"Una flor que aún seca conserva su belleza.."
- ¡¿En qué estaban pensando?!- regaño el castaño a todo pulmón. - ¡¿Ustedes están locos?! ¡¡Pudieron haberla matado!! ¡¿Cómo hubiéramos salido de un problema así?! ¡¿Que tienen en la cabeza?!.
Todos los involucrados en la travesura bajaron la cabeza, Hasebe llevaba reprendiendoles casi media hora a gritos estridentes y explicaciones completas, al oir de la boca de los más jóvenes que querían comprobar si se trataba de la princesa Kaguya o del espíritu de la nieve el hombre no tardó en ponerse rojo de la rabia ante semejante barbaridad, incluso su amo Saniwa les castigó severamente ya que por una semana iban a estar exentos de las misiones y habría una acumulación de tareas de modo que estarán más ocupados y supervisados que nunca, Hasebe por su parte termino por fin si eterna catarata de gritos y reclamos y finalmente les dejó ir después de media hora de reproches, habían complicado las cosas a un nivel crítico y un inocente casi perdió la vida por un acto de ignorancia, el sol finalmente cayó por el largo tramo del cielo hasta empezar a ocultarse y al llegar al cuarto principal notaron a su hermano Yagen pasando un pañuelo por la frente, cuello y brazos de la mujer inconsciente y jadeante en el suelo, al ver mejor notaron que el agua que estaba usando Yagen era agua caliente .
- Veo que ya llegaron, hasta aquí se escuchaban esos gritos. - comento el de lentes.
- lo sentimos mucho, nosotros no sabíamos que pasaba. - se disculpó el pequeño Houchou con su hermano mayor.
- conmigo no se deben disculpar.- avisa señalando a la mujer. - cuando despierte y si es que despierta, se disculparán con ella.
Los pequeños asienten avergonzados, la mujer aún inconsciente soltaba respiraciones muy rápidas y pesadas y esto generaba inquietud en Yagen, fue muy difícil lograr que su corazón palpitara de manera normal después de ese susto y en cuanto se "recuperó" empezó a toser mucho casi como si expulsará todo el aire , por lo que tuvo que ponerla de lado por si por alguna razón pudiera vomitar o si se ahogaba con su propio aire, afortunadamente nada de eso pasó, pero desde que había logrado resucitarla no dejaba de hiper ventilar, al punto de que casi la caricia de su voz se podía sentir en ese aire que escapaba con ansia de su boca, pronto Ichigo Hitofuri entró a la habitación notando la pena en sus hermanos y solo les sonrió para reconfortarlos.
- Yagen, ya podemos llevarla.
- ¿A dónde la van a llevar? - consulta Namazou.
- volverá al cuarto de cuidados, no puede quedarse aquí, necesita mucho espacio para que tenga mejor calidad de aire. Si estamos todos aquí amontonados estaremos invadiendo el espacio que necesita. - explica el joven médico.
Ichigo Hitofuri por su parte ayuda a quitar la sábana y el plástico metalizado y lo sostiene para trasladarlo al otro cuarto.
- te espero.
Yagen mira a la mujer, es pequeña y delicada, por lo que pasa su brazo debajo de su cabeza y rodillas y la toma en brazos para trasladarla. La siente fría y el aire que sale de su boca era como una brisa gélida de invierno, sus hermanos lo ven apenados y él camina despacio con ella en brazos tratando de no moverla demasiado y ser lo más cuidadoso posible, pronto cuando atraviesa el pasillo su nariz capta un ligero olor, era dulce y delicioso, muy atrayente, pero a sabiendas de que tiene un deber que cumplir no tarda en retomar el camino y llegar al cuarto de cuidados donde su hermano lo esperaba con todo ya listo, se acerca y ayudado por él logran colocar a la mujer en la cama con una gran manta y el plástico metalizado sobre ella, de ese modo si genera calor no escapara de ella y podrá recuperar temperatura, Ichigo Hitofuri mira a Yagen, parece estar muy cansado, necesita descansar pero no sabe si él debe encargarse de la mujer si algo pasa. Pronto se oyen pasos y la puerta se abre revelando a su amo quien estuvo muy intrigado precisamente por los acontecimientos recientes. Ambos lo saludan y no tarda en echar de ver a Yagen exhausto.
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°•°Bajo la sombra del Cerezo°•°
RandomUna mujer llega a un lugar extraño donde habitan muchos hombres, no hay mujeres, ni una sola, todos nacidos del alma de sus espadas trabajan arduamente bajo las órdenes de su amo a quien estiman y realmente valoran, escondida bajo la sombra de un ce...