Sello escarlata

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No era difícil saber que Tubbo era bueno en lo que amaba, en este caso el violín. su maestra lo notaba, todos lo notaban. Por lo que no fue complicado para la maestra pelirroja elegir a quien representaría a su academia en un concurso en Londres.

La carta llegó en un sobre rojo, sellado por un comité de academias reconocidas a nivel mundial o al menos nacional, Sally era parte de este, razón por la cual tenía aquella invitación en sus manos.

El carnero estaba en su salón, practicaba una melodía para una presentación a finales de Agosto, estaba realmente concentrado en esta misma. Tan pronto despertaba la melodía del violín llenaba su hogar.

Mientras el chico estaba concentrado en un solo que debía hacer para la presentación, una maestra lo llama. Tubbo deja su instrumento y se dirige a la maestra que lo mira desde la entrada de aquella habitación.

-¿Todo en orden maestra Alyssa?- Pregunta el jóven, la mujer con cubrebocas asiente, Tubbo no se preocupa de más, la maestra le pide al chico que la siga y esté acata la indicación. La profesora no decía nada durante el trayecto, el ojiverde se empieza a aburrir ya que conocía ese trayecto de memoria, iban a la oficina de la señorita Sally.

Las sospechas del chico fueron correctas, pero a la vez se le hizo obvio, al menos una vez a la semana aquella pelirroja lo invitaba a tomar una taza de té mientras esperaba a su madre, ambas se habían hecho cercanas, no necesariamente amigas, pero si el tipo de persona a la que consideran para una fiesta grande.

Al llegar a la oficina de la mujer, Alyssa se retiró, dejando a Tubbo y a Sally a solas. La mujer de ojos verdes sonríe. -Allí está mi alumno favorito, mi Tubbs- Aun si ese era el apodo que su familia le había dado, Tubbo no se molestaba en que le dijera así su profesora, después de todo, a esas alturas pasaba más tiempo con ella que con su madre. El híbrido de carnero mira a su maestra con alegría -¿Qué se le ofrece maestra?- pregunta el chico, sun maestra le indica que tome asiento, de nuevo, Tubbo obedece.

Había dos asientos frente a la maestra y su escritorio, uno con un cojín rojo, ese era en el que el oji oliva estaba sentado, y uno con un cojín naranja. Se rumoraba que nadie se podía sentar en el cojín naranja, nadie sabía el porqué.

Una vez el chico estaba frente a su maestra, esta empezó a hablar. -No es secreto que eres de mis alumnos preferidos Tobias, siempre has sido un chico perseverante y agradable- El varón sonríe algo halagado. -Gracias maestra ¿Pero por qué me llamo? Necesito volver a ensayar para mi solo- -Justo de eso quería hablar jovencito- El de cuernos mira a su maestra con confusión, luego continúa con su hablar.

-Tubbo, tu no harás ese solo- dice la dama, el oji oliva lucía molesto, y no quería quedarse con ese enojo dentro de él, por lo que decidió protestar en contra de su maestra, quien lo calló colocando su dedo en la ba del menor. -Eres un terco Tobias, terco como cabra, así que te explicaré como lo haría con una- El chico se sentía algo desconcertado.

-¿Conoces el concurso del listón escarlata?- Por supuesto que el chico conocía aquel premio, era uno de los máximos honores que un violinista o músico podía tener. Sally sonrió al ver que su alumno sabía de aquel galardón. Tubbo aún no conectaba las piezas, por lo que le pregunta a su maestra sobre la relación de aquel premio y el que no interpretaría aquel solo.

La mujer de ojos verdes saca de un cajón en su escritorio un sobre color crema, lo que más llamó la atención del menor fue aquel sello rojo que tenía aquel sobre. -¿Qué es eso profesora?- Pregunta el híbrido, Sally sonríe nuevamente, luego le da la carta a su alumno. -Se que tus capacidades son más grandes que tu jovencito, así que sería un honor que representaras a la academia en la competencia- dice la maestra con un tono de alegría y con un poco de aprecio que solo una madre podría sentir por su hijo.

El chico miró a su maestra con incredulidad. ¿Cómo representaría a aquella escuela? Academia que vió a grandes músicos florecer y desarrollarse. -No estás obligado a participar Tubbs, si gustas puedes seguir con tu solo, algún otro día podrás entrar a las grandes ligas-

El carnero apreciaba la comprensión, agradece la paciencia y estimaba el consuelo de su maestra, pero sus familia estaba llena de apostadores, apostadores a una oportunidad imposible, oportunidades que parecerían garantizar una caída. Sin embargo, un ave puede volar y la fuerza de las cabras nace de su terquedad, y quién era él para negar lo que deísta su genética.

Ante la decisión del chico, la dama encargada del lugar sonríe. -Ahora solo debes decirle a tus padres para que te permitan con tu madre-. Luego de discusiones y peleas pedir permiso sería fácil, ¿Verdad? y aún si no lo fuese, su madre siempre lo apoyaría, su verdadera madre, Minx. 

Lágrimas de estrellas, Corazón de piedraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora