4. Un besito un kiss

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Una fugaz luz blanca atraviesa tus párpados cerrados, casi cegadora, mientras escuchas el familiar boton de la cámara fotográfica de tu novio.

-- Enzo.-- gimes débilmente debido a la repentina perturbación, enterrando tu cara en las suaves almohadas mientras alejas la cámara.

-- Perdón, perdón.-- hace una mueca, culpable de interrumpir tus sueños, mientras lucha por corregir su error. -- Me olvidé de apagar el flash.--

Coloca la camara boca abajo en el espacio detrás de él para darle tiempo a observar la foto que había tomado. Para tu alivio, el dormitorio vuelve a quedar en silencio, excepto por el silencioso zumbido y la respiración del aire acondicionado. Volves a recostar correctamente tu cabeza sobre la almohada, tomas una pequeña bocanada de oxígeno y Enzo sonríe por lo adorable que sos por seguir negándote a abrir los ojos.

-- ¿Puedo seguir sacandote fotos?--

-- ¿Apagaste el flash?-- susurras mientras estiras las piernas para encontrar una posición más cómoda, bajando sin querer la sabana y exponiendo tu desnudez al aire fresco. Esto te pone la piel de gallina y te hace temblar, pero tu novio acude rápidamente a tu rescate. Atrapa el dobladillo antes de que pueda deslizarse más allá.

-- Si, amor.-- asiente mientras deja un beso se planta en tu hombro antes de ser devuelto bajo el calor de las suaves capas de algodón y tela.

Suspiras, derritiéndote nuevamente en la relajación. -- bueno.--

Vuelve a fijar el codo en el colchón y apoya la cabeza en la palma de su mano para admirar tu majestuosa vista. A Enzo le gustaba mucho esto, sentia que vivía para eso: recostarse en la cama cara a cara con vos. Pasaba el resto de la noche sintiendo que su corazón no es un recipiente lo suficientemente grande para contener todo el amor que tiene por vos.

Las luces que aún debe apagar han salpicado la habitación oscura con un brillo rojo que envuelve tu figura también, aumentando los latidos de su corazón, tan hipnóticos y tentadores que se encuentra respirando cada vez más fuerte detrás del visor, o tal vez ha dejado de respirar. En absoluto. La captura llena brevemente el silencio.

El arco de tu espalda está ardiendo en su mente y jura que todavía te saborea en su lengua, pero verte así se siente muy diferente.

Estaba consumido por su placer y el tuyo hace apenas media hora, ciertamente casi cegado por su propia transpiración que goteaba en su frente porque simplemente no podía dejar de querer más de vos.

Tampoco eras exactamente inocente, con tus toques provocativos y sonrisas coquetas, susurrando palabras lascivas que eran gasolina para la lujuria que ardía dentro de él. Se deleitaba al ver que estabas tan desesperada como él, si no más, simplemente por la forma en que le suplicas con tus ojos reflejando vidrieras.

Salvajemente concentrado con el labio inferior entre los dientes, te quita el pelo que cae sobre la cara antes de capturar otro recuerdo exquisito digno de una película. Enzo es codicioso cuando se trata de algo que tenga que ver con vos.

Un gemido descontento se escapa de tu boca cuando la almohada debajo de tu cabeza es reemplazada por su grueso brazo, que luego es groseramente cortado por sus labios chocando contra los tuyos.

-- Te amo.-- murmura, instantáneamente busca otro beso y apenas termina el otro: -- Te amo.-- antes de besarte de nuevo.

-- Amor.-- te reis entre dientes y luego jadeas, agarrándote de su muñeca mientras su mano se envuelve holgadamente alrededor de tu cuello.

-- Te amo. Te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo.-- se repite una y otra vez, el volumen de su voz se vuelve gradualmente más bajo a medida que se queda sin aliento, hasta que se le traba la lengua. Anclado por la sensación de tu pulso constante bajo su pulgar, se silencia besándote tiernamente, sus suaves labios se moldean con los tuyos para una declaración silenciosa de devoción esta vez.

O.S | enzo vogrincicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora