capitulo 12: Una palabra.

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Brooklyn

Bastardo

“"Por eso tus padres no te quieren.“”

Bastardo

“Por eso eres un error.”

Bastardo

“Por eso estás Solo.”

Palabras, insultos que suenan en mi cabeza como ecos. Dolorosos ecos que me recuerdan mi triste realidad. Las personas odian oír la verdad y yo no soy la excepción.

Un artefacto de guerra, una bomba que se activa a base de presión, en resumidas cuentas, si la pisas, explota. Eso es una mina terrestre.

Justo ahora, el activó una mina terrestre, un comentario, una palabra la cual hizo que se volviera el hombre más despreciable, vil y perverso que he conocido.

Asher

—¿Cómo te atreves? … Largo…— ordenó entre dientes.

—¿Qué?— pregunté de nuevo.

— ¡Largo, ahora! —ordenó furioso.

— ¿! Qué!?— exclamé sorprendido.

— ¡Largo de mi casa! ¡Ahora! ¡Desaparece de mi vista!— ordenó con toda la Rabia del mundo.

Él me empujó constantemente hasta llegar a la puerta.

— oye ¿¡Que Mier— no tuve tiempo de responder porque al segundo, después de que puse un pie fuera de su casa, este me cerró la puerta en la cara.

Unos minutos después salió con mis maletas y me las arrojó.

— ¡Largo de mi vista! — con eso último cerró la puerta.

Brooklyn

Maldito… Maldito, Maldito¡Maldito hijo de p***a! ¡Lo odio! ¿¡Cómo te atreves!?
¿¡Cómo te atreves a llamarme bastardo!?
¡Te voy a Matarr!

Me derrumbé en la puerta y empecé a maldecir. Apoye mis codos en mis rodillas y llevé mis manos a mi cara mientras apretaba los dientes. Bajé las manos que están aguadas junto con mi cara. 

¡Ya no puedo más! ¡En serio! ¿Por qué siempre me pasa esto a mí? ¿Por qué tengo que ser tan inútil? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Qué hice mal? Ya estoy cansado de esto. Sería mejor si solo muriera.

Tomé una daga ya la bañé en agua bendita. Las lágrimas corrían por mis ojos, pues Asher me había recordado la peor de mis maldiciones.

Tal vez así explicaría mis pecados. Lo lamento chicos. Sé que ustedes hubieran querido que viviese más. Lamento haberles causado tanto sufrimiento. Lo lamento tanto. Debí oírlos cuando me advirtieron. Pero siempre fui egoísta. Lo siento, siempre fui una carga. Lo siento, nunca fui bueno para vivir. Lo lamento.

Asher

Cuando le abrí la puerta a Megan estaba atardeciendo. Era casi de noche.

Estaba indignado, habían pasado al menos treinta minutos que se sintieron como dos horas, desde que él me arrojó fuera de su casa. Me dolía el pecho. No tenía idea de porque, pero dolía, como si hubiera recibido una fuerte golpista. Supongo que esto es a lo que las personas llaman culpa. Pero¿Por qué habría yo de sentir culpa? Él me echó, además ya estaba harto de él, no podía estar en un lugar donde solamente saldría lastimado.

Mientras que yo meditaba mis acciones, Brooklyn estaba teniendo una crisis. Una muy fea en efecto. Estaba tan fundido en mis pensamientos que bastó el ruido del golpe que provocó un objetivo al caerse para que reaccionara. Después de un rato recordé lo inestable que era Brooklyn y entré de un portazo.

Opuestos no tan opuestos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora