CAPÍTULO IV

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El rey tiene varios palacios propios, la mayoría de ellos son para trabajar, el favorito del rey Ji-sub para desempeñar estas labores es el que está cerca del antiguo palacio de la reina, el que ya no usa por estar manchado.

Años atrás, se sentaba juntaba a la venta y sólo debía girar un poco el rostro para verla a ella, observandolo desde su propia habitación. Una vez que nació Seokjin, los dos lo saludaban a la distancia.

Preciosos recuerdos que no puede olvidar aunque lo intente. Ese palacio está abandonado ahora, sólo hay silencio y fantasmas. A veces cree que todavía puede ver a Su-ji paseando por sus pasillos, pero el peso en su conciencia es tan grande que la ve en todos lados.

Principalmente en su hijo, es Seokjin el eterno recordatorio de que ella existió.

—Tal vez por eso lo odio tanto —susurra.

—Majestad, un joven ha solicitado una audiencia privada con usted —informa un sirviente.

Ji-sub no puede apartar la mirada del palacio contiguo, indica en voz baja que le den permiso de entrar.

—Es el joven Kim Taehyung —agrega el sirviente al no ver en su rey las intenciones de preguntar.

Pero a él no le importa, repite la indicación.

Pocos segundos después se escuchan los pasos inseguros del chico, Ji-sub se obliga a dejar de observar el palacio y se gira para encontrarse con él.

—Taehyung, que sorpresa —dice con una sonrisa.

—Reciba mis saludos, Majestad —responde Taehyung mientras hace una reverencia hasta el piso, se levanta y lo mira directamente a los ojos.

Un Kim, tan Kim que Ji-sub tiembla.

Hay algo en ellos que ningún otro clan puede igualar, por algo son los hijos favoritos de la Luna, del color de la sangre y el cielo embravecido.

Son poderosos.

—¿A qué debo tu inesperada visita? —inquiere, oculta sus emociones, es experto en ello.

—Bueno... Yo... Mi rey... —balbucea por la dificultad que representa para él estar en ese lugar, frente a ese hombre.

—¿Podrías ser un poco más claro, Taehyung? No puedo entenderte —pide con una sonrisa que poco hace en ocultar su molestia.

Jungkook y él se parecen en eso, ambos son muy exigentes. Además de que físicamente son iguales también, es como estar frente a una versión más vieja de su novio.

—Lo siento, Majestad —murmura, debe tomar un poco de aire antes de animarse a hablar otra vez—. Como sabe, Jungkook y yo estamos en medio de un cortejo y agradezco su inmensa generosidad al permitirme verlo todos los días en el palacio, pero esta vez vengo a intentar abusar de esa amabilidad de la que es poseedor...

—Si me estás dando tantos halagos es porque lo que buscas es importante —interrumpe Ji-sub—, sólo dilo, niño.

—Sí... Me gustaría pedir su permiso para que Jungkook y yo salgamos del palacio mañana, me gustaría llevarlo a un lugar.

—Jungkook pocas veces abandona su hogar —declara enfatizando cada palabra.

—Lo sé, por eso he venido aquí a solicitar su permiso.

—¿Y a dónde irán?

—No muy lejos,el bosque que está justo detrás del palacio, no quisiera sobrepasar los límites...

—Dijiste que tenías intenciones de abusar de mi amabilidad.

—Pero no tanto...

Ji-sub no puede evitar reír quedito, se acerca a Taehyung y sostiene su cara con ambas manos para verlo directamente a los ojos.

THE SILENT TREE (KTH&JJK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora