❝Eres todo lo que he deseado y todo lo que he temido.❞ || Donde Carlisle Cullen verá su autocontrol puesto a prueba. O donde Caroline Swan comprueba que Forks no es tan aburrido.
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No sé cuánto tiempo ha pasado. Es imposible si es de día o de noche sin ninguna ventana que me ayude a ello. Calculo que quizás han transcurrido tres días, porque son las veces que han pasado a tirarme algo de comida a través de los barrotes de la celda.
No creo que sepan que los seres humanos necesitábamos comer más de un trozo de pan al día y un par de botellas de agua. El plástico resulta casi cómico en este escenario tan medieval.
Me reiría pero estoy hambrienta. Jamás he sentido tanta hambre.
Al menos la pierna ha dejado de dolerme. Puede ser una buena o una mala señal. No estoy segura que la insensibilidad sea del todo recomendable pero para cuando mi celda se abre de nuevo, soy capaz de ponerme de pie.
Aro es tal y como mostraba el cuadro que Carlisle tiene colgado en su despacho. Piel perfecta, cabellos oscuros peinados hacia atrás, mirada carmesí que se centra en mí.
-Caroline Swan. –su tono delicado y su sonrisa amable no me engañan. Veo el peligro en el fondo de sus ojos. No es diferente al resto de hombres poderosos que observan a una potencial víctima.
Que le jodan, si voy a morir, no será con miedo.
-Aro Vulturi. –mi tono es una copia barata del suyo pero puedo ver una chispa de ira en sus ojos.
-Lamento que nos conozcamos en estas condiciones. –da un silencioso paso hacia mí y extiende su mano. La observo apenas unos instantes pero no lo toco. Carlisle me habló de su don, no pienso darle la ventaja de saber lo que pienso. Aunque lo que piense no sirva de nada. Hace una mueca de fingida tristeza mientras baja la mano. –Entiendo que estés disgustada. A mí tampoco me ha gustado llegar a estos extremos.
-Podrías haberme buscado un mejor alojamiento. –replico.
-Oh. –se lleva una mano al pecho con fingida deferencia. –Es por tu seguridad, querida. Aquí estás a salvo del resto de los habitantes de palacio.
Sé que estoy enfrente de uno de los más peligrosos así que fuerzo una sonrisa que tira de los músculos tensos de mi rostro.
-¿Y cuánto tiempo planeas tenerme en estos maravillosos aposentos? –el desafío me sale solo, Charlie siempre me ha dicho que no sé medir el peligro de las situaciones. Bueno, algo de razón tiene.
-En realidad, los Cullen han cumplido su palabra. –inclina su rostro ligeramente, sus ojos no me abandonan en ningún momento. –Aunque tendré que verlo con mis propios ojos, claro está.
El aliento se me queda atascado en la garganta. ¿Bella se ha convertido? Trago saliva para eliminar el nudo que me impide hablar.
-¿Iremos a Forks?
Aro niega.
-Ellos vendrán aquí. Carlisle y esa humana.
-Se llama Bella. –replico. ¿Por qué tienen tanto interés en ella y ninguno se aprende su nombre? -¿Por qué tanto interés en que vengan aquí?
