Opuestos no tan opuestos

Capitulo 22: Secretos

Después de clases

Estaba saliendo de la clase. Como de costumbre me quedé cerca de la entrada esperando a Asher. Mala idea. Al rato salió junto al resto de chicos y su novia. Pasó de largo ignorándome como si fuera un fantasma, aunque estoy seguro de que hasta los fantasmas son más notorios. Supongo que está ocupado en asuntos "más importantes" por lo que es estúpido que lo espere.

Rodé los ojos y al hacerlo, divisé el auto de Megan. Aún no se había ido, así que fui a pedirle un aventón. Me apoyé en su auto y vi dentro del auto.

- Hola Meg ¿Crees que me podrías llevar a casa? -

- Claro, si necesitas algo no dudes en pedírmelo. Somos mejores amigos después de todo.- Sonrió. Subí al auto y ella observó a través de vidrio.

- Oh, creo que entiendo. Adivino, Asher se fue a convivir con su novia y sus amigos y te dejó plantado.- dejó de mirar la camioneta donde estaban los chicos y giró a verme.

- Algo así. - mire hacia otro lado. Encendió el auto y emprendió camino a mi casa.

Asher

Hoy iba a llevar a Brooklyn a casa, pero surgió una repentina invitación a comer por parte de Jackson a todo el equipo. Esa era una oferta que no me podía negar. En casa de Brooklyn solo comía cereal, leche y cosas que yo compraba. Además de que mi novia insistió porque Olivia vendría y es una de sus amigas. Todavía no sé cómo explicarle que fui a casa de su amiga y me bese con ella si es que le llega a decir.

Mi cerebro grita Caroline y mi corazón grita Brooklyn. Pero para ser exactos, más de mi 59% le pertenece a él. Ni siquiera yo puedo describir del todo por qué se supone que no me gusta, pero de alguna u otra forma tiene algo especial. Todavía no puedo aceptar que él sea mi destinado, o sea es ridículo, nuestras especies ni siquiera se pueden ver sin sentir odio.

¿Entonces como puedo amarte si te odio tanto?

Había vuelto a casa y un enano cascarrabias me esperaba en la entrada.

- ¿Me esperabas?- pregunté sonriente.

- No, solo me aseguraba de que no trajeras p*tas a la casa.- Directo como siempre.

- En serio¿Cuál es tu problema? ¿Crees que soy una especie de salvaje o algo?-

- Técnicamente, sí, eres un lobo, un animal de la familia de los caminos que como toda criatura en el planeta tiene una temporada de apareamiento. Los humanos no necesitan una temporada de apareamiento para ser asqueroso, por lo que esa parte de ti más la otra animal te vuelven un calenturiento. Probablemente, eres adicto a eso y no lo sabes.- mientras daba su gran discurso entraba a la casa y se dio la vuelta una vez estuvo dentro.

- ¿Estás diciendo que soy un perro en celo?- Me pare frente a él y lo mire a los ojos, quedamos a escasos centímetros el uno del otro. Reí molesto.

- Básicamente.- Me miró sin emoción.
Levante la vista y volví a reír incrédulo. Mientras lamía mis muelas traseras.

En eso la puerta dio un chirrido y ambos giramos a ver. En la puerta se encontraba un pelinegro de ojos azules con un lunar debajo de la comisura de su labio derecho. Era de baja estatura, en resumidas cuentas, un niño idéntico a Brooklyn, solo que con una cara un poco más gordita, el cual nos miraba asombrado.

- Sabía que eras gay, pero esto es demasiado.- dijo el niño.

- ¡Raven! ¿Qué - ¡No - ¿¡Que!? ¿¡Que haces aquí!?- intentó reaccionar Brooklyn. Probablemente, estaba tan impactado como yo.

- ¿Quién es? ¿Es tu hermano? - pregunté señalando al niño.

- Sí, es mi molesto hermano menor, no sé qué carajos está haciendo aquí.-