CAPÍTULO IX

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Jin se quedó perplejo, su vecino era el hombre más guapo que había visto. Si bien su ex era un hombre atractivo tenía el estereotipo de surfista americano, pero Jungkook era...uff. Jungkook era la creación fugitiva de los dioses.

"No Jin. No vayas por ahí" se reprendió mentalmente al notar que su cabeza jugaba sucio al notar el inicio de sus pectorales por la abertura de su camisa a medio desabrochar.

-Sí, está en mi cocina. Pasa y cierra la puerta por favor -le dijo a Jungkook y se dirigió hasta donde estaba Midas jugando con el pobre pedazo de zanahoria olvidada.

-Oh gracias -dijo Jungkook entrando y cerrando tras de él. -¿Te ha causado problemas? -preguntó.

-No, aparte de casi provocarme un infarto, estamos bien - le respondió Jin apagando la estufa.

-Bueno creo que me llevaré a mi perro y tendré que pedir nuevamente comida. Llevo casi una hora buscándole. Creí que había ido a la cafetería, pero veo que aún no olvida la dirección de Carmen -dijo Kook.

-Oh claro -la voz de Jin tenía un tinte de decepción -¿Quieres quedarte a cenar? Hice Japchae -preguntó Jin. Al notar la mirada perpleja de Jungkook añadió -aunque entenderé si tienes algo más interesante en tu agenda.

-No, para nada. Me gustaría quedarme a cenar, gracias -Se apresuró a responder Jungkook. Quería quedarse, la comida olía deliciosa pero sobretodo quería quedarse a cenar con este enigmático y precioso hombre. Jin sonrió encantado.

-Lávate las manos, ahora mismo sirvo la cena -dijo mientras tomaba platos de la estantería

Jin vio que Jungkook dio media vuelta y fue hasta el baño sin necesidad de averiguar donde estaba. Quizás el había venido otras veces antes, considerando que al parecer su vecino conocía bien a la antigua dueña de casa y a su hijo.

Jin no supo por qué, pero esto le hizo sentir como si hubiese recibido una patada en el estómago. Respiró profundo y se tranquilizó. Si Jungkook fue amante de la mujer que vivió ahí no era de su incumbencia.

Cuando Kook volvió se sentó a la mesa y respiró profundo, hace tiempo que no comía japchae y este olía delicioso. Jin se sentó a la mesa y empezaron a comer. Cuando los fideos tocaron sus papilas no pudo reprimir un gemido de satisfacción, haciendo que Jin se ruborice.

-Oh por Dios, en serio lo siento. Pero es que esto es delicioso, hace mucho no he comido comida coreana en ley y este japchae debería tener estrellas Michelin -halagó Kook.

Jin no podría ruborizarse más ante el halago, normalmente Yoongi era con quien podía comer comida coreana y nunca la preparaba en casa, su esposo enloquecía si no veía en la mesa el menú estricto que le entregaba. Y ni hablar de halagos, nunca los recibió por parte de Walton, en lugar de eso siempre recibía críticas y groserías y eso cuando su ex esposo se dignaba a aparecer a la hora de la comida. Sino simplemente comía en el centro aduciendo que la comida era mejor ahí.

-Mmm gracias. Me gusta cocinar. -fue la tímida respuesta que expresó.

-Por cierto, disculpa que lo diga así, pero noté que sabes bien la distribución de esta casa -señaló Jin.

-Ah. Sí, Tae y Jimin vivieron un tiempo aquí mientras fueron recién casados. Ya sabes la casa es perfecta para una o dos personas, pero cuando Jimin embarazó, pues era imposible conservar la casa. Mientras vivieron aquí tuvimos muchas cenas y noches de póker, son mis mejores amigos después de todo. Después estuvo Carmen y su hijo, Ignacio. Era una mujer de cuarenta años, había perdido a su esposo al cruzar la frontera y ella con su pequeño se quedaron solos. Le ayudé un par de veces arreglando algún desperfecto de la casa, hasta que Taehyung se hiciera cargo, después supe su situación migratoria. Así que le ayudé con la tramitación para conseguir los papeles para ella y su hijo. Es por ello que conozco tan bien esta casa -le contó Jungkook. Jin se sentía avergonzado, había juzgado demasiado rápido a Jungkook.

-Oh disculpa. Dijiste que le ayudaste a conseguir sus papeles. ¿A qué te dedicas? -preguntó Jin, metiendo un pedazo de carne y vegetales.

-Soy abogado, mi padre y hermano también. Pero ellos viven en Nueva York como te lo mencioné antes. -contestó Kook. -¿Y tu Aiden, a qué te dedicas? -preguntó dejando los palillos en un plato vacío.

-Yo conseguí un empleo ayer, en "Rainbow". Seré maestro del salón donde esta el hijo de Jimin.

-Oh por favor, eso amerita un pequeño brindis. Déjame ir por el postre a mi casa. Ahora vuelvo -dijo Kook mientras se dirigía a la puerta y salía rumbo a su casa. Jin recogió los platos, ya los lavaría después.

Jungkook traía un molde con pie de manzana, la mezcla de azúcar, manzanas y canela invadió de inmediato su casa haciendo que salivara.

-¿ Lo hiciste tú? -Preguntó Jin asombrado.

-No, este no lo hice yo. Claro que son mis manzanas las que están ahí, pero el pie lo preparó la señora Taylor, la anciana que vive en frente de nosotros y tiene mil gatos. -dijo Jungkook divertido.

Jin sacó dos platos, dos copas y puso un poco de vino rosa. Dispuso dos tenedores, mientras Jungkook servía los dos pedazos de pie. Había puesto un poco de música y comían tranquilos, en un silencio muy agradable y haciéndose compañía. Midas se había quedado dormido en la alfombra de Jin junto a la chimenea.

-Oh, esa es una de mis canciones favoritas -dijo Kook de repente, cuando las notas de "Take me Home" de Jess Glyne sonó en el reproductor de Jin.

La canción era hermosa y Jin se descubrió disfrutando del tarareo acompasado de Jungkook.

Las cosas en su vida serían tan diferentes ahora, si hubiese tomado mejores decisiones. Ahora no había nada más que hacer, el pasado estaba dado, pero el futuro no y ahí es dónde Jin quería llegar siendo feliz.

Jungkook se despidió después de lavar los platos aunque Jin le había dicho que no era necesario. Pero él había sido tan insistente.

-Tu cocinaste, yo lavo platos. Es una transacción justa Aiden -había dicho Kook y no había dejado que Jin pudiera oponerse. Jin se había sentido tan bien de que alguien disfrutara y halagara su comida, por primera vez en muchos años se sentía especial y no sólo el estúpido y torpe esposo del magnate. Ahora sabía que todo estuvo mal, pero no siempre podía callar la voz de su ex esposo diciéndole lo inútil, torpe, poco agraciado y estúpido que era. A veces no podía borrar de su cabeza las veces que le golpeó, las ocasiones que le hacía suplicar por piedad, las ocasiones en que le humillaba en público al largarse de algún evento con uno o una de sus amantes, dejando a Jin solo.

La pesadillas volvían y a veces podía sentir el dolor tan vívido todavía en sus costillas o su rostro. A veces volvía a una de las brutales golpizas que recibió, su sueño inconsciente lo llevaba a la peor de las noches donde creyó que Walton lo mataría a golpes.

Fue de este sueño justamente, del que despertó asustado, llorando y sudando. Inmediatamente vio su entorno, el papel tapiz con las delicadas flores azules, el armario antiguo, la alfombra blanca.

Reguló su respiración hasta que se calmó, ya no estaba en su prisión de oro. Estaba aquí, en Scottville. En una casa acogedora, con vecinos muy amables, formando nuevas amistades. No era el prisionero de Christopher, era solamente él. Libre y vivo.

Al fin cenaron juntos. Jin dale chance al Kookie🥰🥰
Nos leemos más tarde💜no se olviden de votar por favor 😘

CUANDO TE ENCONTRÉ [KOOKJIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora