Casandra, una mujer desafortunada que tuvo un pésimo día, su suerte se completa al caerle una maceta pesada en la cabeza, dándole un destino final a esa vida. Aún así, los azares del destino le preparan otro reto al reencarnar en la villana de una h...
Ya era de noche. Sin embargo, el conde no había llegado aún. Era muy tarde, pensaba Lilith.
— será que... ¿Ya que se encontró a la princesa?... No, es muy temprano para que eso pase. Pero las posibilidades podrían ser ya que ambos están en el palacio.
Hasta que llegó en un momento en el que se durmió en su escritorio esperándolo.
Escuchando un ruido proveniente de afuera, se levanta lentamente. Acercándose al balcón. Vio como Adam baja de su carruaje.
Ella baja a planta y se queda a mitad de un pasillo, se asoma en la esquina y observa a escondidas como él entra. Era común que Florence lo recibiera.
— oh, mi señor. Lo veo agotado.
— fue un día lleno de trabajo. Lo de ayer se acumuló con lo de hoy. Por eso llegué tan tarde.
Con reproches, Florence le dice.
— le dije que encargarse de la señora no sería conveniente.
Desviando el tema en seco, éste pregunta.
— eso no importa. ¿Donde esta?... ¿Que hizo ella?
Dejándose llevar por un suspiro, la ama de llaves solo le comenta que estuvo tranquila todo el día. Hasta le ofreció una disculpa.
— entonces, no es un engaño... Realmente quiere cambiar... ¿Donde se encuentra?... Quiero hablar con ella.
En ese momento, Lilith se impresionó por aquella cuestión. La estaba buscando por voluntad propia.
— no, no, mi señor, usted está cansado. Tal vez mañana. O quizás... Ella este dormida, sabe muy bien que no lo esperaría tan tarde...— respondió la ama de llaves muy rápido.
La mirada del conde se debía a un lugar específico y saca una pequeña sonrisa.
— ¿Tú crees?...
— si, si... Además qué-...— Adam pasa a un lado de Florence ignorándola por completo y camina hasta esa esquina. Sorprendiendo a Lilith, pues Adam apareció en todo su frente.
— ¡C-Conde!... Yo-...
Con una pequeña sonrisa, este le pregunta.
— es nuevo de tí espiar... ¿Me estabas esperando?
— yo... Bueno, sí. Pero...
— ¿Pero que?
— escuché que trabajó todo el día por cuidarme ayer. Debe estar agotado y dudo mucho que quiera escucharme...
— estás equivocada, Lilith...— tomándole un mechón de su cabello a una distancia. Le termina de decir— pues ahora tienes toda mi atención.
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No había palabras para expresar lo impresionada que estaba por su reacción. Su corazón latía tan fuerte que temía a que se escuchará. Y todo, por acercarse y tocarla únicamente el cabello.
