THE SILENT TREE (KTH&JJK)

CAPÍTULO XI

El tiempo no perdona a nadie, Jungkook se da cuenta.

Ser rey le impide vivir como un adolescente normal y a veces se deja llevar demasiado por sus obligaciones, pero es una suerte que tenga a Taehyung, él le recuerda todos los días que debe tomarse un respiro, detenerse al menos un segundo para observar su alrededor y disfrutar de las pequeñas cosas.

Lo que más le gusta admirar es a él, a su novio.

Taehyung le enamora más cada segundo que pasan juntos, a veces cree que ha llegado al límite, pero entonces pasa algo y se da cuenta de que todavía puede amarlo más.

Después de su cumpleaños se lleva a cabo la boda entre Jimin y Hoseok, es un gran evento, ambos clanes no escatiman en gastos y hacen una celebración majestuosa, pues sus dos herederos han contraído matrimonio. Hacen un recorrido por los dos distritos, ya que quieren ganarse el cariño de la gente.

Hoseok se ve radiante, sujeta a Jimin por la cintura, lo besa de vez en cuando y ríe con sincera felicidad; Jimin, en cambio, sonríe, pero esa falsa alegría no llega a su mirada, que se desvía de vez en cuando al bosque, aunque no busca nada, porque sabe que nadie aparecerá por ahí.

Su matrimonio ventajoso le da más libertades a Hoseok, quién asiste a algunas asambleas y reuniones, a veces como representante de su padre, otras junto a él. Se alista para ser el nuevo líder de su clan, pues Jung San-jong tiene una salud delicada y no parece muy deseoso de seguir en su puesto.

El primer aniversario luctuoso de los reyes llega, Jungkook debe dirigir la ceremonia, Seokjin se pierde todo el día y regresa muy noche, no le dice nada. Poco a poco aprender a entender a su hermano, al menos ya no le pide que comparta el sentimiento fraternal por Ji-sub.

Y así llega al invierno, frío como siempre, pero que lo hace sentir reconfortado. Está en su día de descanso, en el bosque Kim, con el paso de los meses se ha vuelto su refugio también. Taehyung le hace un sinfín de coronas de flores que dejan entre los árboles, cuidan la naturaleza y ha aprendido a silbar como las aves, es hermoso compartir esos momentos.

—Este árbol... está feliz —susurra Taehyung abrazado a él.

—¿Él te lo dijo? —su burla Jungkook, que aún no comprende por completo la conexión que su novio mantiene con la naturaleza.

—Algo así, me lo dijo, pero no con palabras.

—No sabía que podías entenderlos, creí que sólo los abrazabas.

—¿Tú no hablas con los árboles?

—No.

—Pues deberías, son seres vivos —Taehyung se aleja un poco y le da un beso al tronco—, son tan especiales para mí porque te escuchan con atención y, aunque son silenciosos, siempre guardan tus secretos.

—Hablas de ellos con mucho amor...

—Mi abuela me enseñó a amarlos, son mis amigos. Hasta bailamos juntos, mira.

Taehyung comienza a bailar al mismo tiempo que tararea una canción, sus pasos son firmes y no titubea, es obvio que no se mueve al azar, sabe lo que hace. Jungkook lo mira asombrado, perdido en lo bien que se ve, ríe con alegría porque la escena resulta memorable y tierna.

—¿Qué bailas? —inquiere. Decide acercarse a él para ver mejor.

—Es el baile matrimonial —responde Taehyung, se detiene poco a poco y lo mira con una sonrisa.

—¿Baile matrimonial?

—Sí, es parte del ritual de unión que hacíamos antes los Kim. Unimos nuestras almas de forma irreversible, cuando te casas con alguien y haces esto, debe ser sólo porque lo amas en serio.