•Capítulo 16•

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Karol Sevilla

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- Y si mejor me quedo? - toma mi mano, con la cual estaba señalando la puerta, y la acerca hacia sus labio, para depositar en esta un beso dulce. Aunque en vez de generar me dulzura, me generaba repulsión. Odio que intente ser educado conmigo y luego solo quiera arrecostarse conmigo. Es peor que un perro en celo.

- Sabes? Hay algo que se llama indirecta - saco mi mano de la suya y limpio el lugar donde la beso, asqueada - sabes lo que significa esa palabra, no? Indirecta

- No, no la conozco - camina hacia mi, con pasos cautelosos. Trataba de disimular para que yo no me alejara, pero no le iba a funcionar. Cada paso que daba hacía delante, yo lo hacía para atrás, manteniendo una distancia entre ambos.

- Indirecta, que no va rectamente a un fin, sino que se encamina en ello - sigo caminando hacia atrás, rogando por no chocarme con ninguna pared - es una forma elegante de decir las cosas no tan directas para dañar u ofender a la persona. Y sabes lo que es una indirecta muy directa?

- No, pero seguramente me lo explicaras.

Volteo los ojos, ya algo molesta por su presencia. Se abalanza hacia mi, tomándome de las muñecas con firmeza, pegándome a él, sintiendo su bulto frotándose en mi parte. Ya decía yo que no podría librarme del estúpido. Ni pidiendoselo amablemente acepta el condenado. Pero apenas se distraiga, voy a pegarle en los putos huevos para que deje de toquetearme el muy asqueroso. Intente deslizar mi rodilla por debajo de su entre pierna, pero el imbecil me tomo y me lanzó al sofá sin previo aviso. Se lanzó encima de mi, tomándome de la cintura y tratando de besar mis labios, pero no se lo permití. Corría mi rostro, evitando que besara mis labios.

- Alejandro sueltame! - le ordenó, furiosa, pero aún así no se molesto en escucharme - me sueltas o juro por dios que te mato!

Me ignoro el muy bastardo. Siguió acariciando mi cintura y sus intentos de besarme fracasaron. Solo besaba mi cuello como última opción, llenándola de su asquerosa baba. Dios, es asquerosa la sensación. Trate de contener mis arcadas, pero de vez en cuando salían. Tomo los bordes de mi falda e intento bajarla, pero lo detuve en seco, tomándolo de las muñecas, pero este se zafó bruscamente de mi agarre y siguió bajandola hasta dejarla caer al suelo. Golpeé su pecho repetidas veces, asustada, casi en un llanto, pero aún así ni se inmutó. Patalee y me removi frenéticamente, tratando de lastimarlo, pero lo único que hizo fue sostenerme con firmeza de mis muñecas y separando mis piernas con las suyas, dejándome totalmente a su merced.

- De esta no te me escapas muñequita - frota su nariz con la mía, pero quito mi cara con desagrado -

- Maldito hijo de puta - lo miro con odio, pero el estúpido solo se ríe y me mira divertido - solamente eres un imbecil que nadie puede querer porque es la sombra de su hermano!

Le grite en su cara. Esta se transformó en una llena de odio e impotencia. Me miro, con los ojos dilatados. Levantó su mano para abofetearme. Cerré los ojos y escondí mi cara lo mejor que pude, volteandola para un lado, pero no impacto contra mi. Con cautela, abrí los ojos, viendo como la mano de Alejandro era detenida por la del señor perfecto. El lo miró atónito por su acción e intento golpearlo con su otra mano libre, pero este hizo la misma acción que con la otra.

- Cuando dejaras de meterte en mis asuntos Pasquarelli? - dice, entre dientes.

- Mai - sonríe de lado, sin mostrar sus dientes. Maldito condenado. Hasta intimidando se ve extremadamente sexy. Lo tomo de su camisa, arrugandola por completa y casi haciendo que despegue del suelo el imbecil - non scherzare con mio donna.

- Non sapevo che avessi una donna adesso Pasquarelli.

Rugge lo miro de arriba a abajo y sonrio, sin mostrar sus perfectos dientes. Lo soltó y volteo a verme a mi, que aún seguía acostada en el sofá, presenciando esta escena tan sospechosa. Si tan solo pudiera entender lo que dicen podría por lo menos opinar. Pero lo único que pude entender está conversación es "mio donna". Mi mujer. Que quiere decir con "mi mujer"?. Acaso estarán hablando de mi?. Supongo que si, ya que soy la única "donna" que esta en frente de estos dos cavernicolas.

- Sì, qualche problema?

- Sei un figlio di puttana - se ríe y palmea el hombro de Rugge, mientras este ríe - quindi ti piacciono i minorenni?

Rugge asiente con la cabeza y ambos ríen. Pero desde donde estoy, puedo ver con claridad como don perfecto se muere por darle una paliza, o eso dicen sus manos, ya que estos forman un puño y cada vez se van apretando más y más con cada risa que se le escapa de sus labios a Alejandro. De un momento a otro la cara de Rugge se transformó en una sería. Esto no iba a ser lindo.

- La vuelves a tocar y juro que te mato - hasta que por fin hablan en español. Por Dios! - escuchaste?

Alejandro solo sigue riendo, burlándose de su cara de pocos amigos. Ya perdiendo la paciencia lo tomó del cuello y lo estampó contra la pared, haciendo que este se quede sin aire. El imbecil lo miro perplejo, con los ojos bien abiertos y con la mandíbula algo temblorosa. Debo de admitir que Ruggero si da miedo. Su expresión siempre es la misma. Es neutro. Pero cuando se enoja, es como si su rostro se transformará en un puto demonio que está apunto de matarte sin piedad alguna. Sus ojos dilatados. Su mandíbula firme y tensa. Y sus manos, podría jurar que cada vez que esta enojado estas remarcan aún más sus venas, estén abiertas, al rededor del cuello de Alejandro, o cerradas en un puño.

- Ripeto, hai capito? - dice entre dientes. Alejandro asiente frenéticamente y lo suelta. El muy cobarde se va corriendo con la cola entre las patas, sin siquiera voltear a verme o despedirse. Me levanto del sofá y me coloco la falda. Cuando me termino de acomodar la ropa, levanto mi mirada para ver a un Ruggero en frente de mi, con el seño relajado está vez - llego a lastimarte?

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Los amo, Ceresita 🍒❤

Te Quiero Lejos De Mi ||Ruggarol||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora