Las imágenes que pasaban frente a mí, eran rápidas, pero aún así, podía saber el contexto de cada uno de esos recuerdos.
Vi el nacimiento de Katrina, el cumpleaños número diez de Patricio, algunas visitas a la casa de los abuelos, la vez que el local quebró, la pelea a golpes que tuve con la vecina chismosa, el conocer a mis amigas en secundaria.
Conocer a Froy.
Conocer a Dylan.
Esos y muchos recuerdos más, se aglomeraban en mi cabeza, como si una llave hubiera abierto esa caja de Pandora que Dylan había escondido.
Noté el cambio entre mi yo con vida propia y mi yo sin recuerdos de ello. Fue un cambio drástico y me dolió recordar todo ese año. Todo era monótono, todo era gris y sin vida.
Yo no tenía vida.
Comencé a llorar, quería despertar ya. No me apetecía tener que verlo de nuevo. Porque era un ciclo: cada que llegaba al departamento y tenía esa pelea con Dylan, volvía al comienzo.
Lo sentía como un tornado, y no ayudaba a mejorar mi dolor de cabeza. Además que verlo todo, me hacía cuestionarme aún más sobre mi vida con Dylan.
¿Por qué me hizo olvidar todo? ¿Por qué no solamente a Froy? ¿Por qué me separó de todo lo que me daba felicidad?
Quería que el tornado, parara.
Quería que mi mente, se calmara.
Quería y necesitaba despertar.
Porque no podía estar muerta así sin más. Traté de volver a estar consciente, aunque sea poco a poco. No escuchaba nada y no podía abrir los ojos, pero el dolor corporal era cada vez más notorio.
Comencé a sentir mi respiración, notando que me dolía el pecho por realizar esa simple acción. A lo lejos, escuché varios sonidos, entre ellos, un monitor cardíaco con sus distintivos pitidos: los cuales estaban calmos.
Sentía la luz de algo y con extrema tranquilidad, comencé a abrir los ojos. Al acostumbrarme al brillo de la luz, pude visualizar a Patricio en un mueble y a Froy a mi lado, sosteniendo mi mano.
Mi corazón se descontroló y el monitor me delató. Al instante, Patricio despertó mostrándose asustado por el cambio, pero con verme con los ojos abiertos, simplemente sonrió.
Se acercó con rapidez y empujó a Froy, causando que cayera al suelo y despertara del susto.
—¿Qué pasó? ¿Qué pasó? ¿Qué pasó? —Lo escuché agitado y alerta.
—Llama al médico o a enfermería —le ordenó y, rápidamente, escuché que salía de la habitación—. Estás bien... Ya estás bien.
Patricio sostenía mi mano con fuerza mientras que con la otra mano, acariciaba mi cabello. Tenía los ojos algo rojos e hinchados y los labios lastimados. Él tiende a morderse los labios cuando está estresado y ansioso. Y me resultó fascinante poder recordarlo, porque eso significa que, al final, Matza era de fiar y yo no estaba tan loca.
Me rompió el corazón ver a Patricio en ese estado, así que con poca fuerza, jalé a mi hermano hacia mí para darle un abrazo.
—Lamento todo el sufrimiento que te causé, Pato.
Lo escuché desmoronarse en mi hombro y abrazarme con fuerza al escuchar como le llamaba de pequeña. Y que lo hiciera, me dolió más.
—¡Aquí está el médico! —Apareció Froy con dos señores con bata.
Sólo pude limitarme a sonreírle y deleitarme con esos ojos lindos que no paraban de mirarme. Fue allí donde me di cuenta que ya no estaba atada a Dylan.
Fue allí cuando sentí que había regresado a casa.
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El beso del recuerdo [Libro I]
Romance«¿Por qué me duele tanto no poder recordarte?» Desde el momento en que Priscila encontró una foto de un chico en una nube por buscar una foto que había agregado en su currículum y que no recordaba haber hecho, sintió un gran vacío que la dejó descon...