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"Gentileza..."

Pasaron unas cuantas horas más durante el día hasta que llegó la noche mientras él joven de cabellos largos azulados continuaba el cuidado de la dama esforzándose por su bienestar físico, mientras en una oficina semi alumbrada por la luz de las velas , un joven revisaba los documentos de las recientes misiones, habia resultados satisfactorios con éstas y por fortuna la historia no había cambiado gracias a las movidas de sus guerreros y sus buenas decisiones con respecto a cada acción contra la armada retrógrada. Sentado en su escritorio cerro la libreta de documentos y dio un suspiro pesado mientras miles de pensamientos abrumaban su cabeza y rápidamente se puso de pié acercandose al pequeño mueble que tenía parches de calor guardados en un cajón, tomó unos cuantos y salió de la oficina percatandose de la lluvia que seguía envolviendo el cielo .

- ¿Cuánto más va a demorar este clima?. - continuó sus pasos por el pasillo admirando el goteo en el techo y el rocío en las telarañas y hojas de las plantas, aunque la lluvia aveces sea caótica era imposible no admirar parte de su gran belleza.

- ¡Maestro! - le llamó una voz semi alterada , al voltear se percató de que se trataba de Heshikiri Hasebe, su actual asistente quien siempre ponía gran esfuerzo en su trabajo. - ¿Que pasó? ¿Necesita algo?.

- No, solo quería ver cómo seguía la inquilina. - comenta con amabilidad, Hasebe junto a él comentaba toda clase de maravillas del día y él, escuchaba atento. - ¿No ha despertado nuevamente?.

- Yamatonokami me informa que no, le dieron un té cuando despertó pero de ahí no ha sucedido nada más allá. Por el momento permanece dormida.

- ¿Si? Puede ser que esté exhausta, estar enfermo también es realmente cansado. - argumenta, una vez cerca de la puerta toca un par de veces y el joven de cabellos azulados abre la puerta bajando la cabeza levemente a su amo. - ¿Cómo está todo? .

Yamatonokami bosteza levemente haciendo reír a su maestro y niega con la cabeza mientras se talla los ojos.

- no ha habido cambios...

- siento que te tengas que esforzar más, será por poco tiempo, lo prometo.

- Es que me contagia el sueño al verla dormir tan cómodamente. - expresa entre pequeñas risas, se acerca a su pecho y oye el leve latir de su corazón, el cual empezaba a palpitar con un poco más de fuerza dándole un sentimiento de alivio, se levanta un poco y acerca un par de dedos a su nariz, percibiendo una respiración más saludable en comparación con sus respiros superficiales. - con suerte se pondrá bien pronto.

El joven Saniwa ofrece parches térmicos al joven guerrero y este los acepta cambiando el del cuello y la nuca ya que le daba mucha pena ponerle los demás en sus zonas privadas.

- ¿Vas a estar bien? - consulta, el muchacho asiente cubriendo a la dama, sin embargo a punto de levantarse escucha un pequeño sonido desde el vientre de la mujer y curioso se acerca al lugar donde lo escucho y se levantó algo apenado en el mejor sentido.

- bueno... Creo que tiene un poco de hambre, jeje.

- Tiene sentido, si estuvo mucho tiempo bajo la residencia es probable que no ingiriera nada durante ese tiempo. - responde Hasebe colocando una mano en su barbilla y cuestionandose que podría comer una mujer en su estado actual. - ¿Udon?.

- Bueno, no es recomendable ahora porque tiene demasiadas calorías y harinas, quizá cuando se pueda parar funcione. Por ahora podrían funcionar el té y las infusiones, gengibre, alubias, caldos sin demasiada guarnición,incluso el chocolate caliente puede ayudar pero todo en pequeñas porciones, nada en exceso para que pueda digerir poco a poco ya que demasiadas calorías podría acelerar el pulso cardíaco y metabólico demasiado pronto , sé que van a cuidarla bien. - el joven Saniwa se acerca a la dama y con cuidado la cubre nuevamente hasta el cuello con la manta y con gran gentileza acaricia los cabellos de su coronilla esbozando un rostro amable y enternecido con su fragilidad.

°•°Bajo la sombra del Cerezo°•°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora