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Carlisle POV

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Carlisle POV

Siempre pensé que era bueno controlando el monstruo que habita en mi interior. Desde que abrí los ojos a la inmortalidad ese fue siempre mi mayor objetivo, mi principal prioridad, el ancla que me mantenía cuerdo cada vez que me miraba al espejo.

Fue una tarea ardua pero con el paso del tiempo conseguí incluso ignorar el olor de la sangre mientras me dedicaba a lo que más amaba, salvar vidas. Y mientras, fui construyendo una familia, vampiros que compartían mis mismos principios, gente a la que amaba.

La mayor parte de los días me sentía casi como un humano normal.

Hasta que conocí a Caroline Swan.

La primera vez que la vi ella ni siquiera estaba consciente. Me llamaron para que acudiera a urgencias. Un pequeño accidente de tráfico; nada grave y tampoco nada nuevo en este pueblo donde siempre llueve y las carreteras están demasiado resbaladizas.

En la puerta me encontré con Charlie, sus ojos se afilaron un poco al verme –aún no se fiaba mucho de ninguno de nosotros tras nuestra vuelta y lo entendía- pero se agitaba nervioso dentro de su uniforme de policía.

-Es mi hermana, doctor. –era un aviso y un ruego a la vez.

-No se preocupe, jefe Swan. –lo tranquilicé como siempre hago con todos los familiares y le di un apretón en el brazo antes de entrar a urgencias.

Por un segundo, creí que el mundo se había oscurecido por completo y sólo quedaba un foco de luz, la chica que yacía en la camilla. Su melena oscura estaba esparcida por la sábana blanca y tenía una palidez que me indicaba su inconsciencia. Pero sabía que respiraba porque podía escuchar su corazón. Desde ese momento estoy tan sintonizado con ese sonido que puedo escucharlo desde el otro lado del hospital cuando estamos bajo el mismo techo.

Y entonces vi su rostro. Ligeramente redondeado, largas pestañas y unos labios suaves. Y la mitad de él estaba cubierto de sangre.

Ahí fue cuando me golpeó. Su sangre es lo más tentador que he olido en más de trescientos años. Quería lanzarme sobre ella, saciarme de ese líquido carmesí que teñía su suave piel. Y la otra parte de mí quería protegerla, matar al monstruo que amenazaba con destruirla; pero el monstruo era yo.

Con toda la fuerza de voluntad que fui adquiriendo con el paso de los siglos dejé de respirar y salí corriendo de allí. Ignoré la mirada desconcertada de Charlie y a un compañero que me llamó. Correr. Huir. Salvarla.

Había encontrado a mi compañera. Y a mi tua cantante.

Desde ese momento viví enfadado. Me enfadé con Alice por no haberme avisado.

-Sabía que no le harías nada. –se excusó con calma.

-Eres el que más autocontrol tiene, Carlisle. –me animó Esme con su mano apoyada en mi espalda cuando me derrumbé en el sofá de nuestro salón. –Todo saldrá bien.

Tentación. | Carlisle Cullen x Oc.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora