El día de ayer había empezado una oleada fría en época de verano. Tu hija Serena era bastante sensible al cambio climático, y eso hizo que agarrara unos leves síntomas de resfriado.
Al ser una pequeña bebé de 8 meses, no había tenido muchas experiencias con las enfermedades. Cosa que si le pasaba algo mínimo como una picazón en la garganta, Enzo se sentía de lo más paranoico.
Empezó con un poco de tos, nada grave. Enzo la abrazó durante el día, y su diminuto cuerpo temblaría ligeramente mientras dejaba que unas cuantas toses atormentaran su cuerpo.
A la hora de dormir, ella estaría un poco más inquieta de lo habitual y, por supuesto, él se daría cuenta de eso antes que vos.
Ahí estabas, arollandola sobre tu hombro y prácticamente respirando en tu cuello mientras intentabas envolver a Serena en una pequeña manta.
-- No la tapes, amor. No le gusta mucho.-- Enzo observaba, tratando de convencerte de que sabía mucho más de su hija.
-- Ella siempre duerme con esta cosa.-- Lo mirabas, frunciendo el ceño mientras ella volvía a quitarse la manta.
Te hizo a un lado, provocando un gruñido molesto de tu parte porque ¿Quién carajo se creía que era? Pero por otro lado, lo entendías. Ya que cualquier cosa que le sucediera a su hijita, hacía sentir adolorido su corazón. Y mucho más cuando escuchaba a su bebé patalear y llorar por sentirse molesta.
Él levantó a la pequeña en sus brazos, haciendo una mueca cuando sus fuertes quejidos casi le volaron los tímpanos.
Cuando acercó sus labios a su frente, pudo sentir el calor inusual que irradiaba, sintiendo que se le salía el pecho mientras se ponía nervioso.
-- Marti, esta hirviendo.-- Exhaló intranquilo y te acercaste al cambiador para sacar el termómetro de cristal de uno de los cajones.
Serena se quejaba aún más cuando intentabas tomarle la temperatura, y se sentían tan terribles al ver a su hija sentirse tan mal.
Con los ojos llenos de lagrimas fluyendo libremente mientras sus gritos ocasionalmente se detenían para liberar algunas toses, Enzo frunció el ceño cuando el termómetro confirmó que tenía fiebre.
Inmediatamente te pidió que fueras a la cocina a buscar el ibuprofeno para su angelito y así poder ayudarla a sentirse un poco mejor.
-- Perdón, chiquitina.-- Él la arrullaba, con el ceño fruncido grabado en sus labios mientras la mecía hacia adelante y hacia atrás, -- Ahora mamá te va a dar algo para mejorarte.--
El haría todo lo posible para calmar su llanto, frotando círculos en su pequeña espalda mientras la sentaba erguida, cuando le dabas con cautela el medicamento para aliviar sus síntomas.
Aunque el llanto había disminuido, Enzo todavía no estaba listo para volver a acostarla. Con vos parada en la puerta, insistiendole que vaya a dormir un poco mientras vos te encargabas en las últimas horas de la noche, él te decía que se quedaría despierto "un ratito más". Se sentó en la mecedora de la esquina, su chiquitina acurrucada en su pecho mientras ella yacía en los brazos de Enzo.
Te ibas a quedar mirando, incluso si estuvieras luchando contra el sueño que parecía estar abrumándote, porque mirar a Enzo y a tu hija siempre hacía que tu corazón se sintiera muy lleno.
-- ¿No tendríamos que llamar al médico?-- Enzo te susurraba desde el otro lado de la habitación, con una expresión facial ansiosa y preocupada.
-- En, no es grave, amor.-- te reirías por la preocupación excesiva de Él. -- Tiene un resfrío. Seguro es por el cambio de clima.--
-- Entonces mañana tendríamos que llevarla al hospital.-- Su rostro permaneció igual, ignorando por completo lo que acababa de decir.
-- Mhm.-- Asentiste, -- Mañana vamos a primera hora así no te preocupas tanto. Ahora vamos a la cama porque si no mañana no te despierta ni magoya.-- Le sonreíste de costado invitándolo a acompañarte.
eaaaaa Se imaginan una bebé de 8 MESES CON LAS FACCIONES DE ENZO 😭
- 🧸💋
ESTÁS LEYENDO
O.S | enzo vogrincic
FanficYo y las chicas lindas en situacion enamoradas de un uruguayo.