IV

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— Mamá, ¿Es otra vez esa señora que siempre nos persigue? — Luis preguntaba mirando fijamente a su madre con los ojitos verdes, que eran por supuesto heredados de su padre, pues Alura tenía unos hermosos ojos color agua marina, piel blanca y cabello castaño oscuro, en comparación con sus hijos, que eran de piel apiñonada y cabello claro.

La madre recordaba las facciones de la mujer de aquella vez, su pequeño era demasiado paresido a ella, se preguntaba si algún día la viera la reconoceria o pasaría desapercibido por ella.

— Vuelve a acostarte, Luis, ya se cansará de hacer escándalo  y se ira — Alura froto el cabello del niño haciéndolo molestar.

—!Mamá! ¿Que te he dicho de mi cabello? Yo soy un niño grande, no me trates como si fuera un bebe.

Kara se preguntaba de donde había sacado su hijo esa forma de ser tan huraña, a veces parecía ser muy malhumorado, le llamaba la atención a su hermana si se comportaba mal o si andaba brincando por la casa, el adulto en casa era el.

— Este será su último día de clases, nos iremos de la ciudad hoy por la  tarde.

— ¿Otra vez? No, mamá, no queremos irnos, e echo un amigo en la escuela, quede de llevarle una de esas galletas horneadas de esas deliciosas que haces, el no tiene mamá ni papa — Luis, estaba de mal humor, debido a su personalidad le era dificil hacer amigos, ahora que había echo uno, no quería dejarlo.

Más tarde Luis llevaba en una bolsa las galletas horneadas por su madre, el porte del niño apesar de vivir dificultades era la de un pequeño príncipe, se podía ver a simple vista que era de buena cuna.

— Andrés, te he traído de las galletas que mamá cocina, pruebalas, si no te gustan, solo no te las comas — Luis era de pocas palabras, rara vez hablaba tanto.

Andrés es un niño pobre cuyo padre y madre habían muerto en un accidente hacia tres años atras.

Su única familia, su tía Lena había dejado encargado a Andrés con las niñeras contratadas de la mejor agencia, la mujer debía viajar al extranjero por negocios y no podria llevarlo con ella.

— Estás galletas están deliciosas ¿Me traeras más otro día?

— Creo que no podré, nos mudaremos esta tarde de la ciudad, hay unas señoras que siempre molestan a mamá y nos han encontrado de nuevo, ahora tenemos que irnos.

— Eres mi único amigo, no te vayas Luis, no me quiero quedar solo otra vez.

— Andrés no pudo contener las lágrimas, se habían aprendido a querer.

— Nos tenemos que ir Andrés pero cuando seamos grandes nos vamos a reunir de nuevo te prometo que voy a buscarte.

— Yo también te buscare, tomemos una foto, así no voy a olvidarme de ti.

— Yo también te voy a extrañar, pero no te preocupes estoy seguro que nos volveremos a encontrar — los pequeños amigos se despidieron con un abrazo.

Kara llegó por sus hijos, ella se tomó una foto con los niños, después se tuvieron que ir.

Andrés se quedó llorando en una banca grande fue su sorpresa cuando vio llegar a su tía que hacía un año no veia, se encontraba viajando expandiendo la compañía.

— ¿Que sucede? ¿Por que estás llorando, Andrés?

— ¡Tiiaaaa! ¿Estás aquí?, ¿viniste por mi?

La entrajada mujer que había llegado en su lujoso auto a recoger a su sobrino, llamaba la atención de las madres y padres de familia que en ese momento pasaban con sus hijos, no podían dejar de mirarla, Lena Luthor era realmente apuesta e imponente, como una diosa griega que camina entre los mortales.

— Por supuesto que vine apenas llegué de Italia y vine a buscarte, directo del aeropuerto, pero dime, ¿Por que estabas llorando? ¿Alguien aquí te hizo daño? La mirada verde se le afilo a la mujer, Andrés era su única familia.

— Es que tía, mi mejor amigo se va a marchar de la ciudad, sin el, yo estoy muy solo, mira, me obsequio galletas de las que cocina su mama, no quiero que se vaya, ¿Puedes hacer algo tía? ¿Puedes impedir que me quede solo? — la carita de Andrés era de mucha tristeza.

— No estás solo, Andrés, ya estoy aquí, pero si tanto quieres que ese niño se quede, ¿Como podemos hacer para encontrarlo? ¿Tienes algún dato?

Si nos hemos tomado una foto, mira el es mi amigo Luis y ella es su madre, la señora Kara, Luis no tiene papá y hay una señora que los molesta y no los deja vivir en paz.

Lena miraba la foto una y otra vez, ese rostro de la mujer se le hacía familiar, tenía la sensación que ya lo había visto antes, y ese niño con el mismo tono de piel que el suyo, el mismo color de ojos y hasta las mismas facciones ¿Por que se le parecía tanto a ella?

— ¡Sam, busca a esta mujer, que no salga de la ciudad por nada del mundo, apenas la consigas quiero que me habices de inmediato! — ordeno la CEO con una sola idea en la cabeza, saber si ese niño era su hijo y ella la mujer de aquella noche.

Amor a segunda vistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora