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"El despertar de una ninfa y... Cinco caritas rojitas..."

Jura que no se quería quedar dormido, jura que hizo lo posible por mantenerse despierto , jura por todos los dioses que no se quedó dormido ,solo estaba descansando los ojos , mientras estaba apoyado en la pared tratando de no caer como saco de papas le pareció escuchar el suave jadeo femenino, pero al abrir los ojos y verla aún ahí dormida se le olvidó la razón por la que debía quedarse despierto y no tardó en quedarse dormido de manera accidental, pobre alma en desgracia, sería una pena que alguien lo asuste.

Por otro lado sus compañeros estaban a la expectativa, toda la noche estuvo ahí cabeceando por la intriga, pero fue casi después de la primera hora que la mujer dejó de hiperventilar y Yamatonokami ahí de rindió, por su parte Kashuu Kiyomitsu asomó su rostro levemente por la puerta semiabierta y al verlo dormir tan tranquilamente solo salió para carcajearse, ¡Vaya enfermero! , por su parte sus compañeros al ver cómo Kashuu reía apoyando una mano en su rodilla no tardaron en asomar la cabeza por la puerta notando a Yamatonokami sentado y apoyado en la pared con los brazos cruzando y la cabeza echada hacia un costado suspirando entre sueños, si su amo o Hasebe lo vieran probablemente le llamarían la atención ya que lo primero que se le dijo fue "No te duermas", Horikawa kunihiro quien estaba también apoyado en la puerta miró también el escenario entre risas sofocadas y miró a la pobre criatura que descansaba en el ofuton despertando su curiosidad y entrando a paso lento y silencioso mientras sus compañeros se reían del hombre de ojos azules que dormitaba como una bella durmiente, sus pasos se acercaron a la dama y simplemente levantó un poco las mantas para contemplar una existencia divina y preciosa casi tan letal como el veneno.

- ¡Horikawa, regresa! - le llamo la atención Nagasone Kotetsu en un susurro de alarma al verlo tan cerca de la víctima de frío , sin embargo su rostro parecía estar pálido y rojo que no sabía si estaba avergonzado o a punto de desmayarse.

Kunihiro quien sostenía la manta metalizada noto una existencia salida de los cuentos más surrealistas del mundo, este pequeño ser dormitaba tranquilamente en cama como si sus sueños fueran un pasillo eterno, su beldad parecía un secuestrador de sentidos humanos que no te permitían pensar claramente debido al impacto que provocaba semejante ternura, sus pestañas que eran tan largas y negras como la noche estaban siendo acariciadas por un brillo particular, como las telarañas al ser envueltas en el rocío, su piel era tan pálida y brillosa semejante a una perla blanca salida de un cuento en lo profundo del mar, habían en sus mejillas bonitas pecas que parecían pétalos rosas de cerezo diminutos decorando su rostro del mismo modo que las estrellas decoran el cielo ante la ausencia de la luna, sus labios rosas eran una especie de pétalos que caían bellamente por delicadas y hermosos relieves que se visualizaban en ellos , su cabello oscuro caía por todas partes bajando juguetonamente en sus hombros la almohada y la cremosidad de su cuello pálido donde Horikawa detuvo el poema de su magnífica presencia notando las marcas en su cuello , vio detenidamente que eran heridas viejas, pero estaban clavadas en su piel perfumada como un una quemadura profunda que las hacia verse frescas pasando uno de sus dedos en ellas muy curioso por la posición de las heridas idéntica a la marca de un estrangulamiento, da un nuevo vistazo a la mujer, era alguien muy frágil y pequeña, no parecía alguien de quién defenderse sino alguien a quien defender al verse tan delicada como los hilos del oro de una exquisita túnica.

- ¡Horikawa ya salte! - Susurro nuevamente Nagasone Kotetsu.

Él voltea y asiente de manera silenciosa cubriéndola nuevamente, en el momento que iba a levantarse oye un muy familiar sonido y posterior a eso una sensación escalofriante de una espada tras su cuello a escasos centímetros dejándolo de piedra.

-¿Qué estabas haciendo? - consulta una voz algo profunda y siniestra detrás de Horikawa kunihiro y él simplemente voltea muy despacio encontrando el rostro de Yamatonokami Yasusada mirándolo de manera gélida apuntandolo con su espada.

°•°Bajo la sombra del Cerezo°•°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora