•Capítulo 8•

72 2 0
                                    

Karol Sevilla

-

Sería de mala educación de mi parte? si... le tiro por la cabeza el jarrón chino, de la dinastía Ming, que mi papá recibió como regalo de cumpleaños de parte de la familia más adinerada que conocimos en un viaje de negocios, en China. Pobre del jarrón de todas formas. Al fin y al cabo su destino terminaría siendo arrojado a un imbecil, cayendo al suelo y rompiéndose en pedazos. No podía parar de ver sus hermosos dibujos echos a mano, con una tinta azul, formando la figura de un dragón. Todo en ese jarrón era perfecto. Pero más perfecto se vería incrustado en la cabeza del imbecil. El mismo ni siquiera me miraba. Sólo se puso a firmar y leer papeles. Tomé rápidamente el jarrón sin pensarlo dos veces e intenté tirarselo, pero fue en vano. Rápidamente se levanto de su asiento, tomándome con fuerza de mis muñecas y estampandome contra la fría pared de la oficina.

Mierda!! Y más mierda!

Su rostro parecía el de una bestia a punto de devorar a su presa con hostilidad. Para mí mala suerte yo era su presa, que con mucho gusto le encantaría arrancarme el corazón de una mordida, después de haber querido abofetearlo y arrojarle el jarrón por la cabeza. Mi sangre bajo hasta mis pies, dejándome pálida del susto. Ahora la pared no se sentía tan fría. Seguramente porque no recorría ni una gota de sangre por todo mi cuerpo. No me moví. Era lo mejor que podía hacer ante esta situación. Si me movía podría hacerlo enfurecer más y eso no sería conveniente.

- Te dije que no lo hagas - apoyo mis brazos contra la pared, sin dejar de soltar su agarre - ahora si. Que mierda te sucede?

Era conveniente decirle por que quería abofeteralo al principio?. Analizando su rostro, creo que no sería lo mejor. Estando en esta posición no era lo mejor. Su mirada tampoco ayudaba nada, solo me provocaba temor el solo querer pronunciar alguna palabra. Pero de todas formas tenía que decir algo. Me vería como una tonta si no dijera nada después de todo el escándalo que cause.

Mierda Karol!!

Por que mierda no escuchaste a Yosy?

- S- solta me - fue lo único que pudo decir mi boca -

Me observó por unos cuantos segundos, sin deformar su expresión. Sonrio de lado como siempre lo hacía, cuando se sentía superior hacia ese tipo de gestos. Ya le pude sacar la ficha. No era algo tan difícil de observar, pero viniendo de él lo era. No todas sus expresiones eran iguales, y mucho menos sus sonrisas. Las cuales no son tantas. La única que tuve el placer de conocer es esta. Sin dientes. Solo labios cellados a un lado.

- No. No voy a darte el gusto - se acercó más a mi, dejando solo unos cuantos centimetros entre nosotros - ahora decime. Que te pasa?

Un cosquilleo en mi entre pierna obtuvo mi atención, provocando un ligero rubor en mis mejillas y en las puntas de mis orejas. Podía sentir como de vez en cuando su estómago chocaba con el mío, haciendo que mi piel se erizara por los roces de su cuerpo contra el mio. Mi cuerpo se tenso. Mis piernas temblaban. Y mi corazón latía peor que un corredor en una maratón de más de 300 kilómetros. No podía controlar mi cuerpo. Estaba negado a mantener la calma. Mi mente, por otro lado, solo suplicaba que se acercara más a mi, rellenando el pequeño espacio entre nosotros. Poder besar sus labios, sus pequeños y un poco gruesos labios.

Concéntrate Karol!!

- Y? No vas a hablar? - río a lo bajo - que, te comió la lengua el gato?

- N-no - tratamudie, concentrando mi furia en aquel contrato - es sobre el contrato - dije, por fin formulando una oración concisa y cuarente -

- Ah, eso era.

Volvió a reír por lo bajo, mostrando sus hermosos y perfectos dientes blancos. Ya era hora de ver aquella sonrisita suya. Superó todas mis expectativas. Se veía tan tierno y agradable. Mostrando sus hoyuelos y marcando sus adorables mejillas. Las ganas de poder tomar su rostro entre mis manos y apretar sus chachetes eran inmensas. Pero mejor no, no ahora y justo en esta situación. Aunque la idea fuera tentadora.

- Sabía que ibas a ponerte así.

- Así como? - arquee una ceja.

- Así de caprichosa - se acercó más a mi - pero ya es normal en niñas como tú, no?

- No soy caprichosa. Simplemente quiero abandonar las pasarelas por un tiempo. Es mucho pedir?

- Sabiendo que sos la imagen principal e importante de la empresa? Si, es mucho pedir - sonrio de lado nuevamente - lo hubieras pensado dos veces antes de desfilar y trabajar para tu padre. En vez de eso hubieras estudiado y trabajado al lado de él, como hicimos muchos de aquí. Pero bueno piccola principessa di papá. No puedo hacer nada más por ti. Más que ser mi asistente, como dice en el contrato.

- Por que ser tu asistente, si podría trabajar en otros sectores? - ahora fui yo quien se acercó a él, rozando la punta de mi nariz contra la suya.

- Tu padre piensa que necesitas experiencia y que mejor que empezar como asistente. Mi asistente.

- Por que tú asistente?

- Mi última asistente renuncio por alguna extraña razón, así que tú padre dijo que sería una buena idea que trabajaras para mi, mientras que yo te estare instruyendo en cada área de la empresa. Todo deacuerdo al contrato de tu papi.

- Tengo otra opción? - mis ojos se desviaron hacia sus carnosos labios.

- No. No lo creo - sus manos soltaron con cuidado mis muñecas, pasándolas en mi cintura - pero si quieres, puedes volver a las pasarelas, sin ninguna oportunidad de trabajar al lado de tu padre.

No podía pensar bien teniendo sus manos en mi cintura. Rozando nuestras narices. Con un espacio de dos dedos que nos distanciaba. Todo estaba en contra de mi. La situación, mi padre, mi cuerpo, mi mente, mis oportunidades de abandonar las pasarelas, hasta el rulos perfecto que tenía en frente de mi, acorraladome encontra la pared.

No tenía escapatoria.

No tenía elección.

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

Los amo, Ceresita 🍒❤

Te Quiero Lejos De Mi ||Ruggarol||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora