El Otro ||Yoonmin||

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La alfa Anh Hyebin nació en una familia pobre, creció en medio de la carencia que ofrecían los sectores bajos de Seúl, formando parte de una numerosa familia, se la pasó compitiendo con sus hermanos hasta para poder comer, odiaba a su familia conformista, en su ser no había ninguna pizca de amor para ellos. Enfocada en salir adelante,  subió cada peldaño hacia el éxito llevando con ella una pesada red de mentiras y engaños.

La oportunidad de crecer llegó en forma de un alfa, siendo una alfa hermosa y en contra de sus orígenes humildes, logró seducir a un alfa adinerado,  gracias a su matrimonio con Han Jisung obtuvo prestigio y una gran fortuna como siempre quiso.

Él era un artista reconocido, un pianista que había heredado una gran fortuna, ese hombre que vivía para adorarla, tan solo tenía un defecto, sus padres

La pareja de ancianos era una gran e incomoda piedra en los zapatos lujosos de Hyebin, le hacían la vida imposible, juzgando y criticando cada una de sus acciones, esto sin tomar en cuenta los esfuerzos que la alfa hacia por mantener  sus empresas en lo alto. Según sus suegros la única razón por la que la soportaban era por la ilusión de que le diera un heredero a la familia. Su vientre era lo importante, jamás su cerebro.

Los ojos de la prensa y de la familia Han estaban sobre ella, exigiendo un hijo, cosa que Hyebin se esforzaba por lograr sin ningún éxito, con el tiempo se resignó.

Las alfas no eran fértiles siempre y aquellas que lograban quedar embarazadas a lo mucho tenían un solo hijo. Hyebin entendió que ella no pertenecía a ese pequeño porcentaje de afortunadas.

Sin un hijo no podria tener el dinero de la familia de su esposo, su deseo por tenerlo todo la llevó a terminar frustrada en un matrimonio seco y sin amor.

Todo el dinero no la salvó de un matrimonio insatisfactorio, su esposo con el tiempo fue descubriendo su verdadero rostro, se olvidó de su esposa para dedicarse a su carrera y amantes que ofrecían la calidez que ella nunca podría dar, indifirente de la presión que sus familiares ponían sobre ella. No pasó mucho tiempo para que el orgullo de Hyebin la llevara a plantearselo, ¿Por qué ella no podía tener a alguien más también?

Jóvenes, viejos, alfas y betas, en secreto probó la lujuria y le resultó fascinante, soportó años, disfrutando sus noches encubierta, como una ladrona, robaba el placer de las camas de otros, viviendo con la amargura de no poder encontrar plenitud junto a su esposo que solo servía para llenar su cuenta bancaria y reprochar la falta de un hijo.

En su mundo lleno de corrupción y avaricia, conoció la inocencia y ternura de la mano de un joven omega de servicio, como en un pésimo cliché entabló una relación clandestina con él

Era su omega, la otra mitad de su alma, así que sin dudar lo usó y engañó, el omega fue un completo estúpido, cegado por su lobo e instintos sedió ante ella y creyó cada promesa donde le aseguraba que dejaría a su esposo para estar juntos.

De esa relación que el omega atesoraba y de la que Hyebin se avergonzaba, hubo un par de consecuencias.

Un corazón roto y un embarazo

Cuando Hyebin supo que el omega estaba embarazado lo echó de su casa, ella misma y sin piedad lo tiró a la calle con solo sus pertenencias y una buena cantidad de dinero para comprar su silencio y pagar una clínica que arreglara el problema. Aunque sabia que el semintalismo del omega no le permitiría abortar.