CAPÍTULO XVIII

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—Jungkook, ¿qué te pasó? —cuestiona Seokjin al verlo, sucio y desarreglado, incluso un poco herido.

Le toma varias horas volver al palacio después de su extraño ataque con el lobo. Se quedó en el piso unos momento, procesando lo que acababa de pasar y debatiendo si debía entrar al distrito Lee o echarse para atrás. Lo meditó un largo rato, ya no sentía el apoyo de quien fuera que estuvo tras de él durante el trayecto, pero quería seguir, ir por Taehyung sin importar nada; aunque al final entendió que si ese lobo le pidió que se fuera debía haber una razón detrás que no debía ignorar.

Así que vuelve a su casa, varias veces se detiene y observa el camino que deja atrás, lucha contra su deseo de regresar. Acaricia el dije con el pulgar en busca de consuelo, de algo que le diga que tomó la decisión correcta al dejarlo todo como está.

Llega en la tarde, todos lo buscan como locos porque su desaparición es preocupante en la situación en la que se encuentran.

—Majestad... —llama Seongju, también sorprendido al verlo de esa manera.

Jungkook no responde, los pasa de largo para ir directo hacia su oficina. Los guardias y sirvientes lo ven igual de confundidos, Seokjin no deja de hablarle mientras camina detrás de él, pero los ignora a todos. Enciende la televisión porque sabe que la boda ya se está llevando a cabo y observa.

Como si fuese una broma del destino, lo primero que ve es a Taehyung, vestido de blanco con joyas del color del distrito Lee. Sonríe hacia su nuevo esposo, saluda a la multitud que los espera, se ve encantador y perfecto.

Pero Jungkook puede ver en sus ojos la falsedad, la manera en que ve a su esposo no es genuina, lo sabe porque él recuerda el día que se casaron en el bosque y no es nada como lo que tiene enfrente.

—¿Por qué usa esos colores? —susurra al ver que no hay nada de Kim en él.

Ese no es Taehyung, se niega a aceptarlo. Se aferra con todas sus fuerzas a la idea de que hay algo más, pero eso no evita que su corazón sufra. Un pequeño dolor ataca su pecho, sus ojos se humedecen y vuelve a acariciar el dije que cuelga de su cuello.

Se esfuerza por creer que todo está bien, que debe confiar en que pronto se resolverán las cosas; pero le duele.

Siente que acaba de perderlo, que ya no es suyo sino de ese chico con pecas que sonríe de forma encantadora por estar de la mano con el que fue el esposo de Jungkook.

No puede apartar los ojos de la pantalla aunque resulte doloroso, ver a Taehyung después de mucho tiempo desata en su interior una mezcla de sentimientos que lo abruman.

Le alegra que esté bien, verlo completo y, según se nota, saludable le da paz; aunque no es del modo en que desea, porque él quiere tenerlo a su lado, abrazarlo y asegurarse de que todo ha terminado.

También es doloroso ver la boda, un peso se apodera de su pecho al imaginar que esa pudo ser su unión. No le gusta pensar en ello, pero su mente le juega en contra y llega a su mente imágenes de lo que pudo ser.

Taehyung usaría un hermoso traje blanco con rojo, porque Jungkook ama el orgullo con que muestra su linaje y él jamás intentaría ocultarlo de nuevo, ha aprendido a abrazar esa parte de él; las flores serían moradas y rojas, el reino estaría feliz, reafirmarían las promesas que ya se hicieron.

Por ello al final le es inevitable llorar, lágrimas silenciosas resbalan por sus mejillas al presenciar todo ese espectáculo, ya que los Lee se han empeñado en hacer el festejo en grande, incluso llamaron a los medios para que transmitan toda la ceremonia.

Venden aquella boda como la derrota de Jeon Jungkook, ya que nunca fue un secreto su noviazgo con Taehyung y los Lee hablan sin censura sobre su deseo de independencia, así que tener al alfa del rey en su bando les da poder.

THE SILENT TREE (KTH&JJK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora