day 11

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Reto: "Mientras lo masturba"

Narrador omnisciente

Después de aquella noche salvaje entre en el cenizo y el pecoso, ya había amanecido eran alrededor de las 12 del medio día y el calor ya empezaba.

- buenos días! - dijo aquella señora de cabello verde entrando por la puerta bruscamente.

se encontró con la imagen de su hijo desnudo abrazado por su novio/amante. Ah y también estaba desnudo.

Aquella señora cerró la puerta de un golpe ahora sí levantando al pecoso y al cenizo haciendo que peguen un brinco asustados.

- Mierda..

Dijo el cenizo masajeando la cien, intentando no enojarse.

El pecoso solo se limitaba a reírse en voz baja sobre la reacción del cenizo, aunque también un poco de él en sí.

- ¿De que mierda te ries?

Dijo gruñiendo el cenizo mirando como se burlaba su amante de el. Aunque para ser sincero su pecoso se veía lindo después de tremenda cogidota.

El cenizo sin dejar que el pecoso le explicará, se miró en el espejo tamaño cuerpo completo y diagnóstico su cuerpo desnudo para ver qué tenía algún qué otro chupetón que había hecho el pecoso. Y sus labios estaban rojos.

Cuando volteo a ver al pecoso este se encontraba abrazándolo por la cintura. ¿En qué momento había llegado hasta ahí?

El pecoso también estaba igual o peor, tenía chupetones, las manos del cenizo estaban marcadas en su cadera y culo. Y de su entrada escurría un liquido blanco. Sus labios estaban rojos junto a sus mejillas y su cabello estaba más revuelto que el del su amante.

El cenizo solamente se reía bajito al ver la reacción de vergüenza del pecoso.

- Eres una bestia... - dijo sonrojado y un poco avergonzado el pecoso mientras tapaba su cara con la palma de sus manos.

Y eso que solamente fue un round.

Una carcajada fue escapada del cenizo al escuchar las palabras del pecoso, aunque realmente necesitaban un baño, están asquerosos.

- Vamos a bañarnos. - dijo el cenizo mirando el trasero del pecoso fijamente. Mientras a este la vergüenza se le estaba pasando.

- Así que mueve ese culito. - dijo nalgueando al pecoso quedando sorprendiendo.

Rápidamente ambos fueron al baño, y ambos entraron a la regadera entre besos y caricias. El agua tibia caía en sus cuerpos relajandolos. Algún qué otro beso se daban.

Después de aquella ducha, ambos bajaron y desayunaron en silencio, no era un silencio incómodo sino solamente cada uno en sus pensamientos y listo

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Después de aquella ducha, ambos bajaron y desayunaron en silencio, no era un silencio incómodo sino solamente cada uno en sus pensamientos y listo.

El primero en terminar fue el cenizo, que lavó el plato y fue directo al patio a coger algo de fresco.

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