Al día siguiente cuando despertó, Craig se encontró más sereno. Sus padres no lo interrogaron sobre su paradero nocturno dado que ahora era un adulto que podía tomar sus propias decisiones. Aun así, su madre amablemente le sugirió que les avisara a donde iba por si su esposa Claudia preguntaba sobre él, Craig acepto (aunque un poco a regañadientes). Durante el desayuno, su madre preguntó si asistiría a la feria anual del pueblo que tendría lugar ese fin de semana. Craig levantó la vista de su taza y negó, no es aficionado a lugares abarrotados de gente donde cuesta relajarse.
Craig salió de su casa hacia el exterior, donde su automóvil esperaba al final del camino de entrada. Se detuvo un momento para contemplarlo, dudando entre tomar las llaves y partir, o demorarse un rato más yendo caminando.
Craig estacionó el auto a una cuadra de la ubicación del local de Tweek. Tomó la bolsa que reposaba a su lado, silenció su teléfono para evitar interrupciones no deseadas y salió del auto con una pequeña sonrisa que no podía suprimir. Una corriente eléctrica recorrió su cuerpo, haciendo cosquillas en las puntas de sus dedos. Observó el establecimiento con la esperanza de divisar la cabellera teñida de negro de Tweek, pero no encontró rastro de él.
Decepcionado de no ver a Tweek, eligió una mesa tranquila al fondo. Una mesera le ofreció un menú pero él declinó amablemente: "-Estoy esperando a alguien-," informó Craig, y la joven camarera retiró el menú antes de retirarse discretamente.
Su mirada vagó distraídamente por el acogedor interior mientras esperaba, tamborileando los dedos y buscando alguna señal del hombre a quien había ido a ver. Craig miro el lugar e intento recordar su antigua vida. No pasó mucho tiempo antes de que Tweek hiciera su entrada con su cabello recogido en una coleta y enfundado en un delantal negro con el logotipo de la cafetería, Tweek no percibió la presencia de Craig. Desde su posición, Craig pudo observarlo detenidamente.
El calor del mediodía se filtraba por las ventanas, tiñendo el aire con una languidez dorada que parecía impregnarlo todo. Entre el murmullo del local, el tintineo de vasos y el aroma a café recién hecho, Craig lo vio.
Tweek se arremangó la camisa con un movimiento natural, sin darle importancia, pero para Craig fue como si el tiempo se ralentizara. La tela se deslizó sobre su piel, revelando unos antebrazos que no recordaba así: firmes, esbeltos, con una definición discreta pero innegable. No era la primera vez que lo veía hacer aquello, y sin embargo, algo en esa simple acción lo atrapó por completo.
Sus ojos recorrieron el dorado casi imperceptible del vello que cubría su piel, el contraste entre su pálido tono y la calidez de la luz que lo acariciaba. Cada detalle de él, cada matiz de su figura, era como si lo estuviera viendo por primera vez, y Craig se sintió atrapado entre la sorpresa y una emoción más profunda, más difícil de nombrar que se arremolinaba en su vientre y descendía filtrándose por cada vena.
Había cambiado. No solo su cuerpo, no solo la fuerza que ahora se insinuaba bajo su ropa. Su porte era diferente, más firme, más seguro, y lo que más lo desconcertaba: la ausencia de los temblores y tics nerviosos que solían acompañar a Tweek como sombras fieles habían desaparecido. Ahora, su voz sonaba clara y segura; su porte era firme, como si hubiera encontrado una paz interior que antes le había sido esquiva. Craig sintió una punzada de algo que no podía definir, algo entre la nostalgia y el asombro, al verlo tan distinto, tan... completo. Pero luego otro sentimiento opaco a los otros, se sintio culpable viendo a esta versión de su esposo, corrijo, ex-esposo ¿Qué cambios fueron necesarios para que su hombre fuese tan seguro y firme como ahora? Tal vez si se hubiera esforzado un poco más... No, no debe pensar en ello.
Y entonces, como si el universo conspirara para ponerlo a prueba, Tweek se volvió de espaldas, absorto en sus quehaceres, completamente ajeno a la mirada que lo seguía con una intensidad que Craig no sabía que podía albergar.
Los ojos de Craig descendieron lentamente casi sin querer, hasta la cintura de Tweek, donde las tiras del delantal se apretaban a la cintura con una precisión que casi parecía diseñada para destacar cada línea de su figura. La cintura de Tweek, aunque no marcada de manera pronunciada, poseía una elegancia natural que hacía que Craig se sintiera atraído como un imán. Era una silueta que fluía con una armonía casi hipnótica, como si cada detalle hubiera sido tallado para despertar en él un deseo que no podía—ni quería—controlar. El delantal, ajustado a la perfección, acentuaba la estrechez de su torso y la firmeza de su espalda, y Craig no pudo evitar imaginarse cómo sería deslizar sus dedos por esa línea que conectaba sus hombros con su cintura, cómo sería sentir esa piel bajo sus palmas, cálida y viva.

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Libre albedrio | Creek
Fanfic"Si pudiera volver el tiempo atrás, nunca me hubiera casado con Tweek", ese era el pensamiento constante de Craig. Llegar a los cincuenta y sentir que no haz hecho nada significativo en tu vida, es una sensación horrible, ¿Qué harías si pudieras vol...