Este ya no lo continúe pq me aburrió. (:
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Justo frente a mí, se encontraba el fotógrafo con un gorro ridículo en la cabeza, luciendo absolutamente disgustado. Sostenía una cámara profesional en sus manos, ocupado arreglando la lente como si hubiera fallado al capturar el momento preciso.
Giré mi cabeza lentamente, sintiendo un escalofrío recorrer mi cuerpo como si acabara de emerger de un lago congelado. El sudor frío perlaba mi frente y noté un líquido cálido deslizándose por mi nariz hasta llegar a mis labios. Mi mirada se posó en mi joven pareja, un Tweek sin cabello negro y tan joven, un auténtico adolescente.
Vestía un elegante chaleco negro que resaltaba su figura esbelta, una camisa celeste claro que hacía juego con sus ojos azules llenos de preocupación. Casi podía sentir que estaba a punto de derramar lágrimas.
Observé detenidamente su atuendo, sin poder evitar rememorar su preciosa ropa de graduación. Mi garganta se apretó y las lágrimas amenazaron con brotar de mis ojos. Era difícil creer lo rápido que había logrado volver.
—¡Jesús! ¡Estás sangrando! —exclamó Tweek, visiblemente alterado, mientras buscaba torpemente algo en los bolsillos de su pantalón.
A pesar del dolor, me levanté con determinación y no pude resistirlo: le planté un beso. Sabía que mi boca estaba manchada de sangre y el hecho de que vomite no ayuda, pero en ese momento nada más importaba. Lo abracé, atrayéndolo hacia mí, y aunque quedó congelado en su lugar, no me rechazó. En ese instante, escuché el sonido del clic de una cámara y luego la brillante luz del flash. Cuando finalmente lo solté, me di cuenta de que el fotógrafo nos había capturado en una foto. Tweek se encontraba en estado de shock.
—Uh... —me quedé mirándolo, con el rostro ligeramente enrojecido. Le quité el pañuelo de sus manos y le limpié los labios con delicadeza.
Tweek me miró con una mezcla de sorpresa y diversión en sus ojos, antes de soltar una risa suave y contagiosa.
—Eso... debió ser asqueroso —comenté con una sonrisa, tratando de aliviar cualquier incomodidad que mi acción pudiera haber causado.
—No fue tan malo como imaginaba —respondió Tweek, con una chispa juguetona en su mirada.
La risa nos envolvió, deshaciendo la tensión que se había formado por mi gesto inesperado. Aunque se preocupó por mi bienestar, lo negué tanto que, al final, él me creyó. Tweek tomó mi mano y me condujo lejos del improvisado escenario.
—Manché tus zapatos... —mencioné mientras caminaba a su lado, sintiendo una ligera ansiedad.
—¿Importa eso? —respondió con una sonrisa tranquilizadora.
Nuevamente nos encontramos en medio de la pista de baile, donde todo parecía encajar a la perfección. Su mirada se encontró con la mía, y la emoción se apoderó de mí. Lo abracé con fuerza, apoyando mi cabeza en su hombro, sintiendo la calidez reconfortante de su abrazo.
—¿Qué pasa? —preguntó, manteniéndose inmóvil—. ¿Te duele algo?
Respiré profundamente, intentando calmar mi acelerado corazón.
—No, no me duele nada. Estoy bien, de verdad. Solo... estoy agradecido de tenerte aquí, de tener a alguien como tú a mi lado. Estar contigo es lo único que importa.
Aferré su cuerpo con fuerza, temeroso de perderlo de nuevo, mis lágrimas empaparon su camisa y sentí que me desmoronaría si lo soltaba.
—Perdón —murmuré en un susurro que parecía perderse en la música estruendosa.
—¿Craig? —Tweek forzó que levantara la cabeza y finalmente contempló mi rostro lloroso—. ¡¿Qué pasa, por qué lloras?! ¿No querías bailar? ¡GAH, mierda!
Sus ojos se movieron en todas direcciones mientras la ansiedad aumentaba. Mi encantador chico ansioso, lo había extrañado. Sujeté su mano antes de que se dirigiera a su cabeza, evitando que se jalará el pelo.
—No, lo siento, es solo que... Pienso que eres lindo —
Eso hizo que Tweek se avergonzara, pero rápidamente replicó: —¡No desvíes el tema!
Reí, ahí estaba.
—Es solo que me siento feliz. Yo... No fui honesto contigo. —
Sostuve sus caderas con mis manos, pero Tweek las movió más arriba. Luego, apoyó sus brazos en mis hombros.
—¿Por qué? —dudó mientras ambos nos balanceábamos al ritmo de la música rock. Bailando lento mientras todos los demás parecen salvajes.
—Nunca pude ser completamente sincero contigo, porque siempre tuve miedo —confesé, observando cómo la expresión de Tweek se relajaba ligeramente.
—¿Miedo? ¿Miedo a qué? —preguntó Tweek con curiosidad, buscando entender mis motivos.
Tomé un respiro antes de responder, tratando de encontrar las palabras adecuadas para explicar mis sentimientos.
—Tenía miedo, Tweek —respondí sinceramente—. Tenía miedo de perderte, de arruinar nuestra relación. Me aterraba la idea de que si supieras la verdad sobre ciertas cosas, te alejarías de mí. Pero ahora me doy cuenta de que mi miedo solo nos ha alejado aún más.
Tweek tomó mis mejillas entre sus manos, acariciándolas con ternura mientras limpiaba con delicadeza las lágrimas que habían empezado a brotar de mis ojos. En ese momento, recordé lo mucho que había extrañado esa expresión comprensiva en su rostro, la forma en que podía transmitirme tranquilidad sin necesidad de pronunciar una sola palabra. Aquello solo hizo que las lágrimas fluyeran con mayor intensidad.
—Lo siento, Tweek. Lo siento mucho por no haberte sido honesto desde el principio. Me di cuenta de que mi miedo solo nos ha hecho daño, y quiero cambiar eso. Quiero ser completamente transparente contigo, sin importar las consecuencias. Te amo demasiado como para seguir escondiendo partes de mí mismo.
Tweek me miró fijamente, sus ojos reflejando una mezcla de emociones. Luego, lentamente, esbozó una sonrisa triste pero reconfortante.
—Yo también te amo, y siempre lo he hecho. Pero, ¿por qué estás llorando? —preguntó Tweek, su voz suave y llena de preocupación.
Mis palabras se atascaron en mi garganta, y luché por encontrar la manera de expresar lo que sentía. Las lágrimas seguían fluyendo, y me sentí abrumado por la emoción del momento. Tomé una respiración profunda antes de responder.
—Yo quiero un futuro mejor para los dos. Quiero estudiar, salir de este pueblo
Tweek estalló en risas, mientras se limpiaba una lágrimita que se escapo.
—Espera un momento —dijo entre risas—. ¿Estás llorando porque quieres ir a la universidad?
En ese momento, sentí cómo la vergüenza me invadía. Me maldecí a mí mismo, sintiéndome como un niño pequeño e indefenso.
—Sí... —respondí tímidamente, sintiendo cómo mis mejillas se teñían de rojo—. Sé que puede parecer ridículo.
Tweek tomó suavemente mis mejillas entre sus manos y las apretó, jugando.:—¡Pensé que yo era el ansioso! —bromeó—. ¿Quién es ahora el emocional? Vaya, sí, ¡Eres tú!
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Libre albedrio | Creek
Fanfiction"Si pudiera volver el tiempo atrás, nunca me hubiera casado con Tweek", ese era el pensamiento constante de Craig. Llegar a los cincuenta y sentir que no haz hecho nada significativo en tu vida, es una sensación horrible, ¿Qué harías si pudieras vol...