Capitulo 14: Lo que si quiero que recuerdes de mi

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Errores todos los hemos tenido, remediarlos en complicado y peligroso, pero aceptarlos nos hace más valiosos, aprender de ellos para no volver a cometerlos, debemos entender que existen para hacernos mejores personas, más maduros y centrados

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Errores todos los hemos tenido, remediarlos en complicado y peligroso, pero aceptarlos nos hace más valiosos, aprender de ellos para no volver a cometerlos, debemos entender que existen para hacernos mejores personas, más maduros y centrados.

—Adelante, la puerta está abierta—Respondo cuando escucho un "Toc toc" de mi hermana en la puerta de mi habitación.

—Mamá se enojará si ve tu desastre—Me regaña sentándose sobre mi cama y el montón de ropa que he regado por mi habitación. —¿Conocerás a los suegros o algo parecido? —Pregunta en broma, pero me tenso ante su comentario.

Si tan solo ella supiera, lo importante que es esto.

—Oh, vaya, parece que he dado en el clavo. —Dejo de colocar mis prendas de vestir frente al espejo intentando ver que me hace ver más presentable, había transcurrido tres días desde aquel día que tuve una cena con mis padres y ya era lunes, tenía que ir a casa de Sara y esta sería la primera vez.

Los recuerdos de esa tarde que está por revivirse me hacen dudar, pero su expresión y las palabras que ella dijo al verme de pie en su casa me hacen sonreír.

—Al menos quisiera que eso si lo recuerdes—Susurro mirándome al espejo, recuerdo que Sara siempre recordaba aquel día cuando teníamos un momento romántico. —Si tan solos recordara lo que llevaba puesto ese día, ¿Marrón o era camisa beige? —me cuestiono y suelto las prendas ofuscado.

—Te ayudaré, si es la cena con los futuros suegros, debes dar una buena presentación hermanito—Lucia pasa haciendo a un lado mi ropa y comienza a rebuscar en mi desastre y ladeo la cabeza al verla sostener varias prendas y entregármelas—Pruébatelo eso, te daré más ideas, hazlo ya—Indica y mis recuerdos me hacen sonreír.

—Bien lo haré, pero sal que me cambiaré—Le indico abriendo la puerta de mi habitación, pero niega con la cabeza, la jalo del brazo y la obligo a salir se queja y yo solo rio mientras analizo lo que me ha entregado, una camisa blanca a cuadros negra, pantalón negro, zapatillas negras.

Desordeno mi cabello observándome al espejo, le abro la puerta para que vea como me queda y ella me alza el pulgar sonriendo. Dudo en seguir con este puesto, pero ella me da un golpecito en el hombro.

—Los padres de Sara te humillarán si no te ves decente, si cambiamos tu peinado un poco y te das un baño estarás perfecto—Indica y le hago una mueca, ella suspira con pesadez—Decide tu futuro luego, agradécemelo con una buena comida cuando estén casados, no exagero, sé que te gusta, pero sus padres no son un juego, ten cuidado con ellos. —Sale de mi habitación y suspiro con pesadez porque ella tiene razón.

Al igual que aquella vez, mis nervios me invaden, memorizo en mi trayecto en el bus que me lleva cerca de casa de Sara, como debería saludar e intento recordar mis palabras que utilice aquella vez y resoplo con fuerza al estar de pie frente a las rejas del inicio de la casa de los Steller, me acerco dispuesto a tocar el timbre para indicar mi nombre, pero observo a cierta chica de cabello castaño salir de la puerta interior y me saluda desde adentro, enderezo mi espalda y las rejas se abren cuando Sara corre hacia mí, seguida de Martín.

Aquel año nuestroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora