Capitulo 11: ¿Porqué?

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Recomendaciones musicales para mejor experiencia lectora.

""Bad idea right?"" De Olivia Rodrigo.

Asher

Los atletas suelen tener este tipo de molestias debido al entrenamiento y al esfuerzo que requiere el deporte, pero ese no era realmente mi caso. Ignoré lo que acababa de pasar y simplemente corrí hacia Brooklyn.

Un par de días después

El pinchazo empeoró, volvió a mi brazo izquierdo, luego a mi pierna derecha, entre otras partes del cuerpo. Me dolía, en serio me dolía. En algún punto me di cuenta de que algo andaba mal y muy en el fondo sabía que era.

-Brooklyn ¿Cuándo fue la última vez que me mordiste? - Estábamos en el mesón de la cocina y él estaba estudiando para una clase. Se detuvo y empezó a sacar cuentas.

- Hace 17 días.-respondió después de calcular.

- Desde hace un tiempo he sentido dolor en mi cuerpo y supuse que tal vez era hora de que me mordieras.-
Dije rascando mi nunca.

- No estás equivocado.- dijo mirando hacia otro lado.

- Pero eso no significa que vaya a comer.- se giró apoyado al mesón mientras cruzaba sus brazos.

-¿¡Que!?- exclamé indignado, pues quien pagaría los platos rotos si él se negaba a comer sería yo. Tome una decisión. Haría que ese mañoso comiera aunque fuera lo último que hiera.

- ¡Eres un ...!- contuve mi lenguaje mientras me hartaba de su rabieta de niño pequeño.

- ¿soy un qué? No quiero y no puedes obligarme. - respondió inclinándose sobre el mesón cruzado de brazos y con una mirada fija en mí.

Me enfureció y lo amenacé desde lo profundo de mi ser, sacando lo que no saqué desde que empecé a vivir con este idiota.

- Mira, no estoy de humor para tus rabietas de niño de 5 años quisquilloso, así que para hacer esto más llevadero, solo hazlo. O tendré que obligarte.- dije entre dientes.

- Oh Jo, Te daré tu rabieta de niño de 5 años...- replicó sarcásticamente mientras se levantaba, ponía del otro lado del mesón frente a mí con salida a la cocina y respondió.

- ¿Quieres que te muerda, pulgoso? Ven y oblígame.- abrió los brazos con tono desafiante y salió corriendo y yo detrás de él.

-¡Ven aquí pequeña rata con alas!- grité mientras lo seguía a la sala a toda velocidad.

Primero fue directo a la mesa por la que dimos un par de vueltas. Luego corrió a otro lado.

Se posicionó detrás del sofá. Se puso frente a mí y amagó un desplazamiento hacia la derecha, seguí sus movimientos y él se fue al lado opuesto. Inclinando su torso de un lado a otro. Puse una rodilla en el sofá y me estiré a alcanzarlo del otro lado.

-¡Ven aquí!- demandé en un grito, pero fue inútil porque antes que pudiera agarrarlo él escapó a su cuarto y yo lo seguí.

- ¡Déjame en paz!-
Forcejeó detrás de la puerta.

- ¡Idiota, no puedo vivir con un dolor que se supone que tenga en mi vejez!-

Intento cerrar la puerta, pero después de forcejear por un rato logré abrir la puerta que nos separaba. Él se puso de un lado de la cama y yo del otro. Tomó una almohada y la lanzó, yo la atrapé e inmediatamente lanzó la siguiente. Le devolví la almohada y estuvimos peleando por un rato. Se percató que no podía huir a la derecha por la pared, así que intentó huir a la izquierda, pero lo jale del camisón y lo hice caer a la cama junta conmigo debajo de su espalda.

Opuestos no tan opuestos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora