O.S | enzo vogrincic

3. Sweet Nothing

Conociste a Enzo hace casi medio año, cerca del final de tu segundo trimestre. Ustedes hicieron clic instantáneamente gracias a que tenían amigos en común y las juntadas entre todos se hicieron frecuentes. Pasó poco tiempo para que el se animara a invitarte a una cita, ya que le parecías la mujer más linda del mundo. Siempre te divertías con Él. Fue muy fácil empezar a gustar de él, aunque tratabas de justificar que eran tus hormonas, el amor por Enzo era real.

El te ayudó mucho durante tu embarazo. Estabas nerviosa por ser madre soltera, pero su apoyo de por sí solo fue suficiente para a vos. Era tan motivador y alentador que no podías evitar quererlo.

Fue muy dulce y cariñoso con vos, ayudándote con todo lo que necesitabas. Ya sea comprando para a vos o tu hija, arreglando su habitación, limpiando tu casa, masajeándote los pies después de trabajar todo el día. Él hizo todo por vos y eso no cambió después de que diste a luz.

Él adoraba absolutamente a su hija. Cada vez que estaban todos juntos, él hacía todo por ella. Desde prepararle las mamaderas y alimentarla hasta soplarle la panza para hacerla reír, él siempre tenía la sonrisa más brillante en su rostro. Al verlo con la pequeña bebe, te sentiste rendida a sus pies. Él fue muy bueno con ustedes dos, pero especialmente con ella, y les conmovió el corazón.

Ambos habían admitido que se habían enamorado el uno del otro hace unas semanas, y ahora simplemente se estaban tomando las cosas con calma. Ninguno de los dos quería apresurar las cosas, ya que lo que tenían era extremadamente importante y valioso para ambos. Estabas disfrutando de tu tiempo con tu nueva pequeña familia, felizmente contenta con tu vida.

Ahora estabas parada afuera de la habitación de tu hija, mirando silenciosamente el interior. Lo que viste te hizo sonreír cálidamente. Enzo se quedó ahi con ella en sus brazos, balanceándose hacia adelante y hacia atrás mientras ella apoyaba la cabeza en su hombro. De vez en cuando seguía levantando la cabeza y sonriéndole, con suaves risitas saliendo de la pequeña lo que hacía que Enzo se riera a cambio.

Podrías haber llorado cuando lo escuchaste cantándole la melodía de Sweet Nothing de Taylor. Le dio un par de besos en la cabeza, balanceándose mientras ella lentamente comenzaba a quedarse somnolienta. Una vez que estuvo completamente dormida, la colocó en su cuna y le acarició la cara mientras la miraba fijamente por un momento, con una dulce sonrisa jugando en sus labios.

Una vez que se giró para salir de allí, te vio parada al lado de la puerta con lágrimas en los ojos. Inmediatamente frunció el ceño y rápidamente se acercó a vos. Te hizo salir de la habitación y miró a tu hija mientras cerraba suavemente la puerta, con cuidado de no despertarla.

-- ¿Qué pasa?-- Pregunta, atrayéndote hacia él.

-- Nada, En.-- Le dices, sacudiendo la cabeza. -- Todo bien.--

Lo rodeaste con tus brazos, apretándolo con fuerza mientras enterrabas tu rostro en su pecho, inhalando su adictivo aroma. Él te apretó con la misma fuerza, colocando su mejilla sobre tu cabeza mientras te frotaba la espalda.

Te alejaste un poco y suavemente tomaste su barbilla, acercando sus labios a los tuyos. Fue un beso suave pero apasionado, en el que pusiste todas tus emociones.

-- Te amo y estoy muy enamorada de vos. -- Le decis, besándolo una vez más.

Él sonrió, colocando otro beso en tus labios, -- Yo también estoy enamorado de vos, mi amor.--

medio corteli pero acá andamos

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