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No se dónde estoy, donde he estado o donde estaré, mi memoria atrapada en la niebla espesa me impide saber si ésta es mi casa, lo único que recuerdo era la sangre salpicando por ahí cuando caí inconsciente, el piso era de pasto y el viento se sentía agradable, parecían caricias de mariposa y mi mano apoyada en el suelo tenía está sensación rasposa en la palma, mi cuerpo dolía, dolía mucho; mi ropa estaba desgarrada y cubría apenas lo fundamental, vestía una ropa simple, un vestido rosa hasta mis muslos con mangas floreadas en margaritas, estaba descalza y mi cabello estaba terriblemente desordenado. Me levanté del suelo que me mantenía en ensueños y mire a mi alrededor, era una colina donde me protegía la sombra agradable de un árbol de pétalos rosas , se movía con suma elegancia y se complementaba con un paisaje maravilloso, tenía miedo hace un segundo, pero al ver la majestuosidad de esa obra de arte, mi corazón estaba en calma, me puse de pie, el pasto se sentía incómodo en mis pies y la brisa ahora era algo fría, pero no importaba, podría ser peor, dí una caminata alrededor de la colina cuando divisé una gran estructura a lo lejos , era una especie de mansión tradicional con dos edificaciones a un lado, una de ellas parecía un pequeño establo o almacén y la otra, no estaba segura, pero podría ser para guardar provisiones, me acerque lentamente hasta que pude ver mejor a unas personas, algo me decía dentro de mí que no fuera imprudente y mantuviera mi distancia, por lo que en cuanto estuve cerca de esa estructura decorada con una bonita puerta roja tuve cuidado al entrar mientras escuchaba un par de voces masculinas gritandose mutuamente, no eran gritos de conflicto, eran gritos de aliento, esos para motivar.

—¿No piensas atacar? ¡Pues lo haré yo! — dijo una de las voces masculinas mientras corría a toda velocidad, un sonido metálico se escuchó y yo temí lo peor al ver como un sujeto de cabello oscuro castaño con una coleta baja arremetia al otro con su espada.

— ¡Eres muy lento hermano! — comento el otro chico, parecía un poco más joven, de ojos azules y cabello oscuro azulado en conjunto con sus ojos. — ¡GOLPE ESPECIAL DE OKITA! .

El joven golpeó la espada de su "hermano" con fuerza haciéndola caer y empujando con fuerza al hombre de cabello oscuro castaño, este último volteó a verlo y empezó a reír mientras el otro le ayudaba a levantarse.

— Veo que te has vuelto más fuerte Yasusada... Mañana lo haremos mejor.

— ¡Claro que sí! ¡Yo no viajé en vano para entrenar! Pero, debo admitirlo, tú también te haz vuelto más fuerte Kiyomitsu. — expresó sonriente.

Los mire con mucha curiosidad, sus acciones y gestos me parecían amables a pesar de entrenar con algo tan peligroso, estaba a punto de entrar para pedir ayuda cuando otro sujeto se acercó a los dos practicantes, era un joven de algo de veinte años vestido elegantemente con ropas azules y capa negra, portaba con orgullo su espada llena de carmesí y trozos de lo que parecía ser cabello negro, aclaró su garganta y entabló conversación con aquellos jóvenes.

— Yamatonokami, Kashuu, tengo órdenes del amo. — expresó con voz firme mientras limpiaba su espada con un pañuelo que había extraído de su elegante saco azul. — de ahora en adelante, tenemos que tener cuidado ya que puede haber infiltrados en la ciudadela. Es posible que haya toda clase de espías de parte de la armada retrógrada y usen una apariencia extraña para predecir nuestros movimientos en los ataques, así que si ven cualquier desconocido aquí deben deshacerse de él sin pestañear.

Poniendo una mano en su barbilla con una expresión irritada el joven llamado Kashuu expresó su opinión. — No puedo creer que la armada utilice trucos tan sucios, deben estar desesperados ya que los hemos derrotado muchas veces. De acuerdo, informaré a los demás para que estén alerta a cualquier desconocido fuera de estos resintos.

Temerosa por lo que podría pasar conmigo volteé a todas partes y me aleje lo antes posible de ahí en silencio, cerrando la bonita puerta con delicadeza, pronto volví al cerezo donde descanse hace unos instantes y me replantee que debía hacer, nadie podría ayudarme si pensaban que yo era una espía, no tenía que comer ni nada para protegerme de las inclemencias del clima, solo tenía para protegerme de los rayos solares la belleza del cerezo que me cubría en ese momento, dí una caricia a su tronco y pronto me percaté de un agujero escondido a un costado del gran árbol, alguien que no lo vea, fácilmente podría caer ahí y asomando mi cabeza me percaté que por dentro era lo suficientemente grande para abarcar a una sola persona pequeña, estaba llena de tierra , piedras, musgo y suciedad que como pude trate de remover y entre de frente al agujero oscuro, podía esconderme ahí ésta noche y mañana me adentraría en el bosque para buscar hierbas o raíces efectivas para alimentarme, con suerte y podría encontrar un río para bañarme y tomar agua.

¿Que será de mí de ahora en adelante?.

°•°Bajo la sombra del Cerezo°•°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora