info: Lorenzo necesita aprobar su examen de Historia de la Magia y tú le das mucho ánimo.
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tags: Obsesión por tetas y tocamientos. Subtonos dominantes. Lorenzo es un poco pervertido.
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Lorenzo era un buen estudiante. No. Era un excelente estudiante, siempre con buenas notas, sus tareas al día, era el preferido de todos los profesores, excepto quizás Snape, que parecía preferir a Draco, pero eso no era relevante. Casi siempre estaba entre los cinco mejores de sus clases.
Casi, porque no se puede decir lo mismo de Historia de la Magia. Sin duda, era la materia más aburrida de todo el plan de estudios, especialmente con un profesor que todavía no parecía haberse dado cuenta de que había muerto hacía mucho, mucho tiempo. No podía arriesgarse a volver a reprobar sólo porque no podía recordar los complejos e intrincados detalles de las respuestas.
Y ahí es donde entras tú, una amiga servicial decidida a ayudar a Lorenzo a superar esta clase. Posees una paciencia de oro para aguantar cada una de sus distracciones, que aparentemente, sin que tú lo supieras, fueron causadas por tu blusa blanca abotonada demasiado ajustada para ser cómoda.
Es decir, no era precisamente la blusa lo que le hacía aún más difícil concentrarse en un tema aburrido, sino lo que se escondía detrás de ella y el sujetador con detalles de encaje perfilado sobre la tela de algodón: un par de tetas que había soñado follar desde que un baño entre amigos en el Lago Negro los reveló a sus ojos indiscretos, incluso si estaban escondidos detrás del bikini más pequeño conocido en el mundo mágico.
"Concéntrate, Enzo", gritaste exasperadamente, finalmente obligando al chico a levantar la mirada que se había centrado en tu busto hacia tus ojos omniscientes. Un sonrojo se extendió por sus mejillas, era adorable, haciendo que incluso tú ignoraras que era un poco pervertido.
"L-lo siento", murmuró avergonzado, bajando la vista hacia las notas garabateadas que parecían tener cada vez menos sentido en su mente. No es que realmente se estuviera esforzando por entender algo de lo que el profesor Binns había explicado con su voz monótona en clase.
"Está bien", exhalaste, enderezando tu postura en la silla y una vez más atrayendo la atención del chico que estaba sentado en su cama con libros esparcidos por todos lados, haciendo todo lo posible por no mirar tus pechos. "Si me das cinco respuestas correctas, te dejaré ver mis tetas".
Lorenzo se atragantó con su propia saliva, su rostro se puso completamente rojo en una mezcla de dificultad para respirar y vergüenza, tratando de descubrir si realmente había escuchado esas palabras que sus oídos estaban tan ansiosos por captar. Sin embargo, tu expresión seria era un gran indicador de que hablabas muy en serio, "¿Q-qué?"
"Ya me escuchaste, niño bonito. Necesitas responder cinco preguntas correctamente y luego te dejaré cumplir el retorcido sueño de toda tu vida de ver mis pechos", respondiste con indiferencia, como si estuvieras sugiriendo que fueras a buscar un libro a la biblioteca. "Y si respondes bien a diez preguntas, te dejaré tocar. ¿Qué dices?
