info: Theo odia escuchar quejas, pero podría escucharte hablar sobre tu suéter durante horas.
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Pairing: Lectora Ravenclaw y algo despistada pero talentosa x el famoso mujeriego de Slytherin, Theodore Nott.
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Mordisqueaste tu labio inferior mientras mirabas alrededor del aula.
Fuiste una de las primeras en terminar tus exámenes, lo cual es muy inusual, lo que resultó en una sensación incómoda en tu estómago. Sentías que habías hecho todos los problemas mal.
El examen se sintió realmente fácil de la peor manera posible.
Observaste cómo Theo se levantaba de su taburete para entregar su papel.
Él era mejor que tú en pociones y el hecho de que hubieras terminado antes que él te hacía querer vomitar tu desayuno.
Mientras regresaba a su escritorio, cruzaste miradas con él.
Él tomó sus manos y las movió hacia arriba y abajo, como una pregunta para ti.
Tú inclinaste tus pulgares hacia arriba hasta que estuvieron en el medio.
Más o menos.
Él sonrió y aunque no había nada de qué sonreír considerando que probablemente acababas de reprobar otro examen, tú sonreíste de todos modos porque su sonrisa era simplemente contagiosa.
Ahora no había nada que pudieras hacer más que esperar.
"¡THEO, THEO!" Corriste tras él después de verlo en los pasillos.
Theo miró confundido alrededor, tenso incluso, pero se relajó al instante al verte correr hacia él con un papel en la mano.
Su sonrisa coincidió con la tuya y abrió los brazos.
Corriste hacia su pecho y en el calor del momento te levantó y te dio vueltas.
"Hermano, ¿qué...?" Lorenzo fue interrumpido por Mattheo, quien le tapó la boca antes de arrastrarlo lejos, dejando que los dos tuvieran su momento.
"¡Mira, Theo, mira!" Exclamaste mientras sostenías tu papel de prueba, agitándolo frente a su cara.
Un gran E marcado en la esquina superior derecha, la mejor calificación de prueba que has recibido en esa clase.
"Felicidades, bella," él elogió y recíprocamente tu sonrisa mientras tomaba el papel de tus manos antes de sostenerlo como si lo estuviera examinando.
Te sonrojaste ante su cumplido, ahora te estabas poniendo tímida. Todo lo que querías hacer ahora era volver a sus brazos y esconderte en su pecho para que no te descubriera emocionada por un simple elogio.
