Media hora después. Adam se estaba arreglando para ir al palacio por unos documentos que tiene que buscar y quedarse por temas del trabajo.
— Florence. Le dices a Lilith que no estaré. Llegaré al atardecer si todo sale bien con los demás nobles.
— está bien.
— y... Que está vez no haya una pelea de por medio. Sabes que no me gusta lo conflictos.
— haré lo mejor que pueda. Tratarla es un poco complicado.
— solo, informale lo que te pedí y trata de envitarla.
Terminando de ponerse el saco. Adam se amarra el cabello con una fina cinta y termina de salir de su habitación. Solo rogaba no encontrarse a Lilith para que no arruinara su día con sus comentarios tan fuera de lugar.
Por otro lado. La condesa no puedo pensar nada sobre que hacer con su nueva vida debido a que el dolor de cabeza no dejaba razonar. Ni siquiera terminó su desayuno, pues tenía mareo y fatiga. Era imposible que estuviera embarazada, pues ni siquiera las buenas noches le dedica al conde antes de dormir, y amoríos secretos no tenía. Lilith, asociaba todo con la transmigración de su alma a este cuerpo que decidió irse de ahí a su habitación.
En el trascurso del camino, solo se apoyaba de la pared. Al doblar en el pasillo chocó con intensidad con alguien.
— Lilith...— su voz tan serena hace que ella vea hacia arriba con un rostro agotado.
— ¿Con...de?...— en ese instante, Lilith se deja caer sobre el pecho de él. Inconsciente se encontraba por una razón.
— está ardiendo...— susurró con impresión.
— ¡Mi señora!— había llegado Yvonne, que por un momento se descuido y que cuando quiso ver no estaba Lilith en el jardín así que decidió ir a buscarla hallandola aquí.
Cuando la encuentra la ve cargada por el mismo conde. Seriamente pide que llame a un médico ya que la señora está enferma repentinamente.
Llega Florence, pues se le hacía raro que el conde aún no saliera. Mira la escena que la deja un poco sorprendida.
— ¿Que... Que le ha pasado a la condesa?
— no lo sé. Llegó ante mí de imprevisto y se desmayó. La llevaré a su habitación para esperar al médico.
— no. No creo que esté enferma. A lo mejor es un engaño como siempre acostumbra a ser.
Ignorando cualquier comentario, decide llevarla a su habitación. Aún así, le aclara a Florence lo siguiente.
— el médico determinará si es real o no que esté enferma. Pero la toque y tiene fiebre alta. Yvonne, traé agua y un pañuelo.
— ¡Sí!
Adam se encarga de llevarla hasta su dormitorio y la deja en su cama con delicadeza. Yvonne le entrega la vasija de agua con el pañuelo. Él le coloca el pañuelo húmedo en la frente, Florence llega a la entrada nada más y le dice.
— señor, ella puede ser atendida por su doncella, se le hará tarde. Piense en todo lo malo que la condesa le ha hecho. Cuando usted ha estado enfermo ella ni le importaba. ¿Por qué hace esto?
— ¿Crees que serías el tipo de hombre que deja a su esposa enferma a un lado por los resentimiento?... Tal vez tengamos nuestra diferencias y ella no haya sido para nada buena conmigo, pero prometí hacerme responsable de ella en el matrimonio. ¿El médico ya viene en camino?
— acabo de enviar el recado. No tardará en llegar...— respondió ella.
— está bien. Pueden retirarse. Yo me encargo hasta que el médico llegue.
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La Obsesión Del Conde ✓#PGP2024
RomansCasandra, una mujer desafortunada que tuvo un pésimo día, su suerte se completa al caerle una maceta pesada en la cabeza, dándole un destino final a esa vida. Aún así, los azares del destino le preparan otro reto al reencarnar en la villana de una h...