𝑳𝒂 𝒕𝒐𝒓𝒎𝒆𝒏𝒕𝒂 𝒅𝒆 𝒂𝒓𝒆𝒏𝒂

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CAPÍTULO 24

JUNPEI POV

09 de Mayo de 2022

𝙋𝙖𝙧𝙖 𝙫𝙞𝙖𝙟𝙖𝙧 𝙖 𝙤𝙩𝙧𝙤𝙨 𝙥𝙡𝙖𝙣𝙚𝙩𝙖𝙨

𝙋𝙤𝙧 𝙘𝙤𝙧𝙧𝙞𝙚𝙣𝙩𝙚𝙨 𝙘𝙞𝙧𝙘𝙪𝙡𝙖𝙧𝙚𝙨

𝙏𝙚 𝙙𝙞 𝙪𝙣𝙖 𝙘𝙖𝙥𝙨𝙪𝙡𝙖 𝙚𝙨𝙥𝙚𝙘𝙞𝙖𝙡 

𝙋𝙚𝙧𝙤 𝙖𝙝𝙤𝙧𝙖 𝙩𝙪 𝙘𝙖𝙗𝙚𝙯𝙖 

𝙀𝙨 𝙪𝙣𝙖 𝙩𝙤𝙧𝙢𝙚𝙣𝙩𝙖 𝙙𝙚 𝙖𝙧𝙚𝙣𝙖 

𝙔 𝙘𝙖𝙙𝙖 𝙣𝙤𝙘𝙝𝙚 𝙪𝙣𝙖 𝙚𝙨𝙥𝙞𝙧𝙖𝙡.

—Perdió mucha sangre, le realice tres transfusiones.— el Médico de cabello rubio mencionó

—¿El semen era de Megumi?— el peli rosa tenia un libro en una sus manos, se hallaba leyendo sentado en el sofá color negro, sin mirar al Doctor y paso pagina.

—Si, el ADN, encontrado dentro de su cuerpo coincide con el de Megumi Itadori.— le entrego el folder para que lo tomara sabiendo que no lo tomaría, pero no estaba demás intentarlo.— Pueden usarlo como prueba en Juicio.

—Pero no hay un nombre fuera ni un nombre demás en la orden, solo es cuestión de tiempo al menos que él quiera hacer algo al respecto. Entonces, Demonio ¿Vas a levantar una Denuncia?— preguntó dirigiendo sus orbes marrones directo a la abertura de la puerta fijándose en mis ojos verdes.

Le observé salir de la habitación cuando yo retrocedí e inicie a correr con aquellos tenis azules que usaba aquel día. El pasillo era inmenso, pero sabía que existía un ascensor en el lado hueco del edificio, así que me dirigí ahí apresuradamente.

Toque el botón hasta que escuche el sonido característico de las flechas arriba la caja metálica estaba descendiendo y mis nervios se alzaban, sus pasos a metros de mi cuerpo eran elegantes, él ni siquiera estaba apresurado, guardaba una de sus inmensas manos blancas dentro de los bolsillos de su Pantalón acomodando su cabello rosa hacia arriba con la otra, golpee el botón con la palma de mi mano deseando que el estúpido ascensor bajara más rápido.

Entre resbalando mis dedos llenos de sudor tocaron los botones para subir al cielo, lo último que vi de Sukuna cuando las puertas de plata se cerraron y mi respiración cesaba, fue su sonrisa.

No me encontraba en Tokio, por el sonido de los autos y la densidad del aire sobre mi cabeza. El cabello se me barría hacia atrás cuando ande sobre el helipuerto de aquel edificio y me detuve de golpe al sentir la presencia de su cuerpo atrás de mi espalda, ni siquiera le escuché llegar.

—Pudiste escapar por el estacionamiento, la estación de autobuses se encuentra a ochenta metros. Podías volver a casa.— el peli rosa camino rodeándome lentamente —Pero no querías volver a casa, viniste aquí para lanzarte del edificio más alto de esta Prefectura.—

Desperté en un mundo donde ya no me sentía cómodo, donde me perdí sabiendo que nunca podría recuperarme, donde sabía que tendría que transformarme en otra cosa para sobrevivir.

—Salta, Demonio.— Sukuna exigió riéndose de mí.

Todo terminaría rápido si me acercaba a la orilla, solo tenía que disfrutar mi película de ocho segundos. Di un paso, pero retrocedí de inmediato porque mi freno humano aún estaba activado. Al peli rosa le desagrado aquella acción, así que sostuvo mi brazo presionando mi piel pálida.

Sukuna me empujó.

Cuando vi sus manos abandonar mi cuerpo y el aire pegarme en la espalda mientras mi cabello tapaba parte de mi cara, ya no podría volver en mi decisión, el tiempo se detuvo delante de mis pestañas, no tuve voz para gritar del dolor que inundaba cada célula de mi cuerpo mortal ante aquellos 80 pisos de altura, altura que pronto me destrozaría el cráneo.

La parte trasera de mi cabeza choco con el vidrio del último piso, le escuche rajarse. Al ver la inmensidad del abismo abajo de mi, comencé a moverme notando que la cinta de mi Tenis derecho estaba en la orilla siendo pisada por sus Tenis color rojo, la camisa se me bajaba al igual que los pantalones.

—¡UGH! ¡AAAAH! ¡BASTARDO!— grite con la sangre inundando mi cerebro

—No sabes insultar. ¿Te suelto?— se cruzo de brazos en la orilla y soltó parte de la cinta de mi tenis de la presión que ejercía.

—¡AH! ¡AAAH! ¡SI, SUÉLTAME! ¡NO PIENSO REGRESAR! ¡YA NO QUIERO!— jadee tapándome la cara con las manos iniciando a sollozar, parecía una mala tortura.

—Cobarde.— comento con su tono de voz más grueso.

—Yo.. Ya no puedo.— asegure con las lagrimas cayendo sobre mi frente.

—Pobrecito de ti.— burlón alzo su pie dejando la cinta de mi tenis resbalarse de la suela de su Tenis y así dejarme ir.

Ahí se repetiría el vértigo, mi cuerpo debía caer pero termino en el suelo a sus pies, el golpe fue tan rápido que ni siquiera lo sentí, me miraba con prepotencia porque me agarro del tobillo después de dejarme caer, segundos después de jugar conmigo. Rasque el suelo con mis uñas cortas y la congoja creció dentro de mi pecho.

—Si te suicidas, te irás al infierno. Imagina sufrir aquí e ir a sufrir en la eternidad. -- ladeo su cabeza con una sonrisa tierna y me dio la espalda alejándose de mí.

—¿INFIERNO? ¡MI VIDA YA ES UN INFIERNO!—

—JAJAJA.— camino igual de lento

Y cuando quise ir tras él, me lo impidieron.

—¡Sukuna! ¡SUKUNAAA! ¡MALDITO HIJO DE PUTA! ¡VOLTEA! ¡REGRESA AQUÍ! ¡MALNACIDO!— aclame furioso por los hombres que me agarraban contra el suelo.

Y de pronto estábamos en mi habitación comiendo chocolates Nestle, mientras él me miraba fijamente.

—Te odio.—

—Yo también te odio, Demonio.— me dio un golpecito en la frente con la suya.

—¿Por qué me llevaste con un Médico?— pregunte curioso

—Estábamos hablando y de pronto tus sábanas se volvieron la bandera de América.— él aclaró alzando una ceja

—Debiste dejar que me desangrara. Era mi oportunidad de dejar esta vida. ¿Cómo fuiste tan egoísta? ¡Sigo vivo por tu maldita culpa!— le di un golpe en el hombro con todas mis fuerzas.

—Golpeas como niña.— se rió

—Vete.— establecí levantándome de la cama.

—No recibo órdenes de nadie, menos de un Demonio.— me miró de arriba a abajo y se relamió los labios.

—Debes tener mejores cosas que hacer, ve a aterrorizar a los niños, que se yo. El día está precioso, sal a dar una vuelta y aprecia el paisaje.— abrí el ventanal señalando el exterior.

—Ya salí y estoy apreciando el paisaje, es verde, tan verde.— me vio fijamente a los ojos.

—Quiero estar solo, yo solo quiero... Solo necesito estar a solas.— mis pupilas se cristalizaron, tape mi boca con una de mis manos e inicie a sollozar bajo.

—Somos entidades espirituales similares, tus lágrimas pueden engañar al resto del Multiverso, pero no me convencen a mi.— aclaro levantándose de la cama y me empujo sobre la puerta de madera cerrándola, acercó su nariz a mi rostro.

—Tenía que intentarlo.— suspire evadiendo su olfato y le aparte de mi.

Fui a mi closet y me quite la ropa que usaba. Sukuna me esperó sentado en la orilla de mi ventana y cuando salí una sonrisa surco sus labios.

—¿A dónde vas Demonio?— me preguntó el chico de alas blancas.

—Voy a donde no estés tu.— sonreí tomando las llaves de mi auto.

—Oi oi, gambare, gambare. Espera...— me detuvo señalándome con su dedo índice.

—¿Que?—

—Ya que te vas, llévate esto.— el peli rosa de ropas negras saco una caja aterciopelada de su abrigo color negro y me lo entrego.

—Oh, es verdad.— saque de un cajón lo que él había olvidado. —Toma tu encendedor, lo olvidaste en la tienda de Películas.— se lo entregue.

—Guárdalo, lo vas a necesitar.— sonrió extendiendo sus dedos.

—¿Qué es esto?— mire la caja aterciopelada que dejo sobre mi mano.

Sukuna tomo mi mentón para que le viera a los ojos.

—También tengo que irme, lamentablemente voy a regresar y cuando lo haga, no lo vas a comprender, es más, nunca vas a comprenderlo. Fuimos concebidos para odiarnos y creados para destruirnos. Dada esa incidencia, guarda todo tu lamento, enojo y lágrimas para que me pertenezcan solo a mi. Antes de todo lo que acontecerá, te daré el dominio sobre mi persona, pero a cambio, me entregarás tu alma. Este será un pacto entre nosotros, por lo pronto, espera; solo espera por mi, Demonio.— Sukuna dijo con ¿Dulzura?

Sukuna tentó mis labios con su dedo índice, agarro mi cabeza con ambas manos robándome un beso rápido en la frente, ofendido, trate de golpearlo pero él retrocedió a la velocidad de la luz, como las estrellas que son inalcanzables para una vida humana, ni siquiera pude rozar el mismo aire que él respiraba. Subió sus pies a la orilla de mi ventanal, aquel chico tenía unas inmensas alas blancas tan frondosas y perfectas que eran de casi tres metros de largo cada una parecía que fuera a lanzarse al vacío de espaldas, pero él no volaba, no porque no pudiera.

—Puto loco.— aclare tirando la caja dentro de un gavetero, realmente no me interesaba su discurso de mierda.

—En el pasado, cuando no teníamos nada, lo teníamos todo.— inicio a interpretar una melodía conocida.

—¿Te vas a quedar ahí toda la tarde hasta que yo decida regresar?— le cuestione abriendo la puerta de mi habitación.

—No.— respondió agitando mi celular en sus dedos

Ni siquiera me di cuenta de cuando lo tomo. No me interesaba, él no me interesaba, yo no lo necesitaba. Baje las escaleras encontrándome a los Gays besándose, Denji apartándose de su novia y mi hermana mirándome como si estuviera viendo un muerto. Yuji hablaba bonito, sonreía lindo, se comportaba bonito.

Fui escaleras arriba rápidamente notando que Sukuna ya no estaba en mi cuarto.

—Mis pastillas, necesito mis pastillas. Voy a volverme loco.— abrí un cajón, tirando la tapita del bote en el lavabo, metiéndome treinta capsulas de un solo golpe.

Decidí ir al parque al final.

—¿Dónde estabas Junpei?— Anya me reclamo cuando aparque el auto frente al lugar.

—Yo tuve un tipo de retiro, suelo hacer eso ¿Sabes?— mentí quitándome el cinturón de seguridad.

—No mientas, tu hermana dice que no sueles huir de casa.— frunció sus labios cruzando sus brazos. —Jun, dime que sucede, sea lo que sea, dímelo. Prometo que...—

Trate de pensar en que podía ser sincero con mi novia, rodee el auto y le abrí la puerta del copiloto para que saliera, pero cuando salió de mi carro me di cuenta que fue su hermano quien que me agredió. ¿Ella realmente iba a creerme?

Claro que no, la sangre es más espesa que el amor.

Antes de ingresar al parque vi el Rolls Royce Boat Tail color azul mar, de Satoru Gojo pasando a un lado de la carretera, no traía la cubierta, el si cubría sus ojos celeste infinito, bajo un poco la cabeza dejándome ver sus orbes desde mi distancia y me dedico una sonrisa.

Afortunadamente nada sucedió en el Carrusel, Yuj y los demás salieron contentos y me quisieron convencer de subir, eso no pasaría. La casa del Terror abrió, el oficial del parque dijo que pronto vendrían los trabajadores que estaban bebiendo café y de hecho nos invito a entrar.

Me emocione

—¡No vas a entrar a esa cosa!— Anya me agarró del brazo.

—¿Por qué no? es la única atracción donde me voy a divertir.— forme un puchero con mis labios.

—Pero mi amor, ni siquiera se ve que sea de buena calidad.— beso mi mejilla

—Pero yo quiero.— puse mis ojos de cachorrito a medio morir y baje la mirada

—Bien, vamos a entrar.— Anya suspiro cediendo.

Anya y yo nos separamos. Caminé con Yuji y Denji a oscuras, el suelo estaba pegajoso abajo de nuestros zapatos.

—¿Aquí esta la habitación de los espejos?— Yuji pregunto sobándose el brazo.

—Si, pero debe estar al fondo como siempre.— sonreí sacando mi teléfono para iluminar el pasillo oscuro, vaya sorpresa no tenia mi teléfono porque Sukuna me lo habia quitado.

—La casa de los espejos es lo mejor, la amo.— Denji le pasó el brazo por el cuello —¿Ya se te paso el miedo?—

—Claro, si, cuando estoy con ustedes me siento más seguro.— Yuji asintió feliz.

Nos detuvimos en una puerta con huellas de sangre igualmente escabrosas, no había personal que nos asustara, así que gire la perilla entreabriéndola. Había una cuerda encima de la puerta que conectaba al techo y un cuerpo abierto con las vísceras de fuera salto ante nosotros salpicándonos de su sangre.

Escupí lo que me entró a la boca, era un diente, y el sabor no era nada agradable, al punto que sentí la necesidad de meterme los dedos en la garganta para vomitar.

—Asqueroso, pero que buenos cuerpos, siente esta piel, parece real.— Denji paso su lengua encima de la mejilla de la fémina de cabello oscuro y asintió feliz.

—Si, esto...— agarre el molar en mis dedos, escurriendo la sangre por mi antebrazo. —Esto no es resina chicos.— pronuncie relamiéndo mis labios.

—No, no puede ser real.— Yuji lo mordió y se puso pálido.— Si, si es real.— escupió hacia otro lado.

Denji sufrió de arcadas, unas pisadas nos llamaron la atención, la silueta de un hombre de altura de 2 metros con 50 centímetros estaba parado al final del pasillo por donde llegamos.

—Hola ¿Es usted un trabajador del Parque? ¿Podría señalarnos la salida por favor? nos perdimos.— Yuji dijo amablemente.

El hombre encendió la sierra eléctrica de cadena que elevó en una de sus manos.

—Ese no es un trabajador del Parque Yuji.— agarré su muñeca invitándole a retroceder.

—¿Que veo? ¿Un rival?— Denji abrió la boca ofendido.

Comenzó a dirigirse hacia nosotros, no me lo pensé dos veces, solo me fui corriendo, ellos no tardaron en igualarme.

—No debí tomar el consejo de Satoru de ir a la casa del Terror.— Yuji mencionó y me paralice.

—¿Satoru Gojo sabía que estarías aquí?— le pregunte

—Si, él me dio las entradas.— Yuji aceptó.

—Ese hijo de puta.— renegué apresurando

ROSES ARE PINK |Itanoba|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora