Experimenté una extraña sensación de ligereza; no había dolor. Al abrir los ojos, me encontré con un cielo oscuro y despojado de estrellas, maldita contaminación lumínica. El suelo debajo de mí se sentía firme, y al girar la cabeza hacia un lado, me di cuenta de que había gente a mi alrededor. Todos estaban congelados en el tiempo, como si el universo hubiera decidido hacer una pausa. La cinta policial delimitaba el área, los autos permanecían estacionados y un helicóptero flotaba en el aire, sus hélices suspendidas en el aire sin moverse.Me reincorporé y me senté en el suelo. Al tocar la parte trasera de mi cabeza, noté algo cálido. Al mirar mis dedos, descubrí manchas de sangre, pero curiosamente, no sentí preocupación.
Me quedé allí, en medio de ese extraño escenario, tratando de entender lo que estaba sucediendo. Mi mente estaba llena de preguntas, pero también había una extraña serenidad en mí. No sentía miedo ni pánico, solo una extraña aceptación de lo que estaba sucediendo.
Mis ojos escudriñaron a cada individuo, intenté provocar alguna reacción al tocar a algunos, pero todo permanecía inmóvil. Volví la vista hacia mi cuerpo en el suelo, omitiendo detalles gráficos innecesarios, la imagen recordaba lanzar un tomate al suelo: un despliegue de rojo. Al retornar mi mirada a la multitud, mi familia se dibujó en el panorama. Mi madre lloraba en el abrazo de mi padre, quien intentaba consolarla; Claudia, de rodillas, dejaba ver sus lágrimas flotando en el aire.
—¡Qué desastre! —resonó una voz. Giré mi cabeza y vi a una figura de cabello rubio, con un corte recto de hongo, dos largos cuernos, orejas puntiagudas y un atuendo elegante
—Es mi culpa por no supervisar bien —el hombre se apoyó en un bastón. Una extraña sensación de familiaridad y desconocimiento se mezclaban al verlo.
—¿Quién eres? —inquirí, observando su sonrisa llena de afilados dientes.
Tarareó decepcionado —Mi nombre era Philip, pero ahora solo me conocen como el Vigilante—
Definitivamente, no tenía idea de quién era. Continuó hablando.
—Mira qué desastre has causado —sus palabras resonaron en el aire mientras se acercaba, sus pasos retumbando en mis oídos. —Es mi culpa por pensar que serías inteligente.
A pesar de la apariencia aterradora del hombre, no sentía miedo ni la necesidad de apresurarme
—¿Qué está pasando? ¿Por qué todo está... inmóvil? —pregunté, tratando de comprender la extraña situación en la que me encontraba.
El hombre soltó una risa despectiva y respondió con un tono de indiferencia.
—No importa. No puedes entenderlo —sus palabras resonaron en el aire, cargadas de un desdén evidente. Sin embargo, en ese momento, sentí una mano en mi hombro. Al mirar, vi al extraño hombre a mi lado, rodeándome con el brazo mientras caminábamos.
—Craig, Craig —Hizo un sonido con la lengua, similar a un chasquido, pronunciando mi nombre de manera despectiva—. Eres el humano más jodidamente estúpido que conozco.
A pesar del insulto, no podía negar lo obvio.
—Te di una segunda oportunidad, te di todas las posibilidades del mundo y ¡las desperdiciaste!— Increpó, mientras sus palabras se mezclaban con el entorno estático y la extraña sensación de atemporalidad que envolvía cada paso que dábamos.
—Espera... ¿Tú me hiciste volver? —le pregunté, mirándolo a los ojos. Solo en ese momento me di cuenta de que sus ojos eran de un intenso color rojo y la esclerótica tenía un matiz amarillento. ¿Cómo no lo había notado antes?
ESTÁS LEYENDO
Libre albedrio | Creek
Fanfic"Si pudiera volver el tiempo atrás, nunca me hubiera casado con Tweek", ese era el pensamiento constante de Craig. Llegar a los cincuenta y sentir que no haz hecho nada significativo en tu vida, es una sensación horrible, ¿Qué harías si pudieras vol...