CAPÍTULO I

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1 de septiembre de 1997

—Deja que las aves canten proclamando su libertad —dice la reina y luego silba tan alto como le es posible una linda melodía.

En ese preciso instante un montón de aves salen de entre los árboles, cantando la misma canción que ella, y vuelan por encima de sus cabezas.

El niño de cinco años, Seokjin, ríe con emoción al ver el espectáculo y observa atentamente a los pájaros que se pasean por las copas, totalmente libres.

—¿Te gustan? —inquiere Su-ji, su madre y la reina, mientras se agacha para estar al mismo nivel que él.

—Sí, mami —responde Seokjin.

—Ellos son tus siervos, hijo, estas aves fueron creadas por la madre luna al mismo tiempo que tu clan, ellas son el símbolo vivo de lo que somos: Kim.

—Kim —repite.

—Así es... Algún día podremos ser tan libres como ellos.

Seokjin no entiende el significado tras esas palabras, es demasiado pequeño para hacerlo, así que se limita a aceptar el abrazo de su madre, luego silba también aquella canción que le enseñaron y las aves repiten con el mismo entusiasmo mientras vuelan en el cielo, hacia el sol.

Poco después vuelven al palacio, Su-ji lo carga en sus brazos, siempre lo lleva así, y le hace cosquillas en el cuello con su nariz, Seokjin se ríe pero no intenta apartarla, el guardia de mayor confianza va tras ellos, cuidando que nadie vea de donde han llegado.

Al ir caminando son interceptados por una sirvienta que corre hacia ellos con mucha prisa.

—Su Majestad —saluda al mismo tiempo que hace una reverencia—. Vengo a informar las nuevas noticias, el concubino Byung-gyu acaba de dar a luz a un hijo sano y fuerte.

Su-ji no dice nada por un momento, mira en silencio a la sirvienta e inconscientemente abraza más fuerte a su hijo, pero luego suspira y sonríe.

—Eso es maravilloso —dice—, ¿el rey ya se ha enterado de ello?

—Sí, su Majestad.

—Supongo que entonces debemos ir a dar nuestros saludos. —Se gira hacia Seokjin y le acomoda unos mechones de cabello que cayeron en su cara—. ¿Te gustaría ir a conocer a tu nuevo hermanito?

—Sí —Seokjin asiente con entusiasmo.

—¿Pero dónde está tu ropa de gala? El príncipe heredero debe estar presentable para ir a darle la bienvenida a su hermano menor, ¿verdad?

—Sí, mami.

—Vamos a ponerte más bonito, entonces.

Poco después, ya cambiados y listos, van al palacio del concubino. Su-ji con Seokjin en sus brazos, lo baja sólo cuando ven al rey porque deben hacer una reverencia ante él.

—Reciba nuestros saludos, Majestad —dice con gracias la reina.

—Reciba mis saludos, Majestad —repite Seokjin tan bien como puede con su limitada capacidad del habla.

—Siempre traes a Seokjin cargando, Su-ji, terminarás con problemas de espalda —ríe el rey Ji-sub, monarca del país, pero no duda ni un segundo en extenderle él también los brazos al niño para cargarlo.

Nadie se resiste a sus encantos.

—Me gusta tener a mi hijo cerca del corazón, rey —responde Su-ji con ternura—, él es la razón de mi vida y mi felicidad, algún día será tan grande como su padre y entonces no podré cargarlo más.

THE SILENT TREE (KTH&JJK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora