info: A pesar de ser su hermanastra y estar fuera de los límites, demuestras ser irresistible para Draco. Pero una pequeña probada no haría daño... ¿verdad?
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warnings: Lectora inocente, Draco gentil, hermanastro, uso de "tú" (una vez), corrupción, contenido sexual explícito, digitación, pérdida de virginidad, elogios extensos, sexo sin protección (¡usa protección!).
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Era medianoche, la lluvia caía afuera y no podías dormir; la tormenta te tenía dando vueltas en la cama ansiosamente. Siempre habías tenido miedo de las tormentas y estar sola en tu enorme habitación en la mansión Malfoy no ayudaba en nada a calmar tu temor.
Te levantaste de la cama y caminaste hacia la puerta para salir de tu habitación. La casa estaba en completo silencio; todos estaban dormidos, por supuesto. Con cuidado de no hacer ruido, te dirigiste hacia la habitación de tu hermanastro y, una vez allí, abriste la puerta en silencio. Lo viste durmiendo pacíficamente bajo sus cobijas, su desordenado cabello rubio platino asomando entre las sábanas. Te acercaste a su cama, sacudiéndolo suavemente para despertarlo, y él comenzó a abrir sus ojos grises, frunciendo el ceño confundido al verte parada allí.
"¿Aileen?" murmuró, aún adormilado, mientras se frotaba los ojos suavemente.
Te mordiste el labio, sintiéndote mal por despertarlo en medio de la noche, y empezaste a temblar un poco, tus pijamas pequeños no hacían nada para protegerte del frío aire de diciembre.
"mmm... lo siento por despertarte, pero hay tormenta", respondiste mientras lo mirabas con grandes ojos inocentes, luego agregaste, "¿puedo quedarme aquí contigo?"
Los ojos de Draco parecieron suavizarse cuando te vio parada allí, tan asustada y vulnerable, e inmediatamente asintió, mostrándote una sonrisa tranquilizadora.
"Sí, por supuesto", dijo, apartando las sábanas para que pudieras meterte debajo de ellas, "entra".
Mientras te metías en la cama con él, él te rodeó con un brazo para calentarte. Había algo reconfortante en estar en su abrazo que te hacía sentir segura y protegida. Te acurrucaste junto a él, suspirando mientras comenzabas a relajarte.
"Gracias, Draco", murmuraste.
Siempre se ocupaba de ti durante las tormentas, lo había hecho desde que eran niños; de hecho, él era el único que sabía de tu fobia.
Te besó suavemente en la frente antes de abrazarte más fuerte contra su cuerpo, murmurando, "siempre, princesa".
Tu corazón se derritió cuando te llamó 'princesa', era un apodo tan dulce. Sonreíste mientras apoyabas la cabeza en su pecho, escuchando su corazón constante; era calmante, como música que te ponía en trance. Draco te hacía sentir cosas que definitivamente no deberías sentir por tu hermanastro, pero no podías evitarlo, era tan cariñoso y atento contigo; nadie te había tratado nunca como él lo hacía.
