Will sabía que acosar a los omegas estaba mal.
Sabía que un omega tenía derecho a su espacio personal, su privacidad y un trato mil veces mejor del que los alfan sin cerebro les ofrecen cada día.
Y él, desde los 8 años, había jurado no ser nunca uno de esos alfas hormonales y territoriales que piensan que el género de omega y alfa los define como persona. Prometió ser un alfa responsable, bueno y paciente con quien fuera su omega y sería agradable con cualquier persona.
Bueno, esa última regla tuvo que cambiarla por Jack, cuando el hombre le presentó al que sería su nuevo psiquiatra. Y Will, debido al gran impacto que tuvo por la presencia del omega, empezó a criticarlo diciéndole "Anciano con hepatitis" causando que el hombre mayor solo elevara sus labios en una sonrisa de esfinge y dijera que sería un placer aceptar mi caso.
Luego de esa primera y horrible impresión me dediqué a leer y saber todo lo que se necesitaba sobre el Doctor Hannibal Lecter.
"Es hermoso" Decía uno.
"Es perfecto" Susurraba otro.
"Escuché que es un conde en su país de origen" Decía Jack.
"Debes ser una gran celebridad para que el tipo te invite a una de sus cenas" Dijo con envidia el jefe del psiquiátrico.
"No ha salido con nadie desde que lo conozco" Expresaba Alana con rencor.
Muchas personas utilizaban frases y adjetivos que describían al doctor, pero ninguno dijo la más importante de todas.
-Es peligroso.- Susurré.
La clase de peligro que no sólo te orilla a ser precavido, sino la clase de peligro que te causa pesadillas por la noche. Y esa es precisamente mi incógnita, saber que el omega era peligroso, gracias a mi empatía, y aún así, querer estar cerca de él.
Gravitar a su alrededor.
-¿Quieres cenar conmigo?
La invitación me sacó de mis pensamientos.
-¿Qué?
-Me escuchó claramente la primera vez, no creo que deba volver a repetirlo.
-Es usted muy engreído y algo controlador.- Mis palabras se me escaparon de mi boca.
Él me dio una mirada divertida.
-¿Esa es la razón por la que me ha estado espiando en los últimos días?
Mi corazón dio un vuelco.
-Yo...yo...eh, no sé de que hablas.
-Soy muy observador, Will. Mucho más que el promedio. Claramente no pasaría por alto esos riso cobrizos que se ven por todas partes muy cerca del lugar en el que estoy, eso ha sucedido en los últimos 4 días. Quería saber si le soy motivo de repulsión o...
-No.- Dije apresurado y nervioso. Y sin verlo a los ojos tuve que admitir. -No me disgustas Hannibal, es solo que no muchas personas me...bueno...
-¿Le hacen sentir una especie de molestia?- Hannibal intentó adivinar.
-No me produces molestia.- "Todo lo contrario" Pensé con terror.
-Entonces esta noche a las 8 ¿Está bien?
-¿No debería ofrecerte una invitación yo? Debes estar acostumbrado a eso. A que otros alfas te inviten.- Esperaban que mi voz no sonara tan celosa como quería.
Ante su sonrisa sincera, sabía que había fracasado.
-Muchos Alfas, betas y omegas me invitan a salir.- Me dio la razón, dejando que me sintiera mal. Luego de una pausa, se acercó más de lo necesario y tocó sutilmente mis risos. -Pero yo nunca he invitado a nadie a una cena en mi casa. Hasta hoy, claro.
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Corazones entrelazados
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