❝Eres todo lo que he deseado y todo lo que he temido.❞ || Donde Carlisle Cullen verá su autocontrol puesto a prueba. O donde Caroline Swan comprueba que Forks no es tan aburrido.
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-¿Cómo se mata a un lobo?
Mi pregunta hace poner los ojos en blanco a Bella y que una sombra de sonrisa algo divertida aparezca en el rostro de Carlisle.
-Lo digo en serio.
-Tía Carol...-la voz de mi sobrina es apenas más que un suspiro cansado mientras deja que Carlisle le vende la mano.
-Voy a poner los hechos sobre la mesa porque creo que no nos estamos entendiendo. –replico con mis codos apoyados sobre la costosa encimera de mármol de la cocina de los Cullen. Últimamente paso bastante tiempo aquí cuando no estoy trabajando, es una forma de mantenerme a salvo. O, al menos, de mantener tranquilo a Carlisle. Desde luego la opción de Bella ha sido mucho más arriesgada. –Jacob tenía la labor de protegerte. En cambio, te ha besado sin tu consentimiento y tú te has roto la mano al intentar frenarlo. Mi pregunta es, ¿por qué sigue respirando?
-Tiene un punto de razón. –escucho murmurar a Rosalie, que ha estado sentada fingiendo leer una revista con su típica pose de reina sin corona. No es que nos llevemos precisamente bien pero toleramos la presencia de la otra. Algo es algo.
-Ya sería un abrigo si le hubiera hecho eso a Rose. –admite Emmett, el cual ha estado atento a Bella desde que ha llegado. Creo que le gusta el papel de hermano mayor.
-No te tenía por un caballero andante, Em. –replica Bella, intentando poner algo de diversión a la conversación.
Emmett encoge sus enormes hombros con una sonrisa que le hace parecer mucho más joven.
-Oh no, ella se habría encargado sola. Yo habría llevado el abrigo.
Puedo ver cómo Rosalie esboza una sonrisa de orgullo mientras mira a su marido con un amor que jamás he visto en sus ojos. Emmett y Rosalie son polos opuestos pero, quizás por eso, se aman con fervor.
-Esto ya está. –anuncia Carlisle, que no se ha metido en nuestra conversación. Me dedica una mirada que va entre la diversión y la precaución, como si me viera capaz de ir a matar a un lobo gigante. Me conoce bien. –Y su mano no está rota, sólo tiene un esguince y los nudillos un poco magullados.
-No quiero añadir más tensión a la situación. –se apresura a hablar Bella cuando abro la boca para responder. –Todos estamos haciendo nuestro mejor intento por mantenernos a salvo. Aunque ser mortal y blanda es un inconveniente.
-Cuando seas como nosotros podrás romper todas las caras de lobos que quieras. –bromea Emmett, ganándose una carcajada por parte de mi sobrina.
Rose deja la revista a un lado y sale de la cocina con gesto airado. Desde luego el sentido del humor no combina con ella, al menos no con el tema de la inmortalidad.
Bella la sigue con la mirada y parece decidir algo porque se levanta con una rápida disculpa y sigue los pasos de la vampira rubia. Poco después Emmett también se despide para irse a jugar con Jasper a alguno de los cientos de videojuegos que poseen.
