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Llevaba ya una hora esperando, y eso que ni siquiera había llegado tan pronto como abrieron el local

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Llevaba ya una hora esperando, y eso que ni siquiera había llegado tan pronto como abrieron el local. Si no fuera porque la chica tenía mi teléfono y el bolso que había encontrado en una tienda de segunda mano y que sería imposible volver a comprar, me habría levantado de allí tan pronto como me había acabado mi Americano.

Cada vez que sonaba la campanilla levantaba la mirada para ver quién venía, pero hasta ahora solo habían entrado parejas o grupos, y la única persona que había entrado sola era una mujer a quien ya estaban esperando en una mesa. La mesera volvió un par de veces para preguntarme si quería pedir algo más, a lo que me negué a pesar de su insistencia en que consumiera algo o me fuera. Cuando ya estaba por pasar el límite de espera autoimpuesto, una chica entró arrastrando los pies. Tenía el cabello pintado de turquesa que le caía tijereteado de cualquier manera sobre la chaqueta negra con tachas, y jeans también negros con agujeros en las rodillas a pesar del frío. Se limpió los bototos rosas en la alfombrilla antes de levantar la vista para buscar a alguien y entonces la reconocí: era la vocalista de The Ultimate, aunque no se parecía tanto a ella misma sin el maquillaje ni las luces estroboscópicas sobre su piel. Nos miramos un momento y allí fue cuando vi que llevaba mi bolso en las manos. Se acercó a la mesa con el cuerpo pesado, como si no hubiera dormido, y por las ojeras que tenía, me parecía que ese era el caso.

—Hola —saludó como una niña—. Lamento si te hice esperar mucho, tuve problemas para llegar. ¿Puedo sentarme?

Se portaba más educada de lo que su apariencia daba a pensar, pero no era quién para juzgar. Yo me veía infinitamente más dulce de lo que en realidad era. Le hice un gesto para que se me uniera y cuando la mesera se acercó, pidió un chocolate caliente, un trozo de pastel y unas tostadas. Bien. No sabía que íbamos a quedarnos ahí. Había creído que sería un intercambio rápido, pero ella parecía tener otros planes. Estuve tentada a decirle que tenía que irme, total, ya me había hecho perder mucho tiempo, pero entonces me entregó mi bolso cuidadosamente lavado junto con mis pertenencias, que había puesto en una bolsita. Me enterneció un poco, así que supuse que podía quedarme un poco más.

—No tenías que lavarlo —dije a modo de agradecimiento.

—Se cayó en una poza —explicó—. Si no lo hacía y pasaba más tiempo, puede que la mancha no saliera.

Quise decirle que las manchas siempre salían de alguna manera, pero me mordí la lengua. Quizás no era la bajista, pero seguía siendo miembro de The Ultimate, y además, podía ayudarme a conocerla, no podía darme el lujo de ser desagradable.

—Pues muchas gracias —le sonreí, y en realidad fue sincera—. Soy Dara.

—Yo Ibbie.

Lo sé, quise decirle, pero no era la idea parecer una acosadora.

—Creo que te he visto antes —probé. Se le iluminó el rostro.

—¡Y yo a ti!

—¿Ah sí? —Parecía haber despertado repentinamente al oír mis palabras, de repente estaba muy animada—. ¿Dónde?

[FINALISTA WATTYS '24] Llévate estas canciones viejasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora