Capítulo 3

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Se miró otra vez en el espejo-tocador de su cuarto, como siempre eso era lo mejor que podía lograr, pues no lograba cambiar la percepción negativa que tenía de sí mismo, para el solo habia un insípido chico atrapado en su aburrida rutina del diario, omitiendo otras situaciones desagradables que próximamente serán reveladas, se levantó de su asiento para agarrar su mochila, la cual aun no habia preparado, pero antes de que pudiera hacerlo, la puerta de su cuarto se abrió.

—Joven Stolas, le traigo su desayuno— habló el hombre mayor sosteniendo una bandeja con un sandwich y un té verde, su favorito.

—Oh Alfred, muchas gracias— se acercó a recibirle la comida, poniéndola sobre su escritorio —Espera, mi padre...

—No se preocupe, hoy salió bastante temprano, puede comer tranquilo en su cuarto— Stolas le regaló una sonrisa a su anciano mayordomo, le estaba eternamente agradecido con el por ser la única figura paterna que ha tenido toda su vida, a pesar de tener a su padre, Paimon Goetia, aun vivo, aunque era una lastima que solo pudieran demostrarse ese cariño filial en privado.

—Siempre estas consintiendome—

—Desayune, se le puede hacer tarde para su primera clase— dicho esto, abandonó la habitación, dejándolo nuevamente con sus pensamientos, en realidad no quería ir a la universidad, no le gustaba la carrera de administración, le parecía aburrida pero no tenia otra opcion. Una vez terminado su desayuno, y de haber puesto sus libros en su mochila, se dirigió fuera de su cuarto. Para poder salir de la casa, debía pasar por el comedor principal, un sitio donde habia una extensa mesa para la familia e invitados en caso llegarán, también era donde se suponia debia desayunar, y se olvidó por un momento de que el no era el único que vivía en ese lugar.

—Vaya, el principito salió de su cueva— escucho la voz desagradable de su hermanastra Stella, que estaba sentada terminando de comer, afortunadamente solo se encontraba ella —¿No te dijeron que dejaras de tragar en tu cuarto?—

—... No comí— evitó todo contacto visual con la chica, enfocado solo en salir de la casa de una vez.

—Y no lo hagas, ya pareces una vaca— se detuvo por un rato, pero continuó su camino, años escuchando eso ya debería estar acostumbrado, sabía que no era verdad, en realidad estaba muy delgado para su edad y estatura, sin embargo una parte de su ser le decía que ella tenía razón, por lo que cada vez que comía algo la voz de Stella se repetía en su cabeza con la misma frase, haciéndolo sentirse culpable, dejando la comida a la mitad.

Se acomodo en el asiento trasero del auto de su padre, que tampoco podía conducir, no solo porque no tenía licencia ni sabía cómo manejarlo, sino que por órdenes de él mismo, era llevado a todos lados por un chofer, con el tiempo habia normalizado aquello, incluso le gustaba ese pequeño rato que tenia de calma camino a la universidad, en el que podía leer tranquilo uno de sus libros favoritos sobre botánica, fantaseando con dedicarse a eso algun dia.

—Joven Stolas, ya hemos llegado— la voz del chofer lo sacó de sus pensamientos, simplemente le agradeció por su trabajo y salió del vehículo. Su camino estaba siendo bastante tranquilo, pues a esa hora apenas estaban llegando los demás alumnos haciendo que el gran edificio se encuentre prácticamente vacío, pero para él era uno de sus momentos favoritos, no le gustaba mucho interactuar con la gente.

De manera inconsciente terminó a las puertas de la gran biblioteca que habia, sin embargo no entro, era conciente de que si lo hacía, probablemente se quedaría encerrado ahi con él y su mente durante todo el dia, perdiéndose de todas sus clases, una de las desventajas de ser el hijo de el dueño de la institución era que los maestros le informaban directamente sobre él, sus notas, y sobretodo, sus asistencias, cosa que no le convenía para nada, pero era algo a lo que ya estaba acostumbrado, mientras siguiera actuando diligentemente no tendría problemas con Paimon. Porque aunque quisiera no serlo, era el único estilo de vida que conocía, nunca habia tenido una niñez o adolescencia normal, nunca habia jugado con otros niños, ido a fiestas, tener pijamadas, o... alguna pareja, su vida se resumía en: ir a estudiar y regresar a su casa a dormir; bueno en algunas ocasiones le tocaba ser tutor de algunos alumnos a los que no les iba tan bien en las notas, no consideraba esta actividad "una salida de su rutina", pues lo hacía desde sus últimos años en primaria, y nada mas porque esto era algo mas de lo que podía presumir su padre, las apariencias eran bastante importantes para el, y que el hijo de el gran Paimon Goetia fuera el mas inteligente hablaba bien de su persona.

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