𝑹𝒊𝒅𝒆

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CAPÍTULO 5 

NOBARA POV

18 de Enero de 2022


𝙀𝙨𝙩𝙤𝙮 𝙘𝙖𝙣𝙨𝙖𝙙𝙖 𝙙𝙚 𝙨𝙚𝙣𝙩𝙞𝙧 𝙦𝙪𝙚 𝙚𝙨𝙩𝙤𝙮 𝙟𝙤𝙙𝙞𝙙𝙖𝙢𝙚𝙣𝙩𝙚 𝙡𝙤𝙘𝙖

𝙀𝙨𝙩𝙤𝙮 𝙘𝙖𝙣𝙨𝙖𝙙𝙖 𝙙𝙚 𝙘𝙤𝙣𝙙𝙪𝙘𝙞𝙧 𝙝𝙖𝙨𝙩𝙖 𝙦𝙪𝙚 𝙫𝙚𝙤 𝙚𝙨𝙩𝙧𝙚𝙡𝙡𝙖𝙨 𝙚𝙣 𝙢𝙞𝙨 𝙤𝙟𝙤𝙨


Fue el día que le descubrí

Megumi Itadori

Anya dice que no irá.

Se enamoró de tu hermano.

Vaya, eso no me lo esperaba.

En fin, tampoco puedo recibirle

en casa, tengo un compromiso.

Si, está perfecto.

Cuando logre despegar a Anya

de Junpei, prometo devolvértelo.

Siempre y cuando no sea manoseado

No prometo nada.

Genial, voy a denunciarlos.

Todos somos menores.

Hace días prepare la maleta para marcharme, habíamos arreglado nuestras diferencias. El viaje con Inumaki, a Islas Fiji, se realizaría si o si. Solo que el se fue primero porque al fin decidió darle la oportunidad a su Padre de acercarse a el. Así que al otro día iba a seguirle yo. Me vestí para ir al aeropuerto y llame un Uber. Hornee para retirar toda molestia de mi ser.

Me sentía agotada.

Sentía que cada vez que Inumaki y yo hablábamos, me dejaba completamente agotada, cuando durmió a mi lado desperté el doble de cansada y su voz me exasperaba.

Todos esos síntomas empezaron a brotar desde que vi al chico de cabello rosa. Cuyo nombre no conocía, cuyos ojos no había visto de cerca, aun. Suena estúpido e infiel, pero había algo que no me dejaba en paz dentro de la cabeza, en mi corazón respecto a su existencia.

Me fui de mochilera dos años a Peru, acababa de regresar y el peso de toda esa distancia entre Inumaki y yo; estaba cobrándonos la factura. Bufe tratando de concentrarme, era por demás, no era capaz de leer con tanta basura en la cabeza.

Cerré el libro, el timbre sonó. Tome el abrigo camel abrigador para resguardarme del frio. Sabia que debía irme, quizás este viaje nos haría reflexionar sobre nosotros inclusive podríamos terminar si era lo que necesitábamos para madurar.

Gire la manecilla de la puerta.

Un metro con setenta y tres centímetros, el sol descendió en el cielo a un costado de su nuca pálida; una hoja del limonar de la entrada cayo entre las hebras rosa paló borgoña de su cabeza, también algunas gotas de la lluvia que parecían escarcha y le bañaran en señal de bienvenida. Sus orbes marrones estaban resguardados bajo esas pestañas chiquitas pero audaces que abrían y cerraban su alma con cada movimiento de su cara. Mis ojos color ámbar, se dilataron cómo se enfoca el lente de una Cannon, lo escanee. Vestía un abrigo verde, botas amarillas y ambos teníamos maletas. Capture esa imagen para guardarle en el tiempo y espacio;

ROSES ARE PINK |Itanoba|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora