8. Mala mia III +18

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Advertencia (s) + 8teen || smut explícito !!!!!!!!!!!

Él tomó eso como su señal para atacar. Sus manos tomaron tu rostro y guiaron tu boca hacia la suya, sellándolas en un beso abrasador que literalmente te dejó sin aliento. A cambio, le devolviste el beso con entusiasmo, amando cómo tus bocas se derretían juntas. Se movieron en sincronía, su lengua recorrió la comisura de tu boca y se sumergió cuando le diste la bienvenida con alegría.

Sabía exactamente cómo besar y qué hacer para ponerte caliente. También estaba funcionando bastante rápido.

Apretaste su muslo, moviéndote hacia el creciente bulto en sus pantalones. -- ¿Puedo?-- Respiraste, sólo rompiste el beso para hablar antes de besarlo nuevamente.

Había algo adictivo en Él. Sus labios eran dulces, suaves y se movían como si supiera exactamente lo que estaba haciendo. Lo único en lo que podías pensar era en cómo se sentirían esos mismos labios en todo tu cuerpo.

-- Sí. Dios, sí.-- Él gimió, deslizando su mano por tu cintura y sintiendo tu cuerpo.

-- Podes tocarme donde quieras.--

¿Podía? Lo necesitabas. Necesitabas que te tocara toda.

-- ¿Sí?-- Él sonrió, deslizando su mano hacia abajo para colgarla alrededor de tu cuello nuevamente. -- ¿Dónde quiera?--

-- Si podes manejarme. Estas a la altura me imagino.--

Era un desafío que él quería afrontar. Literalmente.

-- Obvio que puedo, Aurorita.--

Se inclinó para besarte de nuevo y esta vez las cosas fueron mucho más rápido. Sus manos estaban en tu trasero, tus muslos, en cualquier lugar que pudiera tocar mientras intentabas ansiosamente quitarle la remera.

-- Estas ansiosa.-- Te jodio levantando los brazos para que pudieras quitarle el montón de tela.

-- Cállate la boca.-- Gemiste, agarrando el cabello en la parte posterior de su cabeza, pero a Enzo no pareció importarle cuando usaste su pelo para arrastrarlo y darle otro beso.

Siseó ante el escozor de su cuero cabelludo, pero eso sólo lo excitó más y le encantó. Tu actitud era una de tus cualidades más atractivas, entre todas las otras cosas de vos que lo excitaban.

Antes de que te dieras cuenta, te estaba arrastrando sobre su regazo, maniobrando sus cuerpos para que estuvieras a horcajadas sobre él con tu núcleo justo contra el. Estaba duro debajo tuyo y ya podías sentir lo grande que era simplemente por sentarte encima de él.

-- Ah bue, no es chiquita.-- Jadeaste en el medio de la broma, rompiendo el beso para poder quitarte la camiseta con un poco de ayuda de las ansiosas manos de Enzo.

-- ¿Qué?-- Estaba demasiado ocupado mirando tu pecho desnudo para siquiera registrar lo que acababas de decir. Dios, eras perfecta ante sus ojos.

Su boca encontró tu cuello mientras una mano tocaba tu pecho, provocando un gemido entrecortado que te distrajo de lo que querías decirle. Estabas tan caliente que todo lo que tenía que hacer era tocarte y estabas en éxtasis.

Había pasado un tiempo desde que habías estado con alguien. Después de regresar de España estabas demasiado ocupada reconectándote con amigos y familiares, armando tu nuevo hogar y volviendo al trabajo como para pensar siquiera en un hombre. Por eso, cada toque te dejaba boba.

-- No soy garche fijo.-- Deslizando una mano por el cabello de su nuca, tiraste de su cabeza hacia atrás y lo obligaste a mirarte. Sus ojos estaban llenos de lujuria, su boca toda roja e hinchada por tus besos desesperados. Fue obsceno. -- Y tampoco una relación psicocodependiente. ¿Bueno?--

O.S | enzo vogrincicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora