicas, lo que quiero decir es que Craig es complejo- explicó. -A veces ni yo mismo logro entenderlo.

-Prefiero la palabra "único"- aportó Samantha.

-No es "único", solo es extraño.- Tweek se detuvo en su quehacer y observo a sus empleadas.

-¡Esta enamorado!- Dijeron las dos chicas al unísono.

-¡No es así!- negó con vehemencia, intentando hacerles entender que esa historia ya pertenecía al pasado.

-Vino a verte todos estos días.- dijo Samantha -Vamos, eso es romántico.

-¡Que tierno!- Añadió Karen soñadoramente -¡Volver a tu ciudad natal y reencontrarte con tu primer amor!-

-Ese chico definitivamente siente algo por ti -opinó la primera empleada. Sus ojos se iluminaron con picardía -¿O acaso vino a pedirte dinero?-

Tweek le lanzó una mirada de reprimenda. Samantha respondió con una risita:-Entonces es amor- concluyó risueña.

-¡Debe ser amor, nadie va a ver a alguien todos los días porque si, ni mucho te invita a citas romántica!-

-Ojala mi novio me llevara a sitios abandonados...- Ambas mujeres pensaron en lo adorable y romántico de la situación (Claro que a su manera).

-¡Dejen de!... Ni para qué les cuento si luego no dejan de molestar- musitó con aire enfadado -Ya váyanse, es tarde.

Las dos jóvenes terminaron de burlarse cariñosamente de su jefe antes de irse. Tweek siguió barriendo solo, envuelto en sus pensamientos. De pronto, el golpeteo de la puerta lo sobresaltó. Al darse la vuelta, toda la sangre se le subió al rostro: del otro lado del cristal estaba Craig, sonriendo con un hermoso ramo de flores en las manos.

-¡¿Pero qué demonios?! - exclamó Tweek para sus adentros.

Avanzó hasta la entrada conteniendo los nervios. Hizo señas a Craig indicando que estaban cerrados, aunque por dentro un torbellino de emociones amenazaba con hacer erupción. ¿Acaso las chicas tenían razón? Craig hablo pero su voz es opacado por el vidrio entre ellos. Con dedos temblorosos, Tweek buscó las llaves en sus bolsillos y abrió la puerta, apoyando el cuerpo para impedir el paso. El corazón amenazaba con escapársele del pecho.

-Esto no es cementerio.- espetó mirando fijamente a Craig

-¡Ah!- Craig quedo con la boca abierta y bajó la vista apenado hacia el ramo -Esto... no, son de mi madre.

Tweek enarcó una ceja, escéptico. ¿Flores a altas horas de la noche? La excusa no sonaba convincente. Un pesado silencio se instaló entre ellos. Craig, incómodo, comenzó a explicar torpemente alguna anécdota familiar que justificara el obsequio. Tweek esta nervioso y apenas puede pensar con claridad, por lo que solo intenta buscar las palabras correctas. Tweek buscaba desesperadamente las palabras adecuadas para romper el hielo, pero los nervios nublaban su mente.

Libre albedrio | CreekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora